La fantasía, al menos la de espadas, nigromancias varias y
mundos fantásticos, es algo que tenía un poco aparcado. Patrick Rothfuss y
George R. R. Martin se encargaban de llenar el cupo y hasta que no me puse al
día con ambos, no me acordé de otros autores cuyos libros en su momento no me
habían convencido demasiado. Ahora que ambos se lo van tomando con calma, era
un buen momento para encontrar algo más de variedad.
Tanith Lee. Volkhavaar. Aunque durante los ochenta se
publicaron en España varias novelas y antologías de esta escritora, desde hace
una década desapareció de los catálogos, y tras terminar este libro, me parece
que de una forma bastante injusta. Hasta entonces no me había interesado mucho,
creyendo que sería otra Anne Rice con espada y brujería en lugar de vampiritos.
Volkhavaar está muy lejos de esa comparación: el estilo es mucho más gótico y
cercano al Romanticismo que la fantasía heroica habitual. Los personajes y
escenarios resultan bastante exóticos, recordando en muchos casos a Las mil y
una noches. De hecho, la protagonista es una esclava, quien se enamora a
primera vista del actor de una extraña compañía ambulante: ofrecen espectáculos
de ilusionismo que parecen reales, pero cuando la función termina, los artistas
parecen marionetas en manos del director de la troupe…y ninguno de ellos tiene
sombra.
Tanto los escenarios, describiendo estepas y bandas de
ladrones a caballo, como la condición de la protagonista, la que recuerda a la
tradición oriental: se plantea como algo normal, una situación asumida que esta
supera con tesón, principalmente (porque de sentido común, la pobre no anda muy
sobrada. Demasiadas emociones). La historia de amor, al menos como desencadenante
de la trama, funciona debido al estilo de la historia, muy decadente y tan
irracional como cualquier heroína romántica. Lo cierto es que también hay que
tener esta forma de narrar muy en cuenta, porque viéndolo desde una perspectiva
más seria, resultaría bastante pillado por los pelos. Pero a medida que avanza
la historia, esto va convirtiéndose en algo menor, cobrando mayor importancia situaciones
aisladas, como la historia del villano principal, narrada magistralmente, y la
descripción de la magia y los dioses, formando una parte indispensable de la
historia y sin que en ningún momento parezca una digresión o un manual de
hechizos de la Dragonlance. Bueno, y además tiene su gracia el caracterizar al
antagonista como un completo sociópata, sádico irredimible y técnicamente
inhumano…al que le gustan los gatos.
Al poco de terminar el libro, me enteraba del fallecimiento
de Tanith Lee el pasado domingo, tras casi noventa libros sin contar los
relatos. No sé si es de esos escritores que se quedan en una sola genialidad,
limitándose a repetir los mismos clichés en el resto de libros. Pero Volkhavaar
me ha gustado lo bastante como para querer comprobarlo.
Tad Williams. La canción de Cazarrabo. Añoranzas y pesares es la saga más conocida de
Williams. Una saga que abandoné al tercer tomo por hacérseme demasiado larga y
darme la impresión que todos los arquetipos sobre nacimientos del héroe y
salvar reinos los había visto demasiadas veces, y que Williams tampoco aportaba
nada nuevo. Pero fue precisamente un libro, de esos escritos de forma
independiente (algo que siempre agradezco un montón entre tantos tomos y sagas
no autoconclusivas), mucho más breve..y en el que el protagonista era un gato.
Un minino llamado Fritti Cazarrabo que, como buen héroe fantástico, se enfrenta
muy a su pesar las desapariciones que están sucediendo en su comunidad.
El libro está escrito con mucho humor. Pero muy sutil y
entrañable, sin buscar abiertamente la broma. En realidad recopila todos esos
gestos de los gatos, dándoles un sentido a todos esos pequeños gestos que
hacen: los intercambios de manotazos, el dar vueltas sobre el sitio en el que
se van a acostar, e incluso una mitología propia donde, adecuadamente, explican
la creación de los humanos como servidores de los gatos. Todas esos guiños que
reconocen los lectores y que el autor, al que se le nota que le gustan los
animales, utiliza con bastante ingenio.
La novela tiene un carácter a ratos bastante ligero: es una
historia sobre viajes, aventura, y en la que se añade también un componente
realista mediante las referencias a las otras especies, y en concreto, a los
humanos. Pero por su planteamiento fantástico se evitan muchas situaciones
dramáticas que son habituales en otras series escritas desde una perspectiva más
cercana a la naturaleza tal y como es, que sería la de los Gatos guerreros.
Esto no supone que La canción de Cazarrabo sea una historieta edulcorada,
porque tampoco busca deliberadamente un final feliz ni huir de las situaciones
trágicas aunque la narración las necesitara. Si no que más bien es un cuento,
con todas las características que estos tienen, y que gustará a todos los que
tengan felinos. Y probablemente, también a estos últimos.
4 comentarios:
A mí Tad Williams me suele convencer, Añoranzas y Pesares me encantó, y La Canción de Cazarrabo también.
Al final de Williams me quedé solo con esas dos series (para fantasía, me acabó gustando más el locurón de Michael Moorcock y Elric), pero Cazarrabo es entrañable. La parte más fantástica con la realista, el mundo de los humanos, vamos, está muy bien conseguida y...demonios,¡Hasta los gatos esqueleto me gustaron! ¡Si tenían nombres egipcios y todo!
De Tanith Lee solo he leído una novela, y fue hace la tira de años: "Hijos de lobos". No recuerdo los detalles, pero creo que era una historia de licantropía y romanticismo, de ambientación medieval (o algo así) y mucho mucho decadentismo. Tengo buen recuerdo de ella, pero luego no he tenido ocasión de repetir con nada más, y ni siquiera sé si hoy pueden encontrarse con facilidad sus libros, aunque sospecho que no.
Precisamente decadentismo es el adjetivo que mejor se adapta. Ella utiliza un estilo mucho más cercano a este que por ejemplo, al Romanticismo o al gótico. Lo cierto es que esta novela me hizo pensar que Lee triunfa donde Anne Rice se hace cansina, y Poppy Z. Brite, directamente insufrible.
Y sí, pese a una carrera bastante extensa, hoy es relativamente difícil encontrar algo suyo en español. Creo que lo más reciente que se publicó son los dos volúmenes de Pirática, una serie de carácter infantil, en el 2011.
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