jueves, 29 de septiembre de 2022
Los perros de Tindalos. Frank Belknap Long. Si sale en el Necronomicon, dispárale
jueves, 22 de septiembre de 2022
a leyenda de Vox Machina (2022). Entre críticos y pifias
Aunque Dungeons and Dragons sea ya una parte de la cultura popular, y mucho más mayoritaria desde su aparición en Stranger Things, su carrera en el medio audiovisual ha sido irregular en muchos casos. Frente a la franquicia del juego de rol, compuesta por infinidad de libros y comics, la serie de dibujos de 1983 es recordada con más nostalgia que otra cosa (especialmente su sintonía en castellano), y la película de 2001, con una mezcla de ironía y vergüenza ajena. Serían los fans del juego los que sacarían adelante una producción animada. Y lo de sacarla adelante, de forma literal, ya que esta surgió de un proyecto de crowdfunding para financiar una serie que…bueno, en realidad tampoco se trata de una creación oficial, sino de la adaptación de una campaña de Critical Role, un grupo de jugadores dirigidos por Matt Mercer que retransmiten regularmente las partidas creadas por este. Debido al éxito, no solo fue financiada y adquirida por Amazon, sino que la propia D&D dio su visto bueno. Si, que suena todo muy raro ¿ Financiación por mecenazgo? ¿Gente viendo por youtube como otros juegan a rol? Eh, que llevamos décadas viendo como el público sigue por televisión partidos de fútbol: el concepto de lo que es raro y lo que no, viene determinado únicamente por superioridad númérica.
El mundo, al menos en esta primera aproximación, es bastante genérico: una mezcla de arquetípicos de fantasía donde conviven distintas especies, magia y tecnología, sin que haya nada que lo individualice respecto de otros escenarios similares (Este podría ser perfectamente uno de los reinos que aparecen en los animes de Slayers) en el que lo que funciona son los personajes y como estos han ido desarrollándose. Estos tienen un carácter muy marcado, derivado del medio inicial en el que fueron creados, con una serie de trasfondos que se resuelven o se irán resolviendo más adelante. En esta primera temporada, sería la venganza de Percy y la crisis de fe de Pyke. Y cuya presentación avanza al mismo tiempo que el desarrollo del guion: los dos primeros episodios sirven como introducción para los protagonistas y para el escenario, algo tan sencillo como la primera aventura que actúa como gancho para la principal. El derrotar a un dragón y ganarse el favor del reino es la base para establecer las dinámicas entre los protagonistas y el tono que, en principio, mantendría la serie. Y que, una vez comenzada la historia principal, cambia radicalmente. Los escenarios, antes muy luminosos, se vuelven oscuros y violentos, pierden esa comicidad inicial que ahora se espacia, apareciendo en ocasiones muy contadas, y donde no se escatiman las situaciones violentas que, aunque estas no alcanzan lo que estamos acostumbrados en la animación adulta, son una parte necesaria.
Pese a contar con un origen muy vinculado a su fandom, el resultado es mejor de lo que podía esperarse: la serie, sin inventar nada, es divertida, consigue complicidad con el público y es muy consciente de si misma, evitando que sus personajes se pongan excesivamente intensos o que un tono demasiado serio y dramático la convierta en una historia derivativa. Uno de esos casos en los que lo que nos han contado mil veces, funciona de nuevo.
jueves, 15 de septiembre de 2022
Grady Hendrix. Horrorstör. Terror en la gran superficie
jueves, 8 de septiembre de 2022
Lecturas de la semana. El milenarismo va a llegar