En las últimas visititas a tiendas de segunda mano, además de antologías de Martínez Roca o de Bruguera, he podido encontrar libros un poco más difíciles de localizar. M-as de una vez, entre decenas de copias de J. J. Benítez, Dean Koontz, y recientemente, de Stephenie Meyer y Charlaine Harris, han aparecido ejemplares impecables de la colección de fantasía de Círculo de lectores ,copias de la colección Marabout fantastique (informo que varios de estos se encuentran a salvo en mi casa), y también novelas policiacas de Bruguera que podían ser de todo, menos rutinarias…además de algunos libros de los que solo cabe preguntarse de dónde demonios han salido. Estos, sin duda son los más desconcertantes y divertido a a la hora de encontrarlos. Y es que, ¿a quién no le va a gustar una novelita de terror de una editorial perdida, con publicidad en las contraportada más que dudosa? porque esta semana viene un poco de ambas.
Pierre Véry. El traje de los domingos. Cada sábado por la noche, un estrafalario personaje se cuela entre las paredes de una villa de Senecay, para realizar una visita a dos hermanas que lo aguardan con intenciones muy distintas_: una está dispuesta a matarlo antes de que este acabe con ella. Otra lo aguarda perdidamente enamorada de él. Sin dejar tras de sí más rastro que una carta para cada una, las visitas vespertinas del señor Domingo se repiten en la casa desde hace años. Naturalmente, ambas hermanas, como sabe todo el pueblo, están locas de remate, al cuidado de la mayor de estas y la fiel criada de la casa. El señor domingo no es sino la invención de dos pobres neuróticas…pero cuando una mañana, un hombre cuya descripción coincide con la del misterioso visitante, aparece muerto en las inmediaciones del pueblo, el suceso pone patas arriba la vida cotidiana de una comunidad, que apenas empieza a recuperarse del final de la guerra. Pero, aunque el cadáver del enigmático señor domingo haya sido visto por varios de los vecinos, María Eva, una de las dos hermanas, asegura que ese es un impostor.
Las novelas de Véry siempre han sido una rareza dentro del noir. Desde textos para un publico más joven, hasta las saga familiar de los Goupi, sus tramas, que transcurren en los aledaños de París o en ciudades de provincia, se caracterizan por una atmósfera extraña, opresiva, y por personajes que con toda su banalidad rozan lo siniestro, a veces, dotados de cierto patetismo y humanidad. El traje de los domingos describe un entorno cerrado, una mansión de familia bienvenida a menos, con tres mujeres atrapadas: dos en una locura compartida, y una en su papel de cuidadora o carcelera, algo que no queda claro hasta el desenlace. Y un pueblo donde la aparición de un cadáver desencadena cierta locura que parecía estar latente y una nueva ola de asesinatos.
Una trama tan retorcida en su apariencia que esconde en realidad motivos tan simples para ponerla en marcha como los que impulsan todo crimen: la venganza, la envidia o la frustración es lo que mueve a esos protagonistas aparentemente grises, pero que esconden tras su apariencia de normalidad matices tan complejos como el sentimiento de culpa y la desesperación de una solterona, las habilidades detectivescas de un instalador de gas (paradójicamente, es el personaje ajeno a ese entorno el que aporta lucidez y esclarece el caso), y sobre todo, la explicación a esa locura compartida, que no es sino causada por una périida tan real como la de un ser querido en la guerra, que en la novela se menciona como algo reciente. Pese a su tono intemporal (y que leída hoy hace pensar únicamente en “algún momento de la segunda mitad del siglo XX”), men
ciona todavía a jóvenes regresando de los campos de prisioneros, de desaparecidas y de viudas.
Entre lo real y lo fantástico, la historia presenta un relato donde la campiña francesa queda muy lejos del entorno idílico o costumbrista. Entre giros inesperados, personajes marcados por comportamientos extraños, la sensación continua de estar ante un secreto que el lector no puede descifrar hasta la última página, y donde permanece cierto toque de humor negro que prevalece desde el primer capítulo