Musicales los debe haber de todos los temas posibles, y rodado en cine, alguno más. Desde cosillas más o menos normales, como una cantante intentando triunfar en Chicago, la adapción del Rey León, hasta cosas que me rompen un poco los esquemas, como la vida y obra de una presidenta de Argentina, o espectáculos como Sonrisas y Lágrimas o Cabaret, que técnicamente son musicales son nazis. Bueno, también está Caníbal, el musical, pero este igual no cuenta mucho porque es cosa de los tipos de South Park, que tienen un humor muy raro, y el Rocky Horror Picture Show, que es de culto. Ah, y ese protagonizado por gaticos, que ahora que lo pienso, aún no he visto. Probablemente, porque no es un género que me interese mucho (los musicales, no los gatos. Evidentemente), exceptuando Cabaret, que es una de mis películas favoritas.
Lo que no suele haber, al menos que yo sepa (y de esto tampoco ando muy enterada), son musicales de ciencia ficción, y menos rodados en cine…Al menos, hasta que a un tipo se le ocurrió filmar Repo! The Genetic Opera, una tragedia como mandan los cánones de este género musical…en la que los personajes son un el presidente de una compañía de órganos de transplante, su familia, el asesino a sueldo de la empresa, y la hija de esta. Técnicamente, es una ópera rock, y el término le viene como anillo al dedo, tanto por su argumento completamente dramático, como por las canciones guitarreras de sus números musicales.
El argumento es lo que no es muy habitual en los musicales: en el futuro, una epidemia que provoca fallos orgánicos ha diezmado la población, hasta que un empresario ve la oportunidad ofreciendo transplantes y ventajosas opciones de financiación para sus pacientes. Eso, si son buenos deudores. Porque si no lo hacen, la cláusula de reposesión autoriza a la empresa a recuperar los bienes de quienes no pagan a tiempo. O lo que es lo mismo, el Repo Man, el asesino a sueldo de la compañía, viene y les quita los higadillos a los morosos. Más o menos, lo que hace hoy cualquier banco, pero más literal, con más música, y al menos, sin comisiones.
El único motivo por el que este se dedica a semejante trabajo es por su hija enferma y por una deuda que parece tener con el jefe de la compañía. Este último tampoco anda muy sobrado de salud, y teniendo en cuenta a los degenerados que tiene como hijos, una yonqui, un psicópata y un adicto a la cirugía completamente desquiciado, es normal que se preocupe por el futuro de la compañía. Y uno de los próximos trabajos del Repo Man será cobrar la deuda de una cantante de ópera, que obtuvo un transplante de córnea a cambio de trabajar a sueldo de la empresa. Si algo pasa en la ópera, es que no hay coincidencias, por lo que este personaje también estará muy relacionado con la vida de los protagonistas.
La película es de esas que aprovecha para bien dos plagas de las que disfruta el cine reciente: los efectos especiales abaratados y los montajes de videoclip o de comic. Gracias a ellos, el punto de partida de la historia, y los flashbacks de los protagonistas se explican con viñetas de comics estáticas, sin que esto resulte extraño o fuera de lugar en una película que por si, es completamente teatrera y un poco irreal. De la infografía tampoco abusan, si no es para poder hacer algún plano en general de la ciudad futurista, o hacer que el metraje tenga un tono borroso. El resto, al tratarse de un musical con pocos personajes, aprovecha mucho más los decorados y planos más cercanos: no va a haber coreografías masivas, como mucho pueden cantar dos de ellos juntos. Y si el decorado tiene una pinta un tanto artificial o teatrera..bueno, eso se trata más bien de lo que estaban buscando a la hora de rodar, no ha sido por cutrerío.
De hecho, estos decorados, y el vestuario de los personajes, son completamente góticos: hay caras pálidas y cabelleras negras por doquier, levitas, mucho cuero, aunque la ciudad me hizo recordó a un Blade Runner un poco más exagerado y colorista. Con la historia, y ese diseño, es normal que haya también un poco de gore, pero es muy puntual, y de nuevo, muy de teatro: cuando sale el protagonista sacándole los higadillos a alguien mientras canta una pieza emotiva, es un poco difícil tomarse la escena como algo asqueroso. En todo caso, con humor negro.
Lo mejor, y por desgracia, también lo peor de la película, es el reparto. Porque como cantante principal actúa nada menos que Anthony Stewart Head, mas conocido como Rupert Giles en Buffy Cazavampiros, que desde hace algunos años demostró que tiene una voz envidiable. Al lado, Sarah Brightman como cantante ciega e incluso el cantante de Skinny Puppy, como uno de los herederos de la compañía y una caracterización que me recordó un montón al Fantasma de la Opera. Incluso Bill Mosseley, que parece que desde La casa de los mil cadáveres se ha especializado en hacer de psicópata peligroso, aunque resulta un poco chocante ver a un tipo de 58 años haciendo de primogénito de nadie.
Cascajo, cascajo...Tengo voz de cascajo y canto como un gaaato...¡¡Pero mi papá tiene pasta!!
La peor parte se la lleva Paris Hilton porque…sí, sale en la película, y eso solo sería suficiente como para estropearla de no ser por el resto del reparto y que por suerte, sale muy poco: no canta gran cosa y se limita a hacer de lo que sabe, que es ir de niña bien drogadicta y fiestera. Es más, hasta su voz de cascajo le queda bien para un personaje tan nulo, aunque teniendo en cuenta el estilo y vestuario de este, le hubiera ido mucho mejor un cameo de Lady Gaga que el tenerla a ella cual pájaro de mal agüero.
Hoy Repo! The Genetic Opera se ha convertido una pieza de culto, se lo ha ganado y me da la impresión que ha sido de las películas que más me han gustado en todo el año. Aunque también lleva a la confusión, porque un par de años después apareció Repo Men, una película de ciencia ficción con Jude Law y un argumento sospechosamente parecido, aunque por suerte para su director, se confirmó que el guión era anterior y que la similitud terminaba en la premisa de las dos películas. Supongo que porque en Repo Men nadie canta.