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jueves, 25 de junio de 2015

Insidious capítulo 3 (2015). Entre fantasmas, pero poco amistosos



Insidious ha pasado a convertirse ya en una franquicia por mérito propio. Ha alcanzado las tres entregas, de las cuales la última, y seguramente, las que vengan después, no cuenta con James Wan como director. Pero, a diferencia de las sagas de terror típicas, se basa en la creación de un escenario como origen de cada situación, elemento que puede proporcionar mucha más variedad que el depender de un personaje específico como motor de cada película. Incluso la forma de titular cada una, añadiendo el apelativo “capítulo” junto al número, es también una forma, bastante más directa, de intentar separarse del estilo de franquicias anteriores.


En este tercer capítulo es donde la serie arranca como tal, aprovechando el punto de partida establecido en los dos primeros: el mundo entre los vivos y los muertos permanece separado, pero algunos son capaces de cruzar de uno a otro. Estos pueden ser espectros que quieren volver a la vida como sea, o incluso no tener otra intención que dañar a los vivos. Pero algunas personas pueden utilizar sus habilidades psíquicas para ayudar a quien es victima de uno de estos seres. Es el caso de Elise, una médium retirada a quien una joven acude en busca de ayuda: desde hace tiempo ha presenciado algunos fenómenos, que tras un accidente de tráfico se ven acentuados. Lo que antes podían parecer cosas sin importancia se han convertido en una presencia contínua y mucho más amenazadora, que parece seguirla en todo momento.





El desenlace de la anterior entrega servía para establecer como personajes principales a los hasta entonces secundarios: el equipo formado por una médium y dos técnicos, quienes podrían seguir distintas investigaciones. Pero estos contaban con un detalle algo más novedoso: uno de ellos era ahora también un fantasma, por lo que detalles como la comunicación entre este y los otros personajes sería algo más complejo, algo a lo que también habían dedicado su tiempo a darle forma, y de manera muy efectiva. Pero para probar el éxito de estos como protagonistas, han optado por una solución menos arriesgada: la de la precuela. Porque en realidad este capítulo 3 sería anterior, y además de servir un poco como historia de orígen para este equipo, también les proporciona un guión un poco más típico y menos complicado a la hora de ofrecer soluciones: ¿para qué complicarse con el tema de un personaje muerto, si se puede contar algo menos arriesgado que la gente va a ver igual? Esto podría justificarse por todo lo relativo al trasfondo de los protagonistas, pero el que le han aportado resulta tan poco necesario que perfectamente podría haber tenido lugar sin ese intento de caracterización. Y por el camino, se ha perdido una opción tan interesante como la que prometía el final de Insidious 2.



El resto del guión también sufre un poco con este intento de ir por lo seguro: la joven protagonista y su familia se quedan un poco desdibujadas, y los intentos por caracterizar esta no sirven de mucho: este se queda en el típico drama familiar de padre viudo agobiado e hija incomprendida, con un par de amigos que aparecen por ahí para meter más diálogos. Además, este estilo de personajes sirve para tirar una vez más de un recurso bastante manido: el del fantasma bueno que aparece como deus ex machina para ayudar en un momento determinado. Algo que probablemente es lo que más chirría, tanto por ser algo que se ha visto en demasiadas ocasiones, como por ser bastante contrario a las bases que las películas anteriores habían establecido respecto al mundo de los muertos: una especie de purgatorio, entre almas en pena o criaturas más peligrosas, en el que su carácter amenazador hace imposible la presencia de estos estereotipos.



Pese al intento de caracterización de los protagonistas, bastante tópico, el resto de la película conserva en su mayor parte, el buen ritmo de las anteriores. Desde luego, está bastante lejos de lo que había conseguido la primera Insidious, pero en cuanto puede, aprovecha al máximo el planteamiento que esta le proporcionó: siguen empleando lo sobrenatural como amenaza física,  y explotando en lo posible todo tipo de escenarios siniestros: desde algo tan ordinario como un piso vacío desde hace años, como su versión todavía más desolada vista desde el limbo. Además, la caracterización del nuevo fantasma, hacen que se evite de una forma bastante efectiva otro de los tópicos del cine de fantasmas: el tener que buscarle un origen al espectro. La película se resuelve sin que sea necesario recurrir a ninguna explicación de quien es o que hace ahí: solo su aspecto externo (la respiración, la bata y una mascarilla de oxígeno) y explicar que lleva ahí demasiados años son descripción suficiente. Aunque, con esto último, no es que quede muy claro eso de las huellas pringosas con las que este se manifiesta ¿Es que es tan malo que además de atormentar a la gente les ensucia el piso?


El tercer capítulo de Insidious es una buena película de terror, pero no tan buena como podría haber sido. Cuenta con tópicos que pesan demasiado, y da la impresión de que la historia podría haberse contado de una forma más interesante como secuela y no como precuela. Pero al menos, es un comienzo interesante si la serie quiere plantearse como un grupo de películas aisladas que comparten escenario. Aunque, en beneficio de esto último, espero que no recurran tanto como en esta a las apariciones de La novia de negro para recordarnos la franquicia que estamos viendo. Esta no necesita ni monstruo oficial ni mascota corporativa. 

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