Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna

jueves, 11 de septiembre de 2025

Lecturas de la semana. Colecciones recicladas

 


Como compradora habitual de libros de  menos de cuatro euros y más de cuarenta años,  he comprobado que no solo de Bruguera  vivía  la literatura de terror asequible. Otras editoriales, más  pequeñas, publicaban títulos bajo la etiqueta de terror,  con ediciones más o menos  de bolsillo y que hoy  son difíciles de encontrar. En este caso, la editorial  Geasa, bajo el sello “Relatos terror”, publicó a finales de los setenta  varias novelas cortas, seguramente  compradas en bloque a la editorial propietaria y  con un criterio  a la hora de promocionarlas  cuando menos curioso: “best sellers europeos” e insistiendo en cada numero que además de los criterios de calidad,  interés de la trama o fama del autor, también lo era el número de ventas…¡nada menos que  500.000 ejemplares! Ante todo, que quedara claro que aquí solo había superventas.  No parece fácil que hubiera tanto francés para cada novela. Porque   estos libros eran en realidad números de la colección Angoisse de Fleuve Noir, una editorial que solía publicar novelas de terror, suspense o ciencia ficción  de autores patrios en los que la calidad  era variable. Fue  El retorno, de Alphonse Brutsche, un seudónimo de Jean Pierre Andrevon,  el primer número que encontré de la colección. Una historia de aparecidos muy macabra del estilo de Aterrados de Rugna.  El asesino está en casa, de José  Michel, era más  bien un thriller claustrofóbico que terror.

Estos dos números son los últimos que he podido encontrar hasta la fecha, en la librería que suelo visitar cuando vuelvo por vacaciones y donde  hay que reconocerle que he encontrado auténticas rarezas y frikadas vintage.



Kurt Steiner. La llama y la sombra.  En un pequeño pueblo  cerca de Edimburgo, durante  una  atención rutinaria, el médico local comete un error que  cuesta l vida a una paciente. Tras ocultar el error que condujo a esta situación,  este sospecha  que algo extraño sucede: desde el  primer momento supo que su medicación  había sido la correcta.  Pero también, uno de sus vecinos ha desaparecido, no solo del pueblo, sino también  de la memoria de sus habitantes, para ser sustituido por una enigmática joven que vive  junto a su padre alcohólico.  Cambios en la realidad, percibíos únicamente por él, quien  presencia como cada uno de ellos parece destinado a  provocar su ruina o llevarlo a la muerte. 

La novela juega mucho con esa característica del fantastique  que es esa a falta de lógica,  convertida en una ventaja: poco importa el porqué, sino  lo extraño de la situación. En este caso, el motivo de estos cambios en la realidad, las criaturas que lo provocan, ni el motivo por el que él protagonista ha sido elegido como víctima, son desconocidos.

Steiner, un seudónimo de  André  Ruellan, recurre a un entorno tan  vinculado a las historias sobrenaturales como es Gran  Bretaña, además de  alejar la narración de un público al que seguramente,  le parecería   Edimburgo  un entorno más exótico.  O cando meno, tan detallado como le permitió la guía de viaje con la que seguramente escribió el primer capítulo: mientras el escenario principal se limita a ser un simple pueblo con casas y árboles, el autor  enumera  todas las calles principales de la ciudad: la Royal Mile,  Princess Street, Greyfriars…un intento   o bien de dar veracidad, o de ir rellenando el número mínimo de páginas, aunque para los lectores que ya disponemos de Google Maps,  tiene su gracia el descubrir al momento que es lo que hay  en el número 12 de Candlemaker Row, donde debería estar la tienda de fotos que menciona la historia.

El resultado es un poco irregular,  no llega a  provocar esa sensación de extrañeza que  le sentaría muy bien a una narración sobre   falsas realidades y fuerzas ocultas, pero tiene esa  velocidad de lectura y sencillez  en l ejecución que lo convierte en una curiosidad de otra época.


Jean Murelli. El órgano del horror. Tras el   fracaso de la última sesión de un reputado mentalista, el periodista encargado de hacer el reportaje desaparece misteriosamente. Lejos de tener algo que ver con ello como parte de una venganza,  el mago advierte a su compañero que algo ha sucedido. La  última pista de su paradero lo conduce a un pequeño pueblo de la campiña francesa. Los únicos visitantes han sido, precisamente, un periodista al que nadie ha visto, pero también un misterioso científico y su esposa.  Este es solo una de varias personas que han desaparecido en el pueblo durante las últimas noches, precedidas por los acordes de un órgano. 

Si la colección de Fleuve Noir tiene como los bolsilibros Bruguera, un poco de todo, después de tres números con historias bien planteadas dentro de su sencillez y limitaciones, esta es una de las más flojas. Su desarrollo es un batiburrillo de tópico del terror de los sesenta, donde hay médiums, pueblos siniestros, brujería, posesiones demoniacas, m ad doctors, secuaces siniestros y silenciosos y  hasta viajes astrales. Es que no queda ni un palo por tocar, y  ninguno  sale bien. 

La  trama comienza con los periodistas   genéricos, el veterano descreído y el más joven, quizá más respetuoso con las fuerzas que no comprende. Continúa con un viaje a un pueblo siniestro que no es tanto, presenta al interés romántico,  una femme fatale que  quiere dejar de serlo (en este caso, una bruja obligada a cumplir  los deseos de su amo demonio y científico loco) y un antagonista de orígenes exóticos, que no contengo con intentar   acercarse a la trama de la explicación racional también incluye  características sobrenaturales y n final abierto  intentando dar una sensación  ominosa que, bueno, más que  final  no feliz para su protagonista, tampoco hace gran cosa. 

Al igual que las anteriores, esta es breve, casi  con una longitud que parece establecida en las 200 páginas  de la colección lo que hace que  como lectura no de tiempo de abandonarla. Una curiosidad, d las flojas, dentro de una colección casi desconocida. Aunque me gustaría pode r encontrar alguno más de los ocho o diez libros que publicó  Geasa. 


 




 



jueves, 4 de septiembre de 2025

Lecturas de la semana. Antologías remix

 

Puede que no salgan en la lista  de  los más vendidos durante el verano  o  en los libros que uno se llevaría a la playa, pero p ara las vacaciones siempre acaba cayendo alguna antología de Bruguera o similares  gracias a las visitas por la tienda de segunda mano: ocupan poco,  muchos de los relatos  incluidos  son desconocidos y tienen un papel que las hace indestructibles (no se puede decir lo mismo del encolado. Lo mismo aguanta un segundo Chernobil, que se ha quedado seco y se desintegra).  En este caso, la Selección Horror de la editorial,  con unos volúmenes más pequeños  que  otros publicados con carácter temático, como  Historias sobrenaturales o Siniestras,  son una mezcla entre  cuentos leídos hasta la saciedad y  otros que ni se conocían,  y una  completa falta de fidelidad al material original.

Es precisamente en la primera entrega de esta selección donde  puede verse referenciados las fuentes originales de los cuentos publicados: varias antologías de distintos títulos, desde   relatos selectos de terror, algún ómnibus sin hilo conductor aparente, que solo tenían  en común haber sido compiladas por Kurt Steiner, a quien sí que se menciona en cada uno de los números de la  colección. Colección de la que    esta vez, a base de ir encontrando ejemplares de forma aleatoria, he  conseguido los dos primeros.


Horror 1. Tras un breve prólogo de  menos de una página, en la que se habla de forma genérica acerca del terror y la  fascinación que este ejerce,  ocho relatos sin ninguna conexión entre sí ni por temática, autor o época,  narran distintas situaciones: desde el Ultimo amanecer recorre de manera desoladora,  pero también muy naif a nivel científico, la os últimos días de la tierra por un cataclismo espacial,  pasando por clásicos inevitables como Los hechos de M Valdemar o El horla, así como narraciones de la época pulp como El lienzo de la locura de Seabury Quinn.

Quizá en este caso lo más  llamativo sea la antigüedad de algunas narraciones que seguramente no hayan vuelto a ser publicadas desde entonces. Si las más recientes  son la venganza muy propia de los comics EC narrada en El lienzo de la locura, o  ese hipotético episodio sobrenatural en la vida de Somerset  Maughan,  ya en los sesenta,  hay relatos de 1902,  o de 1916 que sorprenden tanto por lo poco conocidos y lo original de sus tratamientos.  Si El buque fantasma de  Middleton  puede ser relativamente recordado por su ironía a la hora de  narra la vida cotidiana de un pueblo que convive con sus espectros, la descripción del fin del mundo  de El ultimo amanecer combina la inocencia  propia de ese desconocimiento del espacio  con una situación tan devastadora  como la descrita en  La nube púrpura de Shiel. Casi inmortal, de Austin Hall, es un cuento  sobre vampirismo, magia negra y un villano que se adelanta al menos una década al pulp. Una selección sorprendente que termina con un reato  más clásico como el  de Dickens y  Juicio por asesinato, pero que   resume un poco el tono general de la colección: te puedes encontrar cualquier cosa.


 Horror 2. De nuevo, tras un prólogo,  ocho relatos   en los que los clásicos son algo menos vistos que en otros números: el fantasma inexperto de H. G. Wells, una historia con bastante ironía acerca de las normas que rigen  a los habitantes del mas allá y  por qué estas no deben ser imitadas por un mortal. Schalcken el pintor, de Le Fanu,  guarda en común con el anterior la descripción de lo que sucede cuando los vivos y los muertos ocupan lugares que no les corresponden.

En este  tomo hay bastanteas nombres  conocidos:   Bradbury destaca con un relato inquietante acerca de  enfermedades infantiles y  su contagio. Además de dos nombres que sonarán  por el círculo de Lovecraft: Frank  Belknap Long y Robert  Bloch, años después de sus aportaciones a los Mitos, y ya con narraciones muy distintas.  Una aventura pulp espacial en el caso de Long, y una  vuelta con mucho humor negro al tema de los objetos malditos, en los que no falta una referencia al  Vermiis Mysteriis inventado por Bloch.

Los  cuentos menos conocidos, una venganza de unltratumba de  Robert  Barbour  Johnson en la  Ultramuerte de Thaddeus  Warde,  Gardner  F.  Fox y su  revisión de las vidas  pasadas con giro final en Vete, lluvia, vete, y la versión  moderna de un cuento popular tan siniestro como El flautista de Hamelin,  de Eric  Frank Russell terminan un tomo igual de variado en el que incluso los cuentos más antiguos y con más posibilidades de haber  aparecido en otras antologías todavía no están lo bastante trillados. 


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