La historia que Rob Zombie retoma viene a ser la misma que
en 1978, aunque adaptada a sus preferencias y forma de rodar. En la noche
de Halloween, un niño comete el brutal
asesinato de su familia. Tras veinte años encerrado en un centro psiquiátrico,
es atendido por el doctor Loomis, quien ve desesperado cómo este se ha aislado
progresivamente tras una máscara. Este decide abandonar definitivamente su
caso, y esto, o quizá no, hace que Michael Myers reaccione violentamente
escapando del manicomio y regresando a su ciudad, para terminar lo que comenzó
hace veinte años.
Como no he visto la Halloween original de John Carpenter (y
eso que este director me gustaba mucho. Pero las de fantasmas o las de Snake
Plissken. A mí los asesinos..puah), no puedo compararla con la versión de Rob
Zombie. Pero esta en un principio, me ha parecido una visión del tema con
bastante potencial. La idea original de Michael Myers, en su arquetipo de “loco
que anda suelto” es la del Hombre del Saco, o la de los maníacos que pueblan
las leyendas urbanas. No hay que entender lo que hace, solo temerlo. Y este es
un elemento que intenta mantener la mayor parte del tiempo: bien añadiendo la fijación por las máscaras al
trasfondo del personaje, o bien mediante las conversaciones que tienen los
personajes acerca de la existencia de este estereotipo. No llega a funcionar
todo lo bien que podría, porque lo acompaña un error: la primera media hora la
dedica a presentar los orígenes del asesino en serie, donde además de mostrar
sus tendencias, no escatima a la hora de presentar un entorno negativo..Todo
muy psicológico, y que aunque resulte bastante bien narrado, hace que el
personaje tarde mucho en ser amenazador: la gracia del hombre del saco es que
nos da miedo, y no nos interesa su entorno social, las medicaciones que le den
o si va a cobrar pensión no contributiva cuando salga del psiquiátrico.
Probablemente la idea fuera, además de remake, el hacer una
especie de homenaje al género de los asesinos, incluyendo muchos de los
elementos comunes. Pero esto no termina de convencer porque hace que algunas de
las situaciones sean un tanto predecibles, o parezca que Michael Myers solo va
a matar a los secundarios que le caigan mal al público. El mundo presentado en
Halloween es a veces sórdido hasta no aportar nada: ¡familias desestructuradas!
Enfermeras bordes! ¡Celadores violadores! ¡Y un camionero que pasaba por ahí
pero que tampoco es muy simpático! Solo en un momento, gracias a el papel de
Danny Trejo, el personaje vuelve a resultar una verdadera amenaza y a encarnar
esa idea de asesino suelto.
Y este logro es muy breve, porque al poco, la película
cambia el ritmo para meterse de lleno en el slasher. En algunos momentos,
Zombie aporta originalidad gracias a su humor con diálogos un tanto bestias y
al intentar dar algo de vida a personajes secundarios necesarios para tener
algo de empatía con la película. Pero en seguida opta por una solución menos
creativa al empezar con los sucesivos asesinatos de adolescentes. Y he tenido
suficiente con seis o siete entregas de Halloween más unas doce de Viernes 13
como para que ese estilo no me chiste
mucho. No es hasta la última parte cuando recupera el pulso, saltándose esta
norma de un crimen detrás de otro para ofrecer un par de secuencias un tanto
enigmáticas (y mucho más interesantes) y un final que, aunque siempre parece un
poco visto, sí cuenta con bastante más fuerza que los productos habituales.
Un aspecto que sí resulta interesante es la estética: es
mucho más discreta que en La casa de los 1000 cadáveres, pero se nota que a
Zombie le encantan los años setenta y estos se reflejan perfectamente, de una
forma muy poco luminosa, pero sí muy discreta, casi gris, y realista. En ningún
momento se menciona la fecha inicial expresamente, pero esta es claramente
reconocible. Y la época actual en la que se desarrolla el resto de la historia,
también es bastante curiosa: algunos detalles de atrezzo, como las televisiones
o los teléfonos, dan a entender que la época en la que sucede el quión no es la
misma en la que se ha rodado la película…Son cosas muy menores, pero que a mí
me resultan divertidas y denotan mucho cuidado en la ambientación.
Un personaje clave para la serie de Halloween es el doctor
Loomis, interpretado por Donald Pleasence durante casi todas las entregas. El testigo
lo retoma Malcolm McDowell, de forma tan competente como podía esperarse de él.
También me sorprende Sheri Moon Zombie, que no se pierde una película de su
marido y a quien me había acostumbrado a verla en papeles de medio histérica, y
enseñando cacha. Su papel como madre de Michael Myers también tiene bastante de
eso, pero demuestra tener algo más de registro al contar con un par de
secuencias donde se defiende bastante bien haciendo de madre sufrida. Aunque,
quizá el mayor acierto sea el niño que interpreta al joven Michael Myers: entre
su aspecto un tanto grandullón, y esa cara inexpresiva que mantiene en todo
momento, resulta bastante inquietante y da una idea del personaje que se
convertirá veinte años después.
En general, Rob Zombie ha conseguido un buen remake: tiene
sus fallos (unos cuantos), pero se nota que le gusta el cine de terror, sus
elementos, y quiere ofrecer algo propio y no un refrito para el público de
nueva generación. Pero el mayor problema de este Halloween es el mío: pensé que
este género no me gustaba por haber visto solo bodrios como Viernes 13, pero es
que directamente, no puedo casi con ninguna. Me aburren los enmascarados, casi
tanto como pueden gustarme los zombies, me aburren los asesinatos aleatorios, y
a menos que se trate de algo donde se salga un poco de la norma, como The
Collection, creo que voy a seguir con los muertos vivientes y demás monstruos. De
momento me parecen más divertidos.