"Si hubiera que elegir un sonido universal para la paz, votaría por el ronroneo".
B. L. Diamond
Nunca tengo muy claro qué criterio siguen en la biblioteca a
la hora de poner los libros en el expositor principal. No parecen ser las
últimas compras, porque algunos de ellos llevan un tiempo en las estanterías.
Tampoco va por temática porque cada ejemplar parece de su padre y de su madre.
Ni tratarse de ninguna decisión concreta de los bibliotecarios por los mismos
motivos de antes. A veces sospecho que en realidad van con prisa y optan por
presentarlos ahí en lugar de clasificarlos por cuestiones de prisa o incluso
falta de espacio. Pero no soy la más adecuada para quejarse, porque gracias a
estas coincidencias es como he podido encontrar algunos de mis últimos libros.
Iégor Gran. La revanche de Kevin. Para hacerse una idea de
la intención del libro, Kevin no es aquí el nombre asociado a los seguidores de
Terry Pratchett, sino el equivalente al Jonathan en España: un nombre foráneo
muy ligado a estereotipos y connotaciones negativas. El protagonista, nada
menos que un Kevin, vive con un complejo de inferioridad, cuya causa real o
imaginada no queda clara, y que decide vengarse de la clase intelectual
empleando sus propios defectos: haciéndose pasar por un editor, mantiene
durante semanas la esperanza de publicar la obra de sus víctimas. Pero es tras
el suicidio de un escritor, con quien mantuvo su broma durante meses, cuando
Kevin empieza a plantearse si su venganza ha ido demasiado lejos. O si en
realidad ha sido él el engañado. O si tal vez el mundo editorial merecía la
burla a la que Kevin lo sometió durante meses.
El autor había ganado hace unos diez años el Premio Nacional
de Humor Negro, y la idea de este libro va por un camino similar: es una
crítica muy ácida, pero también muy específica, a un sector determinado de la
sociedad francesa. En este caso, a la intelectualidad, tanto en el mundo
editorial como en el de la comunicación, pero también a la clase privilegiada
que a menudo va ligada a la lectura y escritura del tipo de novela a la que
hace crítica: en mayor o menor medida, acaba haciendo burla de los progres, de
sus alevines formados en Grandes Escuelas, y también muy vinculado a ello, a la
hipocresía. Porque uno de los detalles principales consiste en la oposición
entre el trabajo de su protagonista, encargado de obtener recursos y
patrocinadores, y el desprecio que sus compañeros hacen por considerarlo una
labor poco creativa.
Esto también, resulta muy matizado: el protagonista no se
caracteriza como una persona especialmente fiable en sus apreciaciones, también
muy marcado por un carácter un tanto obsesivo. Pero al que también dota con
unos rasgos nobles, en contraposición a gran parte de sus compañeros de
trabajo. Esta forma de desarrollo se debe a la redacción de la novela, que en
principio se ha planteado como un texto bastante tradicional, en tercera
persona, pero al que se le añaden notas al pie sobre la verdadera identidad del
protagonista o testimonios de quien lo conocieron. Un poco, como si fuera una
novelización de un caso verídico. Y en el que también se mantiene esa intención
de permanecer objetivo: el estilo evita cualquier tipo de descripción o frase
ingeniosa, siendo los personajes y sus rasgos los que van creando la atmósfera
de la novela. Atmósfera que, pese a lo irónico en sus comienzos, va tomando un
tinte mucho más despiadado en el desenlace….Más que humor negro, la novela de
Gran tiene muy mala baba.
Emmanuel Carrère. La moustache. Un hombre decide una mañana
afeitarse el bigote, pero su broma particular no parece causar mucha impresión
entre su mujer y amigos. Principalmente, porque estos aseguran que él nunca ha
tenido bigote. Al igual que, según asegura su mujer, nunca han salido de viaje.
Como tampoco existen los amigos con los que él cree haber cenado hace unos
días. Ni su padre, quien falleció hace más de un año.
El planteamiento recuerda un poco a Kafka, por lo absurdo de
su partida y la complicación de sus consecuencias, aunque después su
tratamiento hace que tome un componente psicológico más importante: la idea
solo sirve de punto de partida para derivar a una historia llena de paranoia, y
un poco de surrealismo, donde los elementos que se incorporan pueden conducir a
un desenlace realista, pero que a la vez, el protagonista incorpora todo tipo
de posibilidades de novela. Hay referencias abiertas a Las diabólicas, o a
Canción de cuna para un cadáver, bastante interesantes frente a lo que el
lector podría esperar en base a los hechos.
Igual de breve que Una semana en la nieve, otra de sus
novelas, coincide con esta en la importancia de la percepción de la realidad de
los protagonistas. En este caso, mucho
más amplia y supuestamente objetiva al tratarse de un adulto. Pero igual de
inquietante y que en cierto modo, también trata sobre miedos reales. Y por cierto, también hay película:
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