El tiempo no ha sido muy generoso con la saga de Cazadoresde sombras. Si en su momento me pareció un librito simpático que me amenizó un
viaje en tren (el que lo consiguiera de saldo por cinco euros también ayuda),
la idea general que me acabó quedando es la de un libro bastante flojo y
ahogado por todos los estereotipos propios de la fanfiction que incluye. Pero tratándose
de una saga con un par de trilogías y multitud de seguidores, era de esperar
que intentara probar suerte en el cine.
Ciudad de hueso adapta el primer volumen de la serie, donde
se presenta a Carly, una adolescente normal que comienza a tener extraños
flashbacks sobre su pasado y a ver criaturas que no deberían estar ahí. Junto a
su amigo Simon, descubre que la causa de ello son sus orígenes no humanos, ya
que se trata de una Nephilim, una estirpe de cazadores de monstruos que ha
protegido a la humanidad. Hasta ahora sus recuerdos han sido bloqueados para
protegerla, pero cuando su madre desaparece y ella es perseguida por todo tipo
de demonios, no tendrá más remedio que pedir ayuda a los cazadores que se
ocultan en la ciudad: un grupo de chicos de su edad, que no parecen muy
contentos de tenerla por ahí, pero estos, y especialmente Jace, un muchacho un
tanto cínico que entablará amistad con Carly, no tienen más remedio que
protegerla de quien también puede ser una amenaza para los nephilim.
Con el material que tenían en un principio, era muy difícil
que saliera algo interesante de la película. Esta se limita a adaptar, de forma
más o menos literal, lo que su autora ha contado previamente. Pero tampoco es
que se hayan esforzado especialmente: con la estética y escenarios elegidos
pasa lo mismo que con Yo, Frankenstein: no parecen nada original, sino una
recopilación de ilustraciones de fantasía
urbana y catedrales con miles de arcos que se pueden ver en cualquier
salvapantallas. Se completa con unas cuantas secuencias de barrios y mansiones
abandonadas, y se consigue la ambientación gótica estándar de los últimos años.
La sensación general es que lo que se está viendo no es algo propio del mundo
creado por la película, sino algo genérico e intercambiable.
Tampoco hay mucho que hacer con los personajes y el avance
del guión: mientras otras películas para jóvenes consiguen atraer un público más
amplio, por el desarrollo o profundidad de sus personajes, esta se queda en la
sucesión de cuitas adolescentes y de protagonistas estandar: la heroína a su
pesar, el amigo friki pagafantas, el chico atormentado y un malvado que aparece
al final con un momento “Yo soy tu padre” y unas revelaciones familiares tan
calcadas de Star Wars que nadie debería haber utilizado este estereotipo desde 1980.
"Ven al Lado Oscuro...tenemos galletas.."
Pero quizá lo más cantoso ha sido el casting, porque en
algunos casos no han tenido en cuenta al resto del reparto ni a la edad que
deberían tener los personajes. Lily Collins está igual de mona que en
Blancanieves y se dedica a levantar las cejas con sorpresa y a poner cara de
susto. A Robert Sheehan choca un poco verlo hacer de pagafantas después de su
papel como Nathan en Misfits, y aunque su personaje sea bastante pobre, es de
los más competentes. Pero lo más desconcertante es ver a Jonathan Rhys-Meyers
como villano, no por su interpretación, sino porque por su edad no pega ni con
cola haciendo de malvado padre de una adolescente. Cuando tienes a varios
actores de veintincinco años interpretando a chavales de 16, aunque den el pego
perfectamente, contratar a un tipo de 36 años para el rol que le han adjudicado
quizá no sea una idea brillante.
Y así fue como a la protagonista la salvó una acelga
La sensación general que me quedó tras el final abierto para
secuela fue la de haber pasado el tiempo con una producción muy mediocre. No he
debido ser la única, porque en su estreno se la criticó por su abuso de clichés,
llegando a correr bastante peligro el rodaje de la segunda parte como habían
planteado antes de estrenar Ciudad de hueso. El que esta acabe llegando a
puerto depende de lo que quiera la industria, y el que la acabe viendo,
dependerá de cómo vayan los estrenos ese año. Aunque, visto el resultado, quizá
habría ganado algo si hubiera incluido a Iglesia y Presidente Miau, los dos
gatos que aparecían de vez en cuando en el libro. Me temo que a veces tenían más
carisma que algunos de los secundarios.
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