Con Los juegos del hambre a punto de terminarse, es un poco
sospechoso que otra trilogía destinada al público juvenil sea adaptada al cine.
O no tanto, visto que esta ha funcionado muy bien y hay que buscar un nuevo
nicho. Pero cuando el libro en cuestión cuenta con elementos muy similares al
que sustituye, hace pensar que esta vez el negocio no ha querido dar ni un paso
en falso. De ahí sea imposible no encontrar similitudes entre el libro de
Verónica Roth y las desventuras de Katniss.
Divergente presenta un escenario postapocalíptico del que
poco se sabe: ha habido una guerra, y una ciudad vallada ha instaurado un nuevo
sistema social: cinco facciones representan la agricultura, la defensa, la
ciencia, la justicia y el gobierno, y que se anteponen a los lazos familiares y
afectivos. Cada niño, al cumplir dieciséis años, es sometido a un test que
determinará cual es su facción adecuada. La elección implica separarse de sus
familias, y si no se supera la
formación, convertirse en un Sin Facción, un paria de la sociedad. Beatrice
Prior se somete al test, pero los resultados revelan que posee aptitudes para
tres facciones: es una Divergente, una anomalía en el sistema que la sociedad
trata de erradicar. Escondida en la facción de Osadía, donde se entrena para la
defensa de la ciudad, debe ocultar ante todo su condición mientras la propia
ciudad sufre un grave conflicto: una de las facciones intenta erradicar no solo
a los divergentes, sino a la que anteriormente se encargaba de las funciones de
gobierno.
Criticar una película por parecerse demasiado a otra es un
poco arriesgado: cuando estas se ambientan en sociedades distópicas es normal
que en cierto modo, unas recuerden a otras. Considerarla un desastre, de
entrada, es tan absurdo como quejarse de que la premisa de Los juegos del
hambre es la misma que Battle Royale. Los escenarios postapocalípticos son todo
un género propio, y lo importante es que la película funcione por sí sola. Cosa
que por el momento, ha conseguido: sin haber leído los libros, me pareció muy
efectiva y compacta, y el tema de las similitudes se termina en la cuestión del
escenario y del público al que va dirigida.
Tranquila, que no te van a hacer el test Voigt-Kampf
Uno de los aspectos más positivos es el ritmo de la
película: que este tipo de cine supere las dos horas es algo habitual, y las
dos horas veinte es la duración media. A menudo se dice que en estos casos
“sobran diez minutos”, y parece que esta vez han hecho caso al público, porque
con las dos horas y diez, la historia resulta mucho más absorbente y se evita
el componente plomizo, donde parecen explayarse con planos generales,
escenarios y secuencias de acción alargadas. En este caso, todo lo que sucede
es parte de un guión, y en ningún momento produce esa sensación de estar viendo
algo alargado o de acabar pensando “a ver si se acaba. Quiero beber e ir al
baño”.
El mayor defecto viene provocado por el tipo de material que
se adapta: si la película funciona por si sola, hay algunos elementos que son
demasiado miméticos y que se acaban esperando: cosas como la evolución de la
protagonista en los entrenamientos. En ningún momento hay la sensación de que
esta pueda fracasar y que el guión de un giro inesperado. Con esto de ser la
protagonista, tiene que continuar dentro de la historia, de una forma que sí se
hace predecible. Otro tanto para su contrapartida masculina: ¿Cuántas veces se
ha visto ese chico inaccesible pero con buen corazón al que la protagonista
acaba cambiando para bien? Pues aquí tenemos otro, y de manual. Otros
elementos, que podrían ser interesantes, se quedan en mero trasfondo, como los
parias sin facción que se limitan a aparecer de fondo y ser el destino que los
personajes intentan evitar. Por no mencionar la premisa principal: lo de las
facciones resulta un poco forzado, pensado para que estalle un conflicto en
breve, especialmente la norma de separar a los personajes de sus familias…Se ve
que no han aprendido mucho de varios milenios de modelos sociales. Pero de
nuevo, si se critican estos fallos, habría que protestar por varios cientos de
libros y películas..que probablemente me hayan gustado.
El final donde los personajes resuelven el conflicto
principal, pero anuncia una guerra, prepara el terreno para la adapción del
segundo libro que está en marcha. Lo cierto es que esta ha sido lo bastante
entretenida como para que me pique el gusanillo y continúe con Insurgente.
Aunque me da la impresión de que si funciona, el tercer libro también acabará
convertido en dos películas.
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