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lunes, 4 de agosto de 2014

Divergente(2014). Adolescentes y sociedades absurdas




Con Los juegos del hambre a punto de terminarse, es un poco sospechoso que otra trilogía destinada al público juvenil sea adaptada al cine. O no tanto, visto que esta ha funcionado muy bien y hay que buscar un nuevo nicho. Pero cuando el libro en cuestión cuenta con elementos muy similares al que sustituye, hace pensar que esta vez el negocio no ha querido dar ni un paso en falso. De ahí sea imposible no encontrar similitudes entre el libro de Verónica Roth y las desventuras de Katniss.

 Divergente presenta un escenario postapocalíptico del que poco se sabe: ha habido una guerra, y una ciudad vallada ha instaurado un nuevo sistema social: cinco facciones representan la agricultura, la defensa, la ciencia, la justicia y el gobierno, y que se anteponen a los lazos familiares y afectivos. Cada niño, al cumplir dieciséis años, es sometido a un test que determinará cual es su facción adecuada. La elección implica separarse de sus familias, y si  no se supera la formación, convertirse en un Sin Facción, un paria de la sociedad. Beatrice Prior se somete al test, pero los resultados revelan que posee aptitudes para tres facciones: es una Divergente, una anomalía en el sistema que la sociedad trata de erradicar. Escondida en la facción de Osadía, donde se entrena para la defensa de la ciudad, debe ocultar ante todo su condición mientras la propia ciudad sufre un grave conflicto: una de las facciones intenta erradicar no solo a los divergentes, sino a la que anteriormente se encargaba de las funciones de gobierno.


Criticar una película por parecerse demasiado a otra es un poco arriesgado: cuando estas se ambientan en sociedades distópicas es normal que en cierto modo, unas recuerden a otras. Considerarla un desastre, de entrada, es tan absurdo como quejarse de que la premisa de Los juegos del hambre es la misma que Battle Royale. Los escenarios postapocalípticos son todo un género propio, y lo importante es que la película funcione por sí sola. Cosa que por el momento, ha conseguido: sin haber leído los libros, me pareció muy efectiva y compacta, y el tema de las similitudes se termina en la cuestión del escenario y del público al que va dirigida.




Tranquila, que no te van a hacer el test Voigt-Kampf

Uno de los aspectos más positivos es el ritmo de la película: que este tipo de cine supere las dos horas es algo habitual, y las dos horas veinte es la duración media. A menudo se dice que en estos casos “sobran diez minutos”, y parece que esta vez han hecho caso al público, porque con las dos horas y diez, la historia resulta mucho más absorbente y se evita el componente plomizo, donde parecen explayarse con planos generales, escenarios y secuencias de acción alargadas. En este caso, todo lo que sucede es parte de un guión, y en ningún momento produce esa sensación de estar viendo algo alargado o de acabar pensando “a ver si se acaba. Quiero beber e ir al baño”.





Hormonas, hormonas everywhere 

El mayor defecto viene provocado por el tipo de material que se adapta: si la película funciona por si sola, hay algunos elementos que son demasiado miméticos y que se acaban esperando: cosas como la evolución de la protagonista en los entrenamientos. En ningún momento hay la sensación de que esta pueda fracasar y que el guión de un giro inesperado. Con esto de ser la protagonista, tiene que continuar dentro de la historia, de una forma que sí se hace predecible. Otro tanto para su contrapartida masculina: ¿Cuántas veces se ha visto ese chico inaccesible pero con buen corazón al que la protagonista acaba cambiando para bien? Pues aquí tenemos otro, y de manual. Otros elementos, que podrían ser interesantes, se quedan en mero trasfondo, como los parias sin facción que se limitan a aparecer de fondo y ser el destino que los personajes intentan evitar. Por no mencionar la premisa principal: lo de las facciones resulta un poco forzado, pensado para que estalle un conflicto en breve, especialmente la norma de separar a los personajes de sus familias…Se ve que no han aprendido mucho de varios milenios de modelos sociales. Pero de nuevo, si se critican estos fallos, habría que protestar por varios cientos de libros y películas..que probablemente me hayan gustado.


El final donde los personajes resuelven el conflicto principal, pero anuncia una guerra, prepara el terreno para la adapción del segundo libro que está en marcha. Lo cierto es que esta ha sido lo bastante entretenida como para que me pique el gusanillo y continúe con Insurgente. Aunque me da la impresión de que si funciona, el tercer libro también acabará convertido en dos películas. 

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