lunes, 11 de agosto de 2014

Cazadores de sombras: Ciudad de hueso (2013). Más de la misma fantasía urbana, pero con menos inventiva

El tiempo no ha sido muy generoso con la saga de Cazadoresde sombras. Si en su momento me pareció un librito simpático que me amenizó un viaje en tren (el que lo consiguiera de saldo por cinco euros también ayuda), la idea general que me acabó quedando es la de un libro bastante flojo y ahogado por todos los estereotipos propios de la fanfiction que incluye. Pero tratándose de una saga con un par de trilogías y multitud de seguidores, era de esperar que intentara probar suerte en el cine. 


Ciudad de hueso adapta el primer volumen de la serie, donde se presenta a Carly, una adolescente normal que comienza a tener extraños flashbacks sobre su pasado y a ver criaturas que no deberían estar ahí. Junto a su amigo Simon, descubre que la causa de ello son sus orígenes no humanos, ya que se trata de una Nephilim, una estirpe de cazadores de monstruos que ha protegido a la humanidad. Hasta ahora sus recuerdos han sido bloqueados para protegerla, pero cuando su madre desaparece y ella es perseguida por todo tipo de demonios, no tendrá más remedio que pedir ayuda a los cazadores que se ocultan en la ciudad: un grupo de chicos de su edad, que no parecen muy contentos de tenerla por ahí, pero estos, y especialmente Jace, un muchacho un tanto cínico que entablará amistad con Carly, no tienen más remedio que protegerla de quien también puede ser una amenaza para los nephilim.




Con el material que tenían en un principio, era muy difícil que saliera algo interesante de la película. Esta se limita a adaptar, de forma más o menos literal, lo que su autora ha contado previamente. Pero tampoco es que se hayan esforzado especialmente: con la estética y escenarios elegidos pasa lo mismo que con Yo, Frankenstein: no parecen nada original, sino una recopilación de ilustraciones  de fantasía urbana y catedrales con miles de arcos que se pueden ver en cualquier salvapantallas. Se completa con unas cuantas secuencias de barrios y mansiones abandonadas, y se consigue la ambientación gótica estándar de los últimos años. La sensación general es que lo que se está viendo no es algo propio del mundo creado por la película, sino algo genérico e intercambiable.



Tampoco hay mucho que hacer con los personajes y el avance del guión: mientras otras películas para jóvenes consiguen atraer un público más amplio, por el desarrollo o profundidad de sus personajes, esta se queda en la sucesión de cuitas adolescentes y de protagonistas estandar: la heroína a su pesar, el amigo friki pagafantas, el chico atormentado y un malvado que aparece al final con un momento “Yo soy tu padre” y unas revelaciones familiares tan calcadas de Star Wars que nadie debería haber utilizado este estereotipo desde 1980.


"Ven al Lado Oscuro...tenemos galletas.."

Pero quizá lo más cantoso ha sido el casting, porque en algunos casos no han tenido en cuenta al resto del reparto ni a la edad que deberían tener los personajes. Lily Collins está igual de mona que en Blancanieves y se dedica a levantar las cejas con sorpresa y a poner cara de susto. A Robert Sheehan choca un poco verlo hacer de pagafantas después de su papel como Nathan en Misfits, y aunque su personaje sea bastante pobre, es de los más competentes. Pero lo más desconcertante es ver a Jonathan Rhys-Meyers como villano, no por su interpretación, sino porque por su edad no pega ni con cola haciendo de malvado padre de una adolescente. Cuando tienes a varios actores de veintincinco años interpretando a chavales de 16, aunque den el pego perfectamente, contratar a un tipo de 36 años para el rol que le han adjudicado quizá no sea una idea brillante.


Y así fue como a la protagonista la salvó una acelga

La sensación general que me quedó tras el final abierto para secuela fue la de haber pasado el tiempo con una producción muy mediocre. No he debido ser la única, porque en su estreno se la criticó por su abuso de clichés, llegando a correr bastante peligro el rodaje de la segunda parte como habían planteado antes de estrenar Ciudad de hueso. El que esta acabe llegando a puerto depende de lo que quiera la industria, y el que la acabe viendo, dependerá de cómo vayan los estrenos ese año. Aunque, visto el resultado, quizá habría ganado algo si hubiera incluido a Iglesia y Presidente Miau, los dos gatos que aparecían de vez en cuando en el libro. Me temo que a veces tenían más carisma que algunos de los secundarios.





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