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jueves, 14 de agosto de 2014

The Purge: Anarchy (2014). Una segunda parte que sí fue buena. O al menos, mejor que la primera


No había quedado muy convencida con The Purge. La premisa de una sociedad que dispone de doce horas para cometer todo tipo de delitos parecía interesante (aunque si se escarba un poco, un tanto absurda), pero su desarrollo se quedó en una película muy de telefilme a la que únicamente la sostenían las secuencias en las que se planteaba el sistema de la purga y la actitud de la sociedad ante ella. Pero la relación coste beneficio fue de tal calibre que su secuela llegó justo un año después. La diferencia es que esta vez han tomado nota de los defectos y han ofrecido una nueva visión de la purga mucho más dinámica y más pensada para explotar su premisa.


Un año más, faltan pocas horas para que empiece la Purga anual. Los medios de comunicación no paran de anunciar el tiempo que falta y recordar las reglas: qué tipos de armas pueden usarse, y sobre todo, no asesinar a los políticos (esto último lo repiten mucho porque es bastante fácil olvidarse). Pero no todos los protagonistas se apresuran en mantenerse en la seguridad de su hogar: mientras una camarera se reúne con su hija y su padre enfermo, y una pareja conduce hacia su casa, un hombre armado sale con la intención de aprovechar la Purga para vengarse. Pero un grupo de extraños armados hasta los dientes que arrasa un edificio, y un coche averiado en mitad de la carretera a pocos minutos de la Purga hace que los destinos de todos ellos se crucen y que, a pesar de los deseos de venganza, lo más importante sea sobrevivir a las próximas doce horas.


El cambio de registro respecto a la primera parte ha sido completo. Los personajes anteriores dan paso a otros que viven una historia distinta, que bien puede ser simultánea a la contada previamente o no. Igual que el tipo de argumento: mientras la primera purga se planteaba como una historia de invasión doméstica, esta se trata de una trama de acción, donde los personajes tienen más opciones de movimientos, y sobre todo de giros de guión: cada intento de alcanzar un refugio da lugar a una situación que todavía puede ser peor, o más inesperada.



Además, la ambientación da mucho más de sí en este escenario: no solo se cuenta con las secuencias de los medios de comunicación informando, sino con todas las tomas que puede ofrecer una ciudad llena de pandilleros enmascarados y armados hasta los dientes. Las primeras secuencias, con estos caracterizados con pinturas tribales y todo tipo de armas blancas, son muy efectivas y van avisando que esta entrega va a ofrecer mucho más que la anterior. Además de ser todo bastante nightmare fuel, por cierto.

Uno de los aspectos más positivos a la hora de aprovechar más este trasfondo es el de manejar tramas secundarias y deshacerse de las que funcionan peor. Si en el primer caso intentaron darle profundidad a la película hablando de la violencia como parte de la sociedad, cosa que no terminaba de funcionarles, aquí han optado por olvidarla y explotar una mucho más interesante: como afrontan esas horas las clases más pudientes. Esto se había planteado antes de una forma muy cutre, con una trama de sistemas de seguridad que fallaban a la primera de cambio, pero esta vez, han optado por una versión mucho más macabra y de acorde con el tono de la película: desde grupos de millonarios que compran gente pobre para poder asesinarla sin presiones, hasta subastas de víctimas para ser cazadas…detalle último que me divirtió mucho por recordarme un montón a El malvado Zaroff.




Al haber abandonado las ínfulas de ser un guión más profundo, o de tomarse demasiado en serio una premisa un tanto imposible, ha sido toda una mejora: esta vez se han quedado con lo que es, una auténtica serie B, que me ha recordado a cosas como Asalto en la comisaría del distrito 13, y sobre todo, 1997, huída de Nueva York. Lo que prima es la acción, que los personajes empalicen con el espectador y resulten minimamente creíbles, y que en cada momento haya una nueva sorpresa para mantenerlo pegado en el asiento. Y en este caso las hay: desde tiroteos inesperados, hasta conspiraciones del gobierno, pasando por un grupo de Indignados que se dedican a luchar contra el sistema…estos últimos, aunque tuvieron su gracia, se nota demasiado que son un Deus ex Machina sacados de la manga para salvar a los protagonistas (y de paso, al guionista que no sabía que hacer). Quizá en una tercera tengan más protagonismo o sepan cómo utilizarlos mejor en el guión. Lo que está claro es que, si siguen el camino que han tomado con Anarchy, va a ser una franquicia muy interesante. 

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