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lunes, 13 de octubre de 2014

No matarás…al vecino (1989). Una comedia muy poco negra


Hay algunas películas que han desaparecido de la televisión desde hace años, aunque en su día fueran un recurso habitual para las tardes. No recuerdo haber visto en mucho tiempo a Kurt Russell en  Golpe en la pequeña China (bueno, esta desde que cerró la Sexta 3, que sí era relativamente habitual), a Eddie Murphy haciendo lo suyo en El chico de oro o a Tom Hanks sospechando de su comunidad en No matarás al vecino. 



The ´Burbs es el título original de esta película, que sufrió uno de los entonces habituales cambios de nombre a fin de que esta pareciera más graciosa y porque en inglés, hace referencia difícil de entender entonces, a los suburbios o ciudades dormitorio compuestas por vecindarios aparentemente seguros donde todos sus habitantes se conocen. En uno de ellos, Ray decide pasar las vacaciones en casa con su familia sin hacer nada en concreto (cosa que muchos apoyamos), mientras se dedica a observar su vecindario: el Teniente es un militar retirado, fanático de las armas, que cada mañana acaba teniendo altercados con Walter, el propietario de una caniche que suele ponerle unas cuantas plastas en su jardín. Pero a la nueva familia en el barrio, los Klopek, aún no los han visto, y solo saben que salen extraños ruídos de su sótano durante la noche. Art, uno de los vecinos, está convencido de que esa gente esconde algo, y junto a Ray y el Teniente, están dispuestos a descubrir como sea qué es lo que estos parecen haber enterrado en el jardín. 




En general, se trata de una comedia muy de su época: sin ser abiertamente de terror, como otras producciones, sí tiene un punto de partida un tanto macabro. Además de estar muy pensada para un público muy amplio, o al menos, para que siga manteniéndose en la calificación “para todos los públicos”. La comicidad procura no dar lugar a  situaciones demasiado bestias, y se defiende principalmente gracias a la comedia absurda, los diálogos y las interpretaciones de los personajes. Y funciona muy bien, porque cada personaje, a cada cual más caricaturesco, ofrece su propia comicidad, sin que ninguno llegue a convertirse en un estorbo en pantalla o que parezca lo contrario de gracioso. Incuso el adolescente interpretado por Corey Feldman, también exagerado como el solo, tiene unas apariciones muy puntuales, a ratos a base de reírse del resto de personajes, y no da impresión de estorbo, sino de ser un secundario más que puede hacer más o menos gracia.



Aunque personajes como El teniente, su parafernalia militar y sus paranoias, y su mujer, entre mona y no muy lista, son de lo más divertido de la película, sorprende para bien que Art, que sería el estereotipo de amigo pelmazo, siga manteniendo también su comicidad y un punto bastante entrañable. Pero el papel más recordado es el de Tom Hanks, que entonces despuntaba en varias comedias, con varias escenas que van desde la actitud de Rodríguez hasta la de desquiciado. Y con situaciones tan logradas como la secuencia de una pesadilla bastante ridícula acompañada por un montón de referencias a cine de terror clásico como El exorcista, o a producciones directamente cutres.



En  principio el humor de la película, muy gestual en la mayor parte del tiempo, y de tortazos en alguna ocasión, parece bastante blanco en un principio, aunque a medida que avanza toma un carácter paródico muy curioso: la trama sobre los vecinos misteriosos, es casi una broma acerca del carácter paranoico de las urbanizaciones y su obsesión con la seguridad. La mansión tiene el aspecto de un inmueble abandonado, y los Klopek son un estereotipo de extranjeros peligrosos: actitud reservada, vestuarios anacrónicos, acentos centroeuropeos que tiran para atrás y hasta cuentan con un médico en la familia que causa más sospechas que otra cosa. Es fácil reconocer muchas situaciones que son explotadas para dar lugar a toda clase de gags y reacciones estrafalarias.

La intención paródica de muchas de las situaciones funciona muy bien, aunque el mayor desastre es el desenlace: si todas las sospechas se hubieran quedado en un error (aunque esta posibilidad también la aprovechan bastante bien), este habría sido muy distinto. Por lo que la opción más fácil fue darle un giro final que, aunque también funciona bien a efectos de comedia, hace que el guión en sí quede un tanto suelto. Exceptuando el que los personajes se dediquen toda la película a sospechar, no queda claro para qué hacía falta todo el tema de los ruidos nocturnos, las luces, y esa actitud deliberadamente sospechosa de los sospechosos vecinos. Si querían pasar desapercibidos, tal vez el sacar la basura desde un coche a medianoche, no sea la opción más viable.

El giro final, visto de esta forma, hace que el esta intención de dar la razón a los protagonistas sí o sí, sea bastante evidente, y a día de hoy es de esas situaciones que no ha envejecido muy bien. Pero sigue siendo una comedia que sigue siendo tan divertida como el primer día. Y ahora que se han puesto de moda los ochenta, hasta se puede decir que es un clásico y todo.




4 comentarios:

satrian dijo...

Ya no me acordaba de esta película, ya en su momento no me convenció mucho, mejor no hago revisión.

José Miguel García dijo...

¿Por qué alguien que parece imprescindible de pronto se eclipsa? El caso de Joe Dante es buen ejemplo. Desde "Piraña" a principios de los 90 rodó películas por un tubo y casi siempre dejando buen sabor de boca entre eso que antes se llamaba "cinéfilo". Y en los 90... se hunde. Es verdad que a casi todas sus películas les sienta mal la revisión, pero otros han sostenido carreras y prestigios con menos. Y la simpatía que despertaban las películas de Dante era indiscutible...

Liliana Fuchs dijo...

La ví hace tiempo de casualidad y la verdad es que me sorprendió para bien, a pesar de que en ciertos aspectos el pasod el tiempo juega un poco en su contra. Pero tengo debilidad por las comedias un tanto absurdas de los 80 y las tramas de suburbios; además me gusta recordar los tiempos mozos de Hanks :)

Renaissance dijo...

Satrian: yo me acuerdo de haberla visto un par de veces siendo muy pequeña, pero después, desapareció del mapa. A día de hoy me sigue haciendo gracia, pero tengo debilidad por las comedias de la época.

José Miguel García de Fórmica-Corsi: sí, desde los ochenta que tuvo sus buenas películas, es como si desapareciera del mapa, al menos a nivel de éxito porque en realidad lleva trabajando todas estas décadas.
En el 2010 lo intentó con los 3d y Hole, una película de terror para niños que era entretenida pero me parece que le faltaba algo..
Y sí, hay otra gente que con menos sigue teniendo renombre. Porque tal y como está a día de hoy Wes Craven, no parece el mismo.

Liliana Fuchs: precisamente me acordé de ella por ser una comedia muy absurda, de las que me gustan y que hoy sigo creyendo que quedan muy pocas. Tiene sus detalles que no han envejecido muy bien, pero si estás en un día de esos que echas de menos ese tipo de cine, hasta sirven para mejorarla y todo.

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