Debe ser una tradición que a los cineclubs se vaya a pensar y no a pasar el rato. Bueno, según qué películas, si se trata de algún documental iraní, lo que sí se va a pasar es un mal rato. En resumen, que en cualquier ciclo que organicen, lo más normal es que se trate de dramas o documentales, y que géneros más ligeros se queden fuera de la cuestión.
De todas formas, algo hay que variar, y la comedia también sirve en películas fuera del circuito comercial, cosa que demuestra Ruby Sparks, una historia de esas en las que sin mucha explicación, la fantasía y la realidad se mezclan cuando Calvin, un escritor bloqueado descubre que una chica llamada Ruby, sobre la que lleva escribiendo varias noches acaba de materializarse en su piso y parece bastante feliz de ser su novia. Aunque en un principio el protagonista crea estar volviéndose loco, se olvida de todas sus preocupaciones cuando comprueba que ella es tan real que todo el mundo puede verla, además de caerles bastante bien. Pero alguien creado por la imaginación de un escritor tiene una desventaja: este puede ser modificado según lo que el novelista escriba, desde sus acciones hasta su carácter. Y aunque la posibilidad de controlar de esta forma a una persona sea algo a lo que el protagonista se niegue, cuando este teme que su novia acabe cortando con él, acaba planteándose lo contrario con algunos resultados graciosos y otros un tanto más desagradables.
Aunque se plantee como una comedia, cosa que ayuda lo absurdo de la situación, y sobre todo, muchos de los ridículos que hace el protagonista cuando se encuentra con la chica que él ha inventado, la película va derivando hacia un tono más dramático y un tanto angustioso desde el momento en que este decide volver a escribir sobre su novia para evitar perderla. Las primeras secuencias son abiertamente cómicas, con una Ruby convertida en una persona insoportablemente mimosa incapaz de separarse de su novio, a provocarle un estado permanente de alegría también bastante difícil de aguantar. El devolverla a la normalidad, y que la posibilidad de romper se haga cada vez más real, hará que su siguiente modificación sea mucho más agresiva y tan violenta como una secuencia de violencia doméstica.
De hecho, el protagonista pasa de ser un simpático escritor bloqueado, un poco neurótico, y que todavía sufre por su exnovia, aun tipo tan insoportable que hasta sus propios personajes cortan con él, y con una fijación por controlar a los demás que acaba cruzando la línea de la violencia. Ruby, la chica imaginada por él, empieza como el estereotipo de chica alocada y un tanto complicada que suele gustar en el cine independiente, para convertirse en una persona mucho más real, con sus defectos, sus cambios de humor, y muy pocas intenciones de pasarse la vida sin más horizontes que ser la novia del protagonista. El resto de personajes también tienen sus detalles, que se irán viendo a lo largo de la película, y en un reparto de caras poco conocidas (uno de ellos es la novia de la guionista), aparece Antonio Banderas al que el cine independiente parece gustarle bastante.
Con el cambio de tono la historia mejora bastante, porque la primera parte, más cómica, resulta tan hipster que parece sacada directamente de un manual sobre el tema: el personaje con pinta de geek, la chica con pasado un poco turbio pero alocada y excéntrica, y hasta una máquina de escribir que el protagonista utiliza hasta que se acuerda de cambiarla por un portátil…Mac, obviamente. Y hasta una banda sonora de temas sesenteros y canciones en francés. Ruby empieza como el estereotipo de chica que le gustaría a un personaje como el protagonista, completamente estrafalaria y divertida (para él) hasta un punto que parece una caricatura del estereotipo popularizado por Zooey Deschanel. Tanta alegría y buen rollo se va deshaciendo a medida que el protagonista empieza a aparecer menos neurótico y más desagradable, a la vez que la historia pierde un poco el tono un poco artificial y gana puntos con el drama que empieza a desarrollarse.
Lo que empezó como una comedia que no me convencía, acabó como un drama que terminó por gustarme, tanto por la evolución a mejor de la historia, como el encontrar algunos parecidos (salvando las distancias) con historias sobre relaciones peculiares como pueden ser los comics de Scott Pilgrim.
4 comentarios:
La dejé pasar no me interesó mucho el argumento.
A mí para incluir en el cineclub me pareció interesante...el resto del ciclo se estaba pasando un poco con las comedias sociales (¿una película de Ken Loach en el apartado cómico? Deben querer hundir al público en la miseria..)
yo la vi recientemente y me gustó mucho. Creía que sería similar a Más Extraño que la Ficción pero la bajada a los infiernos de Calvin me produjo escalofríos, y la secuencia en la que muestra su poder ante Ruby es brutal, desoladora y muy hiriente. Por amor se pueden llegar a hacer cosas realmente horribles. Sin embargo, la página en blanco regresa a la vida de este escritor, que empezó cayéndome muy bien y terminó pareciéndome un ser más bien triste y pobre.
A mí empezó pareciéndome una comedia ligera que no iba conmigo para convertirse en una historia con más drama. El cambio del protagonista también es lo más interesante, pasando de ser el típico patosillo nervioso y entrañable que todavía sigue deprimido por su exnovia, a una persona mucho más desagradable y controladora.
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