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lunes, 11 de febrero de 2013

Django Desencadenado (2012). Tiroteos, música de Enio Morricone y un diálogo en alemán



A Tarantino deben quedarle pocos géneros por homenajear. Empezó en los noventa con una forma de hacer cine un tanto desconcertante en la que ya no se cortaba en hacer referencia a todo tipo de películas que admiraba. En la siguiente década se atrevió a hacer su propia versión de todos esos géneros, como pudieron ser las artes marciales, el terror cutre, el cine bélico, y finalmente, los westerns. O más exactamente, la versión italiana de estos y del personaje del mismo nombre que apareció en varias decenas de producciones.


Django es un esclavo que, después de ser vendido, se encuentra con King Schultz, un cazarrecompensas alemán que le promete liberarlo si lo ayuda a encontrar a unos forajidos. Tras haber tenido bastante éxito, aprende algo más del oficio junto a su compañero hasta que decide, ayudado por Schultz, recupera a su mujer, que fue vendida a una plantación bastante conocida por organizar peleas a muerte entre los esclavos. Negociar con su propietario parece difícil, y la mejor forma parece ser el hacerse pasar por un interesado en las peleas y su socio, nada menos que un esclavista negro. Pero incluso ese disfraz y la sangre fría de los protagonistas no será suficiente tras encontrarse con el desagradable Calvin Candie, su grupo de matones y su carácter todavía más despreciable.

 

Como suele pasar con los homenajes de Tarantino, la película y el protagonista poco tienen que ver con el personaje del que toman su nombre, aunque Franco Nero hace un cameo en una situación un tanto absurda. La historia puede parecer básica para las dos horas y media largas de metraje, pero también el tratamiento va a ser muy suyo: es una película con secuencias largas, en la que los diálogos se llevan la parte estrella y no van a faltar secuencias acompañadas de piezas musicales, especialmente de Enio Morricone. Incluso hay lugar para situaciones con mucho más humor absurdo del que me esperaba en este director, como una discusión bastante cómica en el que el Ku-Klux Klan se plantea en salir sin los capuchones debido a la falta de visibilidad que les provocan.


Igual que en Malditos Bastardos, lo que más ha dado que hablar han sido las interpretaciones de algunos actores. Si la primera fue por excelencia la película de Christoph Waltz, aquí se lleva la palma Leonardo DiCaprio como dueño de plantación, en el que se debe recoger lo peor de cada casa: descortés, falsamente meloso, sádico y capaz de mostrarse de lo más peligroso. Es un personaje un tanto caricaturesco y eso implica que no sea una interpretación de Oscar, pero esa exageración también hay que saber llevarla. Waltz, si sigue así, va a ser un habitual en las películas del director que lo presentó al mundo, aunque su papel es mucho menos memorable que el coronel Hans Landa, y más bien me recordó a una versión maja y no asesina del oficial nazi, pero sigue igual de divertido y el que se eche al menos una parrafada en alemán por película empieza a ser un clásico. Y como aquí no había excusa, hay papel para Samuel L. Jackson, haciendo de criado viejo y rivalizando con su dueño en cansino e insoportable. Tarantino también aparece en un cameo, aunque de su figura más espigada poco queda...Ya en Planet Terror estaba un poco llenito, pero aquí alguien debería hablarle de los beneficios de las dietas bajas en calorías.

No he visto las grandes de su filmografía (¡que no cunda el pánico! ¡Lo tengo en Tareas pendientes!), pero sí casi todas de la siguientes época, y creo que esta es con diferencia, la que más me ha gustado, incluso por encima de Malditos Bastardos. Los diálogos tienen la extensión justa, la historia es compacta y le ayuda el que sea más lineal, tiene sus puntos de humor, y hasta me atrevería a decir que es menos sangrienta que lo que ha filmado hasta ahora. Pero eso tampoco quiere decir que falten tiros y cosas que explotan.

2 comentarios:

satrian dijo...

A mí me ha gustado un pelín más que Malditos Bastardos, pero me siguen gustando más sus primeras películas Reservoir Dogs y Pulp Fiction.

Renaissance dijo...

Me pareció una película de Tarantino concebida para que la disfrute la mayor parte del público posible, cosa que no solía pasar con las primeras que eran un poco mas restringidas.

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