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jueves, 20 de marzo de 2014

Lecturas de la semana. Ciencia para todos y ciencia ficción


Hoy las lecturas van  de ciencia. De fisica cuántica para todos los públicos y de ciencia ficción un poco terrorífica.


Sonia Fernández Vidal. La puerta de los tres cerrojos. Niko es un chico corriente, no especialmente brillante, cuya vida cambia el día que escoge una ruta distinta para ir al instituto. Una puerta con tres cerrojos lo lleva a un lugar poblado por duendes para quienes los términos cuánticos con parte de su vida diaria y quienes le muestrarán todas las posibilidades de ese universo. Y de vez en cuando, también se encontrarán con el gato de Schrodinger, que desde que se les ocurrió plantear su paradoja, el pobre se encuentra en una situación un poco confusa.
El objetivo del libro viene a ser el mismo que el que pudo tener El diablo de los números, de Enzensberger: acercar a los lectores a través de la imaginación, y simplificando términos, conceptos que tradicionalmente han sido bastante hueso. La principal diferencia es que este último estaba pensado para que a los más pequeños les entraran las matemáticas, y La puerta de los tres cerrojos está pensada para todo tipo de lectores. La idea es recurrir a un formato de fábula fantástica y de personajes muy de cuento, como los duendes o las hadas, para ir presentando una materia que de por sí, resulta bastante complicada para los legos.
Lo cierto es que a mí sigue sin quedarme claro porque soy bastante zoquete para cualquier ciencia y no me enteraría ni aunque se produjera un Big Bang al lado de mi casa. Pero disfruté igual el libro: su presentación es de lo más llamativa (y sí, tiene un gato en la portada), y no duda en jugar con la maquetación llenando su interior de espirales, palabras sueltas e incluso ilustraciones muy de comic. Pero lo mejor es  el esfuerzo y cariño que pone su autora en trasmitir la pasión por la ciencia, a través de su estructura de historia muy irreal y simple. 


Serge Brussolo. Captain Suicide. De vez en cuando empiezo algún libro sin saber nada de él. Ni qué género escribe su autor, ni su argumento, ni qué criticas ha recibido la novela. Es una forma de no preocuparme pensando si este va a gustarme o no, ni esperar a que salga un personaje popular. Solo tengo que seguir avanzando y ya me enteraré de lo que pasa. A veces correr el riesgo sirve de algo, como en el caso de la novela de Brussolo: la empecé sin tener ni idea de lo que iba a encontrarme y terminé una sorprendente y breve historia de ciencia ficción, de terror e incluso con elementos lovecraftianos.
El escenario es el que podría verse en otras obras de ciencia ficción futurista: varios planetas colonizados, y la misión del protagonista transcurre en uno dedicado a la explotación minera. Y aquí termina lo tópico, porque el autor se plantea algo que hasta ahora no había visto en otros sitios: ¿cómo funciona una multinacional de pompas fúnebres en el espacio? ¿Y qué pasa cuando sus ventas empiezan a desplomarse a causa de una superstición popular?

A partir de entonces, la trama empieza a derivar más hacia el terror, a través de la explicación de las leyendas locales que sirven de punto de partida, y especialmente, la forma de responder los personajes ante estas. La forma de plantearla me recordó un poco a Horizonte Final, pero de forma mucho más original y con un final bastante más inquietante. Además, la forma de presentar el escenario, y la cultura del planeta, a partir de referencias por los diálogos de los personajes, está muy bien llevada y en ningún momento parece forzada. O, bueno, más bien en la mayoría de los casos: hay que reconocer que cuando plantean el tema de la mitología queda un poco de serie B. Pero solo por el resultado final, se lo paso por alto. 

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