Si hay algo que han soñado muchos lectores de cómics es con
llegar a ser un superhéroe. O un heroe a secas, pero lo de “super” siempre ha
estado más ligado a la viñeta. Ahí está la Escuela de Jóvenes Talentos del profesor Charles
Xavier para demostrarlo, y ahora, la Facultad de Estudios Académicos Heroicos para
darle una vuelta de tuerca un poco más cómica al tema gracias a Freaks Squeele,
la historieta de Florent Maudux.
En París, los superhéroes se mueven tranquilamente por sus
calles. Es algo que hace falta, al tener que combatir al crimen y a los
villanos correspondientes. Pero también tienen que gestionar su imagen y
saberse promocionar. Por eso, diversas escuelas privadas para héroes ofrecen la
formación necesaria para enfrentarse a los criminales, así como diversas
asignaturas de marketing, estrategia y diseño de vestuario, parte fundamental
del gremio. Tres nuevos estudiantes empiezan el curso en una de ellas: Xiong
Mao, una chica sin más poder que su inteligencia y sus habilidades de lucha,
Chance, capaz de planear (sus alas solo sirven para eso) y Sombra de Lobo, un
gigantesco licántropo. Estos cuentan con bastantes desventajas respecto a otros
estudiantes: no solo andan apurados con los gastos de alojamiento y tasas
universitarias, sino que sus resultados nunca pasan de mediocres. Cosa que,
teniendo en cuenta que su universidad es de las más flojas del sector, no dice
mucho sobre su futuro como héroes. Además, el centro no duda en ganar fama y
publicidad mediante todo tipo de estrategias absurdas y peligrosas: desde
organizar un examen parcial en un balneario para retrasmitirlo por televisión,
hasta soltar en el edificio principal un monstruo de otra dimensión para salir
en las noticias.
Los primeros tomos de la historia tienden a la comedia,
en su vertiente más absurda y más geek. La ambientación no se complica mucho la
vida, limitándose a establecer el punto de partida de los superhéroes,
presentar la universidad, con toda su falta de lógica, y esperar a que el
lector lo acepte. El interés principal de esta consiste en integrar todos los héroes
que han ido formando parte de la cultura popular de los últimos años: no solo
hay superhéroes al uso, sino personajes más cercanos a la espada y brujería, la
fantasía urbana, e incluso las magical girls. También es fácil reconocer
algunos elementos y personajes, que pueden ir desde la aparición de un casero
muy parecido a Tarantino, hasta una situación cómica, como una enorme guerrera
amazona empeñada en ir vestida de Sailor Moon. Las referencias no se quedan
solo en el mundo del comic, sino que en
muchas páginas se reconocen situaciones propias de las comedias estudiantiles e
incluso parodiar a Harry Potter.
La influencia principal es el manga, a quien debe de entrada el estilo de dibujo. Por suerte, este está más trabajado que su original nipón, y aunque los rasgos son los típicos, las ilustraciones están más cuidadas y los personajes se mueven en escenarios (bastante bien detallados), y no en un fondo de tramas y líneas. Naturalmente, cuenta con muchísimos diseños de chicas guapas y estudiantes musculosos, aunque estos resultan menos excesivos que el amerimanga. Los clichés de la narración anime, e incluso del cine de artes marciales, está muy presente: personajes provenientes de la mafia china, combates de artes marciales, e incluso peleas y saltos dentro de un balneario son situaciones muy reconocibles y muy propias de este.
Este tío da clase de derecho civil. Y penal.
Aún sin ser muy aficionada al anime ni al cine asiático (y
lo cierto es que algunas situaciones muy calcadas de este en el comic me
aburren un poco), Freaks Squeele me gustó tanto como para leerme los cuatro
enormes tomos que se han publicado en España. El guión cuenta con mucho sentido
del humor, que no se queda en las referencias más recientes sino que es capaz
de ir un poco más allá y añadir algún guiño a los Monty Python, o directamente,
buscar las situaciones con una comedia más absurda y más alejada de las
referencias geeks. Cosas como ver a los protagonistas asediados por un ejército
de hombres de galleta en miniatura que dicen “ni”, o que el profesor más
siniestro y mortal de la universidad imparta derecho civil demuestran que su
autor quiere crear algo original, y no quedarse en la sucesión de guiños.
2 comentarios:
Me la has vendido MUY bien, porque además yo sí soy (o fui) aficionada al manga y anime, y si encima hay referencias a los Python ya la tengo que leer sí o sí. La premisa suena interesante y me gusta lo del humor absurdo, así que anotada :).
Gracias!
En mi caso fue al contrario: no soy muy aficionada, pero crecí con muchas series de fondo y ver referencias como las magical girls o los hombres lobo es divertidísimo. Y sí, lo que terminó de convencerme fue un gag homenajeando directamente a todas las frases de los Caballeros que dicen Ni (menos uno despistado, que dice Un :D)
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