Antes de acabarse el año, he conseguido subir una nueva entrada sobre libros. En concreto, los dos tochos que me ha costado bastante terminar por lo extensos. En los últimos tiempos, o bien me he acostumbrado a novelas de extensión media, o es que al final se demuestra que por acumular más de 900 páginas no tiene por qué salir una gran saga literaria.
Joe Abercrombie. La Voz de las Espadas (La Primera Ley I). Muy en la línea de la fantasía realista que se lleva ahora (es como la de antes, pero un poco más cínica y los personajes tienen que pagar sus facturas), la trilogía de Joe Abercrombie empieza presentando un mundo en el que la paz entre reinos empieza a tambalearse y distintos enemigos aparecen: desde un autoproclamado rey en el Norte, hasta un el emperador de un país en el Sur, a quienes los personajes tendrán que enfrentarse. Estos son un mercenario bárbaro desengañado, un inquisidor tullido bastante cínico, un capitán de la guardia jovencito y bastante atontado, y una esclava fugitiva. De ello se encarga uno de los primeros magos, que cuenta con varios siglos y de quien se esperaba su llegada
Poco más puedo decir del argumento en sí, porque este, para las 750 páginas del libro, unas 1034 ajustadas a tamaño adecuado en el ebook, avanza asombrosamente poco: más que nada, se dedica a ir presentando la situación política del reino, que tampoco es especialmente buena, su sistema de gremios y de Inquisidores, que pueden torturar a los evasores de impuestos y capitales (parece bastante más útil que ofrecer amnistías fiscales), las intrigas entre nobles y mercaderes, y que, básicamente, los monarcas y sus herederos son una pandilla de inútiles que no saben reaccionar ante la guerra que se les viene encima. Que, según parece, tiene más tintes mágicos de lo que podría parecer en un principio, ya que a lo largo del libro van apareciendo algunos seres sobrenaturales y tiene sus buenas dosis de magia.
A su favor tiene que el señor Abercrombie es un escritor bastante competente, el desarrollo del mundo que ha inventado tiene su gracia, aunque sea un tipo de fantasía desengañada bastante acorde con los tiempos que corren y no se corta un pelo cuando quiere crear un personaje realmente acabado física y emocionalmente como es el caso del inquisidor, que es sin duda uno de los más interesantes.
Por el contrario, si alguien esperaba un poco más de movimiento o de avance de la historia se va a llevar un chasco porque, más allá de presentar a los personajes y en algunos casos, lo que les ha pasado hasta ese momento, poco más sucede, y el libro termina con la marcha de estos hacia tierras lejanas que supuestamente serán un poco más moviditas. Además, y como fallo habitual en la fantasía, algunos personajes pueden resultar bastante tópicos, como el mago jovial que es más poderoso de lo que aparenta, o la esclava permanentemente enfadada. Y seguramente, todo el mundo pensó en House en cuanto se mencionó a un cínico tullido, aunque eso ya debe ser un clásico. Muy disfrutable para empezar una saga un poco más ligera que Canción de Hielo y Fuego pero similar en cuanto a la seriedad del mundo que crea. Y sobre todo, porque lo de las monarquías incompetentes y el castigo por evasión de capitales me ha llegado al alma.
Justin Cronin. The Passage. Esto fue salir del fuego y caer en las brasas: si quedé hasta arriba de un libro largo y que implicaba trilogía, voy y me embarco en otro igualmente largo…y que también es una trilogía, por mucho que se trate de género terrorífico y postapocalíptico. En este caso, un experimento fallido del gobierno para crear supersoldados (¡y venga con los experimentos y los supersoldados! Como se nota que los personajes de estas novelas no han visto muchas películas de serie B) desencadena una epidemia vírica cuyas víctimas se parecen bastante a los vampiros, el fin de la civilización a causa de esta y la supervivencia de los asentamientos humanos unos ochenta años después de la epidemia.
El parecido de los infectados con los vampiros no se queda solamente en la aversión a la luz y la dieta a base de sangre, sino que estos son muy longevos y uno de ellos, una niña llamada Amy que parece tener ciertos poderes, se encuentran con los personajes que protagonizan en libro varias generaciones después de la catástrofe.
El planteamiento es bastante interesante, y los capítulos que dividen las distintas partes del libro, como la presentación de la niña o las referencias al futuro de la humanidad siglos después de lo que pasa en el libro son los puntos fuertes. Pero, como muchas novelas pensadas como trilogías o serie, se hace demasiado larga, se incluyen más personajes de los que se podrían manejar sin que el lector se haga un lío, y tampoco es que interesen mucho más allá de los protagonistas. Y en muchos casos, lo que pretendía ser una novela postapocalíptica original, parece un cruce entre Ojos de fuego de Stephen King y Soy Leyenda. De hecho, los defectos a la hora de escribir y de meter capítulos que no hacen falta me recordaron mucho a King, cosa que no ayuda mucho.
3 comentarios:
El de Joe Abercrombie me lo apunto.
Ay, cómo he echado de menos tus gaticos adorables y tus interesantes entradas. Ahora no me puedo escapar demasiado!
De las dos novelas, me quedo con la segunda por mi cierta predilección por los vampiros. Estoy de acuerdo que por meterle más páginas no sale mejor novela. Lo que comentas de King me hizo dejarle cuando de adolescente le leí muchísimo, pero es que entonces aunque algunas de sus mejores novelas como IT o EL MISTERIO DE SALEM´S LOT tuvieran muchísimas páginas no te resultaban pesadas. Sobre todo la segunda me la leí aterrada y encantada a partes casi iguales. Después no me ha pasado igual.
Te deseo que comiences el NUEVO AÑO feliz y rodeado de tus seres queridos (los queridos de verdad, ya me entiendes, no esos que no ves en todo el año ni ganas y de pronto te lo encuentras enfrente en la mesa de Navidad) e incluyo a tu peludito adorable reclamando langostinos.
Un besazo por cada campanada!!
Ana.
Satrian: el de Abercrombie no está mal como saga fantástica, aunque se alarga.
La Minomalice: de King acabé escapando en cuanto descubrí a Lovecraft y al resto. Sus novelas (de extensión media) en los ochenta eran muy buenas, pero después empezó a perder la cabeza con sus tochos de cerca de mil páginas y la vida de los pueblecitos de Maine.
Además, el lunes se acaba el año y podemos decir que ¡¡Hemos llegado a verlo!! Para la gata y para mí eso es suficiente.
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