Después de casi siete meses entretenida a base de películas y lecturas varias, ha vuelto por fin mi serie favorita. Y esta vez, el Doctor Who se ha hecho esperar, porque esta debe ser la emisión de temporada más rara desde que a David Tennant lo finiquitaron en el 2009 a base de rodar especiales, porque han decidido repartirse los capítulos entre el mes de septiembre y el año que viene, por problemas de horarios en el rodaje. Dirán lo que quieran, pero yo preferia pasarme de mayo a julio viendo mis trece episodios, y que después me pusieran los dientes largos con el especial de navidad.
Esta ha sido la tercera temporada con Steve Moffat al frente, y aunque las rarezas a la hora de repartirse los capítulos no me gusten, creo que tanto su doctor como su forma de enfocar la serie ha sido mi favorita (con permiso de Christopher Eccleston). El tono de la serie se ha vuelto más siniestro y los monstruos han empezado a dar algo más de miedo. Miedo, si tuviéramos siete años, claro, pero la intención de ser Nightmare Fuel se le nota, y sus Ángeles Llorones han conseguido convertirse en unos enemigos del doctor a la altura de los Daleks.
Al menos, eso fue hasta ahora, porque el tono que mantiene esta temporada es mucho más ligero que en la anterior, que se centraba en unos alienígenas con corbata realmente rarillos y gracias a los cuales se descubre el origen de River Song, una de las acompañantes más extrañas que ha tenido el doctor en cincuenta años de serie. Esta temporada llegó al extremo de hacer prácticamente un borrado del Doctor en la historia, haciéndose pasar por muerto para poder viajar con más tranquilidad, lo que también ha servido para que los episodios estén más centrados en el tema de las aventuras, y sobre todo, hagan de este y de sus acompañantes una figura más cómica de lo que fue hasta ahora.
Con estos guiones no se han cortado: el Doctor nunca fue ciencia ficción seria, por lo que tanto la tecnología como lo que pueda pasar en los guiones no tiene límite: el destornillador sónico arregla lo que sea, y si el guionista quiere meter dinosaurios en la nave espacial secuestrada por un pirata, un pistolero robótico en un escenario del oeste e incluso una invasión de cubos que técnicamente, no hacen nada, está autorizado para hacerlo. En unos cinco episodios ha aparecido todo esto e incluso la reina Nefertiti en una nave espacial, con lo que demuestran que las cosas las están haciendo a lo grande.
Lo mejor de la temporada, o de esta parte de la temporada, siguen siendo sus dos acompañantes: Amy y Rory, que aunque tengan una vida por su cuenta, no tienen problemas en ausentarse para irse con el Doctor, aunque parte del tema de esta temporada también ha sido las dudas de estos dos sobre renunciar a los viajes: el tiempo pasa para ellos más rápido que para sus conocidos, y precisamente todas estas aventuras les están impidiendo tener una vida más allá del Doctor. Incluso aparece un personaje nuevo en la familia Pond, el padre de Rory, un tipo bastante divertido y flemático que, aunque no aparezca de continuo, también será un habitual.
Por el momento, y aunque los episodios intermedios han tenido un nivel muy alto, los capítulos más importantes han sido el primero y el quinto. En uno de ellos conocemos a la que, según informan, será la próxima acompañante del Doctor, y de paso vuelven a aparecer los daleks. Que serán todo lo salero espacial o vaporetta que quieran, pero son sus enemigos más emblemáticos (además, si mi gata se llama Dalek y no Cybermen, Zygon o Weeping Angel, será por algo) y es imposible concebir una temporada del Doctor Who sin ellos. En el último, al menos hasta el especial de navidad, vuelven River Song, de la que me pregunto cuánto tiempo mantendrán en la serie porque el personaje no puede regenerarse, y los Ángeles Lloronoes, que juraría que cada temporada tienen más cara de mala gaita. Además, una serie de situaciones para los acompañantes del doctor muy alejadas del estilo ligeron que estuvieron manteniendo hasta ahora. Pero de esto no diré nada más, porque como diría River Song: spoilers.
4 comentarios:
Es cierto que esta temporada 7 es menos trascendental que la primera, pero el episodio 5 que se han cascado lo cambia todo.
El papa de Rory es un crack, gran incorporación, a mí me han gustado todos los capítulos, incluso he tenido a Ben Browder por ahí, nostalgia de Farscape y Stargate, bueno la pena que hasta navidades a esperar.
Tengo ganas de recuperar esta serie un poco más adelante, quizás con Matt Smith porque tras la primera temporada, y el cambio de Eccleston a Tennant, la abandoné. Me cayó un poco gordo el 10º Doctor.
Seriéfilo: el primero también se las traía, pero al tratarse de un personaje al que todavía no se le tenía cariño, no se notó tanto como este último.
satrian: me da la impresión que no volveremos a verlo, visto que se despidieron Amy y Rory.
Ex Nihilo: no te creas, a mí me pasó lo mismo aunque vi la serie de corrido desde el 2005. Adoraba a Christopher Eccleston (aunque me da la impresión que a él no le gustan mucho los geeks) y cuando lo cambiaron, tampoco me convenció, me parecía demasiado joven y me costaba mucho seguirlo cuando hablaba. Además, el cambio de Rose a Martha Jones tampoco ayudó mucho, pero seguí con ella, y aquí estoy. Claro que lo mío con el Doctor ya es de toda la vída, que había empezado la serie con Tom Baker en la televisión gallega.
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