Los gatos no son muy buenos con el cosplay, pero al menos se esfuerzan
Aunque los superhéroes están funcionando muy bien en el cine, hay una parte de ellos a los que no les ha ido muy bien, al menos hasta ahora. Vengadores, Hombres Araña y Patrullas X han tenido suerte con sus versiones llenas de acción y orientadas para todos los públicos. En cambio, otros menos conocidos, o más bien, conocidos en los cómics por su carácter más violento, o no se han acordado de ellos o los primeros intentos de llevarlos al cine (de hacer una película sobre ellos, no de pagarles una entrada y comprarles palomitas, explico) fueron un verdadero desastre. Por ejemplo, Spawn todavía me da la risa cuando veo sus efectos digitales de playstation y el Juez Dredd de Stallone fue uno de los mayores desastres de la carrera del actor. Y es que, por mucho que se empeñen, es un poco difícil intentar hacer una película para todos los públicos partiendo de un personaje que es poco menos que una bestia parda.
Por suerte para este magistrado, han decidido darle otra oportunidad, con una película que se ciñe mucho más a los comics, con toda la violencia, tiros y sangre que eso implica. A grandes rasgos, el futuro de Dredd es el de una ciudad gigantesca rodeada de un desierto radiactivo (en el que según informan en el prólogo, hay hasta mutantes), y en el que las cosas no van mucho mejor dentro de la urbe: con ochocientos millones de personas, el crimen se dispara, y el cuerpo de policía se ha reconvertido en el de Jueces: agentes de la ley con las facultades de actuar como policías, jueces, jurados y sobre todo, verdugos. Uno de los más conocidos, el juez Dredd, debe acompañar a una agente novata, dotada de poderes psíquicos, en una jornada rutinaria (que suele implicar asesinatos, narcotráfico y tiroteos varios). Lo que empezó como un examen de evaluación para este personaje se convierte en algo mucho peor cuando arrestan a uno de los camellos de Ma-Ma, una de los narcotraficantes más peligrosos de la ciudad, que no dudará en sitiar el edificio hasta acabar con los protagonistas.
El argumento es muy autoconclusivo, porque en realidad no pasa de ser una jornada de trabajo para los protagonistas, que se acaba complicando. Más o menos, lo mismo que pudo ser en Asalto a la Comisaría del Distrito 13. No se trata de una historia ambiciosa, sino lo justito para presentar al personaje, del que no sé si habrá secuela o no, y resolver un caso en concreto como sería el del narcotráfico en un determinado bloque de edificios. Tampoco hay más información acerca del mundo en el que se mueven, y sobre todo, del personaje principal, de la que explican en el prólogo y la que proporciona la agente novata. Y precisamente esa es parte de la gracia de la película: si en los cómics Dredd es un personaje con unos rasgos muy básicos, sin un carácter conocido, su versión en cine es muy parecida: es inexpresivo, inflexible, y sobre todo, nunca se le ve sin el casco. Algo normal para el mundo de los personajes, que es un sitio violento y no solo no se sabe cuando le llega la hora a cualquiera, sino que seguramente implique un tiroteo impresionante y bastante sangre. Para la película no se han cortado mucho, han decidido pasar de una calificación para más público, y ofrecer los mismos excesos que en el comic. No es que llegue al nivel que alcanzó en su día Robocop, pero tal y como suele ser el cine de acción de los últimos años, con demasiado espectáculo de disparos y cosas que explotan, me sorprendió que decidieran por algo más drástico y en cierto modo, realista: si a alguien le disparan, o le sacuden, le duele. Y según donde le disparen, puede ser bastante desagradable a la vista.
Y cuando Dredd se quitó el casco y se puso el traje de salir..¡Descubrimos que era Eomer!
Cuando el protagonista es un tío que se pasa toda la película con la cabeza dentro de un casco, y más de la mitad poniendo cara de asco, es un poco difícil que la interpretación sea de Oscar, pero de nuevo, con un personaje tan peculiar, no se podía esperar otra cosa que el que realmente se parezca a su original. Además, el que decidieran conservarle el casco de marras puesto fue un punto a favor para los seguidores del comic, a los que no le hizo mucha gracia que Stallone se pasara la mitad de película anterior enseñando la jeta. Lo mejor, sin duda, ha sido ver a Lena Headey como narcotraficante, en un papel y una caracterización completamente pasado de rosca: no solo es una mala bestia que no duda en torturar al que sea, sino que en algunos momentos parece darle un poco igual lo que le pueda pasar a ella o a su banda, cosa que el guión termina por aprovechar bastante.
Con 90 minutos de metraje, ha sido una película asombrosamente corta para lo que suele ser hoy el cine de estreno en salas, pero, con la historia que cuentan, no necesitaban ni uno a mayores. Es más, alguno lo aprovecharon para hacer secuencias a cámara lenta que acaban resultando un poco cansinas, pero por suerte no se explayan mucho y el resto del guión lo compensa con creces. Puede que no sea una película de acción para todos los gustos, sino para un público muy determinado, y sobre todo, para los fans del comic, que seguramente han quedado más que contentos con esta nueva versión del Juez.
3 comentarios:
Qué decepción me llevé con Spawn, con lo que me gustaba el comic.
Le han sacado muchas comparaciones con The Raid, y eso no es malo, puede que me entretenga más que el bodrio del Stallone, además está Lena Headey toda llena de cicatrices que es un aliciente.
Cuando hablas de cómic y de las películas basadas en ellos se me pone una sonrisa, pues me acuerdo de la serie The bin bang theory que tantísimo me gusta. Adoro a sus personajes, sobre todo a Sheldon. Y me encanta cuando están en la tienda de cómic.
Besos!
Ana.
satrian: oye, tal y como va ahora el éxito de las adapciones, igual se animan con Spawn...aunque es un poco noventero e igual tendrían que arreglarlo un pelín. Lena Headey, sencillamente, se sale. Me parece el mejor personaje de la película.
La Minomalice: yo también sigo Big Bang Theory (aunque me terminó gustando más Community por tener un humor más surrealista). Sheldon es el más divertido sin duda...¡y encima hasta le dedican un capítulo a él y a los gatos!
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