Volvemos a las colecciones de relatos, aunque esta vez se correspondan con selecciones de un solo autor. Dos, en este caso, que salvo compartir idioma no podían ser más distintos. Uno, escritor de novelas y relatos fantásticos, poco conocido en España por desgracia. El otro es nada menos que el ejemplo que nos viene a la cabeza cuando pensamos en el Realismo del siglo XIX y junto a Molière, el terror de los estudiantes franceses de varias generaciones.
Thomas Owen. Cérémonial nocturne. Seudónimo empleado por Gérald Bertot, es junto a Jean Ray (además de ser familia política de este) uno de los principales autores de ficción extraña (¡como si todo lo fantástico no fuera raro!) en lengua francesa durante los cincuenta y sesenta. Habitual junto a Ray y Marcel Brion en las colecciones de Marabout Fantastique, sus relatos, muy breves en su mayoría, se caracterizan por la aparición de lo insólito en la vida de los protagonistas, si bien a veces tienen una forma más tradicional, desde los fantasmas, los vampiros o el doppelgänger, está, la mayoría de las veces, marcada por lo absurdo. El ritual nocturno que abre la colección, describe una esxtraña costumbre que el protagonista debe cumplir cada vez que regresa a la casa familiar de noche, y cuyo inclumplimiento da lugar a un fenómeno tan aterrador como inofensiv. Los sueños premonitorios, el ser textigo de un hecho del apasdo que se mezcla incomprensiblemente con el presente, relatos sobre veladas donde altgo ocurre o la autoestopista cuya existencia todos niegan hace que los personajes que los protagonizan sean poco menos que tesgigos de lo extraño, gente de a pie que por un momento ha presenciado esa ruptura en lo cotidiano que puede darse en una calle vacía, en un pasillo en medio de la noche o en un parque iluminado.
También hay espacio para el humor, como Un pequeño niño hermoso, donde da una vuelta a los niños siniestros haciendo aparecer a una criatura que no tendría que envidiar nada al Damian de La profecía. Y que En el cementerio de Bernkastel hace aparecer como protagonista a Jean Ray, enfrentándose a vampiros y posesiones como al autor le gustaba hacer en sus relatos: a puñetazo limpio, que no hay criatura sobrenatural que no se achante ante eso.
La colección se cierra con la novela corta Extranjero en Tabiano, un relato bastante largo y tono pausado donde descr4ibe las costumbres de un país extraño que recuerda tanto a Kafka como a los cuadros del Bosco.
Actualmente, salvo un recopilatorio muy corto publicado por La bilbioteca del laberinto, no ha sido traducido al castellano. Una pérdida, tanto en su caso como en el de la prolongada ausencia de Jean Ray en las editoriales españolas, visto que estos, desde las Narraciones terroríficas de Acervo, no ha aparecido en las librerías. ¡y no podemos vivir solo de señoras victorianas!
De Flaubert puede decirse que es uno de los escritores con menos probabilidades de aparecer en mi lista de lecturas, pero a veces, es inevitable no acabar en algún momento, leyendo acerca de sea realidad, anodina, cruda y sin matices ni grises imaginarios, que el reflejaba perfectamente.
2 comentarios:
Me apunto el nombre de Gérald Bertot. A ver si encuentro algo suyo traducido al castellano o al inglés. Ya sabía yo que tenía que haber prestado más atención a las clases de francés xD.
De Flaubert me leí hace años su "Madame Bovary" y recuerdo que me gustó mucho, pero es lo que dices, que aunque un poco de realismo de vez en cuando no está mal, casi prefiero otros géneros. Por aquella época en la que leí a Flaubert también me leí un par de obras de Stendhal, que aunque anterior a Flaubert, también me gustaron mucho. Siempre he sido más de los poetas franceses y de los autores de folletines que de los escritores realistas.
Igual en inglés es posible, porque en castellano solo está el libro de La biblioteca del laberinto. Una pena que no hubieran recurrido a él en las antologías antiguas como Narraciones Terrorificas de Acervo, que en esa colección realmente se explayaban con todo lo europeo. De momento, cada vez que lo veo en la sección de francés de segunda mano, me lanzo a sus tomos cual fondo buitre a un edifico de pisos XD.
Flaubert me costó muchisimo más, de nuevo por estar en idioma original y porque en los últimos años me he alejado mucho del realismo, es un milagro que lea algo menos exagerado que algún policiaco, pero por desgracia, hay que volver un poco a ese pasado que conseguía reflejar bien. Además, guardo muy buen recuerdo de Madame Bovary...pero lo reconozco, mi zona de confort siguen siendo más los folletines que las calles descritas por Zola.
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