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jueves, 10 de noviembre de 2022

13 exorcismos (2022).. Simpatía por el diablo

 


El diablo, o más concretamente, la idea de una posesión, es uno de esos temas a los que no he puesto demasiada atención dentro del fantástico. El exorcista, por su condición de clásico, o alguna aproximación en formatos como el metraje encontrado en The taking of Deborah Logan, o por mencionar algo más reciente, la versión cinematográfica de la novela de Grady Hendrix El exorcismo de mi mejor amiga, , son algunas de las pocas que podría incluir en esta lista de un género donde es habitual desde hace tiempo plantearse cierta ambigüedad en cuanto a la idea de una entidad demoniaca controlando un cuerpo ajeno: después de todo, incluso la iglesia reconoce que gran parte de estos casos tienen un a explicación racional. Esta situación se plantea también en la cinta de Jacobo Martinez, donde partiendo de un caso donde lo religioso parecía superar a la lógica por un momento, realiza su aportación al tema.  



13 exorcismos es, según explicará más adelante el sacerdote responsable, el número máximo de rituales que puede soportar un cuerpo poseído por el demonio antes de desfallecer y perder su alma. También serán a los que se verá sometida Laura, una joven que tras celebrar con sus amigos un absurdo ritual espiritista en un caserón abandonado de la ciudad, comienza a sufrir visiones y ataques físicos. Una sombra parece perseguirla en todo momento acusándola de impura, agrediéndola hasta que acaba hospitalizada y ante lo que sus padres desesperados, acceden a que el sacerdote de la parroquia lleve a cabo el exorcismo que, según este, es lo único que puede salvar el alma de su hija. O al menos, esta es solo na de las versiones: la psicóloga del colegio de Laura conoce su historial psiquiátrico, así como el fanatismo religioso que impregna su entorno familiar y teme que si esa chica necesita ayuda, la que le proporcionará su familia solo servirá para dañarla.

  



Basada en el último exorcismo documentado en España, esta se inspira de forma muy libre en lo sucedido, de forma similar a a como el caso Vallecas sirvió de origen a Verónica. Hay varias similitudes con la película de Paco Plaza, algo inevitable teniendo en cuenta el estilo, muy marcado y también exitoso, de esta, y que también es el adecuado para el guión de 13 exorcismos: un entorno en el que la protagonista se encuentra aislada de la gente de su edad, un importante alejamiento de las figuras paternas, escenarios claustrofóbicos en los que la vivienda se convierte en un escenario de pasillos interminables, la aparición de lo sobrenatural irrumpiendo de forma inesperada ,pero por acción de su protagonista, y la tendencia a describir un entorno un tanto intemporal, casi buscando que ese 2014 donde transcurre la película parezca al menos de la década anterior, traicionado esto unicamente por la necesaria presencia de los smartphones.  







Con semejante familia y viviendo en Orense estar poseída por el demonio es la opción menos mala


El guion  cuenta con dos partes diferenciadas, donde la primera recuerda a ese estilo y va estableciendo la presencia de lo sobrenatural, y una segunda, que se inspira directamente en el cine de exorcismos más clásico  pero también quiere plantear la duda acerca del origen de lo que  se muestra. Es a partir de  entonces donde  se combinan situaciones muy reconocibles del género, como la lucha de voluntades entre el sacerdote interpretado por José Sacristán y la joven, a la que Maria Romanilos dota de una actitud entre perdida y aterrorizada muy acertada y también los lugares comunes más vistosos:  una vez  iniciado el ritual, la protagonista victima de la posesión descoyunta sus miembros, trepa por una pared,  pone voces y lleva a cabo situaciones que si bien podrían esperarse en una  película de esta temática, chocan con la trama  que  quieren desarrollar en esta:  jugar con la posibilidad que esto no sea un caso de posesión sino uno de histeria colectiva que la psicóloga del centro educativo intenta detener a toda cosa.  Esto, a raiz de lo excesivamente espectacular  que se vuelve el exorcismo, se descarta rapidamente. Pero también aporta  un matiz más interesante:  la ambigüedad moral  que supone que los personajes que están haciendo “lo correcto” sean los más negativos. Una madre  marcada por la religión y la muerte de uno de sus hijos, un padre superado por la situación que solo  puede dejarse llevar y la profesora interpretada por Cristina Castaño, que, aunque más conocida por sus papeles cómicos, la actitud de su personaje resulta bastante perturbador. 



Este planteamiento final es la mejor aportación de una película efectiva,  pero que se mueve mucho por lugares conocidos  del cine de terror español reciente, y  al que se le escapan ciertos detalles del guión (como la brutal agresión a un compañero que la protagonista, ya poseida, lleva a cabo sin que nadie  hable del tema posteriormente), dando la impresión de querer apresurarse  para  llegar cuanto antes al tema central. 

Una producción que no supone una novedad, pero sí una buena cinta de terror sin depender del factor susto, donde el suspense va ganando terreno al fantástico y juega   con la dicotomía entre los actos de sus personajes y su ética (ademas de tener su gracia el que la mitad de los exteriores se grabaran en el barrio donde crecí..aunque eso le quite factor siniestro). 

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

Quizás sea porque la sobra de El exorcista es alargada, pero aunque películas de exorcismos hay para dar y tomar, no muchas desarrollan o se preocupan en explicar el propio ritual. Por ejemplo, una de terror/fantasía muy de los dos mil pero que me gusta, es El devorador de pecados; o Constantine, que pese a que no dejó contentos a nadie en su estreno, ahora se reivindica y habrá segunda parte. Las dos películas me parecen interesantes por la elaboración que hacen de un ritual como el exorcismo. Y que además son entretenidas. No sé si esta 13 exorcismos va más allá de lo que sugiere el título o no. En cualquier caso, a ver si 13 exorcismos llega a estas tierras y la puedo ver.

A mí Verónica me gustó y me pareció entretenida, así que si es del mismo palo, seguro que me gusta. Quitando Plaza, Balagueró y alguno más, estoy bastante desconectado del terror que se hace en España estos años. A ver si soluciono eso. Lo del entorno intemporal que comentas me llama la atención. ¿Es como en It Follows? Por cierto, qué miedo pasé con The taking of Deborah Logan.

Renaissance dijo...

El devorador de pecados la vi hace un montón de tiempo, en esa época extraña en la que todavía quedaban videoclubs pero se alquilaban ya dvds (eso si que es un interregno y no lo de Marte en Aries XD). Era muy entretenida, y Constantine, de los palos que se llevó en su día, ahora se ha vuelto de culto. Bueno, normal, si Keanu Reeves debe ser lo más bonito que nos queda en esta década.
13 Exorcismos no se centra tanto en el tema ritual como en el entorno de la protagonista y en jugar, un poco al principio, en la posibilidad de que esta no sea una posesión sino un transtorno (la historia está basada en un caso real que sucedió en Burgos).
En general, el cine de terror español de los ultimos años (y el thriller) está teniendo muy buen nivel, es difícil encontrarse algo del estilo de Fantastic Factory. Esta película no llega al nivel que pudo tener Verónica o lo que supuso Rec pero el resultado es muy bueno. Respecto al entorno intemporal, o un poco neutro, no he visto It Follows, pero esta, salvo el uso del whatsapp, usan unos vestuarios un poco retro, que podría ser lo que están llevando los chavales de ahora pero también lo que se ponían en los noventa. Le ayuda también el uso de los exteriores, que son barrios y un instituto de los 70 cuyo entorno no ha cambiado mucho desde entonces.
Y en The Taking of Deborah Logan estaba muy bien traído el paralelismo entre la enfermedad degenerativa y la posesión...a menudo lo que más asusta es lo más cercano.

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