De algún modo, los últimos libros que he terminado tratan sobre la muerte. Más que como algo inevitable, como la consecuencia de un acto violento, o bien como un lugar de descanso. Después de todo, el silencio que es posible imaginar en un campo de batalla devastado y un cementerio con siglos a sus espaldas es bastante similar.
Alexander Lernet-Holenia. Marte en Aries. Cuando el teniente Wallmoden es llamado de nuevo para incorporarse a filas en unos ejercicios militares de rutina, , no sospechaba que ese sería el comienzo de la invasión de Polonia, y el final de unos años de paz que el propio Lernet definiría como un interludio. La novela, además de no hacerle ninguna gracia a Goebbels, es capaz de describir la guerra con toda la crudeza que merece para sumir a sus personajes en un entorno fantasmagórico donde no queda nada claro cuál es la frontera entre la realidad y lo fantástico. El protagonista acompaña su avance en el ejército con la búsqueda de una misteriosa mujer con la que puede, o no, volver a reunirse en algún momento. Aunque él mismo aquejado de un estado físico que un médico define como “un estado de consciencia alterado”, no parece un narrador muy fiable.
Aunque la definición más habitual de una guerra sea la del infierno, el frente descrito por Lernet-Holenia es más cercano a un purgatorio: un escenario desolado, de personas huyendo, mansiones vacías y caminos cubiertos de polvo que envuelven todo, incluso a los soldados. Este entorno viene acompañado por diálogos entre sus protagonistas donde se plantean la naturaleza real de lo vivido, o el haber podido sobrevivir a lugares donde la posibilidad de esto era tan remota como el salir vivo de una trinchera.
A medio camino entre la narrativa bélica y el fantástico, el mejor resumen que puede ofrecer este, es precisamente, la conversación entre Wallmoden y el capitán von Sodoma:
- Aún así, quizá los relatos más auténticos sean aquellos que no son del todo fantásticos ni del todo lógicos (..). porque toda nuestravida transcurre precisamente en ese interregno.
Mariana Enriquez. Alguien camina sobre tu tumba. Enriquez se define a sí misma, con sorna, como “necrófila”, dado su amor por los cementerios de los que es visitante habitual y dedica un libro a aquellos que ha conocido personalmente en los últimos años. Lugares tan dispares como Cuba, Perú, Savannah, Perth o sitios con solera como los de Genova o Los Inocentes de París, el libro, más que una guía exhaustiva (en realidad los datos están disponibles en cualquier web), es una recopilación de sus impresiones y lo que significa para ella cada lugar. Unos lugares donde la vida y la muerte están muy mezcladas y donde cada visita viene acompañada por detalles sobre su estancia, anfitriones y gente que conoce durante sus viajes, a veces tan extraña y peculiar como la que podría encontrarse en sus relatos, o incluso a la vuelta de cualquier esquina: a veces, el mundo de los vivos es tan desconcertante como el ficticio.
La colección de visitas se cierra con un entierro, en el cementerio de Buenos Aires, de una de las víctimas de la dictadura y una lista de los lugares que le gustaría visitar en el futuro. Lejos de considerarse una guía, o como no ficción, acaba siendo un viaje donde la narración y lo verdadero se convierte en algo difuso, tanto como cualquiera de sus narraciones ¿qué pudo pasar con el joven que conoció en las calles de Genova? ¿Realmente un hueso de los Inocentes vive ahora, feliz, en su casa, entre calacas y otras ofrendas? Aunque quizá esto último sea un reflejo de lo que a muchos nos gustaría atrevernos en una visita a un cementerio ilustre.
7 comentarios:
'Marte en Aries' está esperando su turno en esa pila que no para de crecer. Antes quiero leer 'Le Grand Meaulnes'. Lo que cuentas me gusta :)
'Alguien camina sobre tu tumba' me gustó mucho, en esa mezcla de crónica de viajes, social, cultural, autobiográfica... Y me dejó con ganas de más. Hace poco le escuché a Mariana decir en una entrevista que está preparando una segunda parte. Dejando a parte sus dos libros de relatos y la novela 'Nuestra parte de noche', este libro me parece de lo mejor de su obra. Yo me imagino a Mariana celebrando ceremonias oscuras con el huesito del cementerio de los Inocentes xD. ¡Qué ganas tengo de que vuelva a publicar ficción!
Precisamente El gran Meaulnes y Marte en Aries fue el orden en que leí ambos.
Mariana Enriquez en una conferencia hablaba sobre el cementerio de Avilés. Espero que aparezca en ese posible segundo libro. Y espero que vuelva pronto a los relatos cortos porque esta mujer ha descubierto un mundo de mal rollo al que me gusta asomarme XD.
Hace poco me leí ese libro y me fascinó. Qué ganas de que vea más cementerios para disfrutar de sus viajes.
Un abrazo.
Si estás con mono de los relatos de Mariana Enríquez a lo mejor te lo puedes quitar con 'El matrimonio de los peces rojos' de Guadalupe Nettel. No es lo mismo, pero comparten algunos puntos en común. Creo que hay una entrevista de las dos hablando de literatura y de su obra, por si le quieres echar un ojo. 'Le Grand Meaulnes' y 'Marte en Aries' tendrán que esperar un poco más y dormir el sueño de los justos en la pila de lecturas, que me han llegado un par de libros de Buffy cazavampiros xD.
Rocío G. Tizon: yo también, por esa mezcla entre sus viajes e historia de los cementerios. Me gustaría un segundo volumen y a ver si puedo adelantarme y visitar alguno de los que menciona :)
Anacrusa: me lo apunto, y mi propósito para año nuevo es no morir sepultada entre libros. No digo nada de compras porque ayer salí de unos saldos con un Horror 8 de bruguera y calavera fotomomtada en la portada, y uno de Catherine L. Moore xD.
¡Hola! ¡Feliz Año Nuevo! Espero que haya empezado bien y que los Reyes te dejen cosas chulis.
Me apunto Alguien camina sobre tu tumba de cabeza. Los cementerios son parada habitual en mis viajes, me fascina visitarlos. Dicen mucho sobre las gentes que descansan en ellos, y sobre las que aún recuerdan a esas gentes.
Un biquiño.
¡Hola! Mis reyes han sido un mix entre el último libro de Sarah Andersen y uno sobre los Apaches de París, por lo que no me puedo quejar.
Cuando viajaba siempre procuraba acercarme por algún cementerio, incluso por los que son poco más que hileras de nichos modernas. Sitios como el Poblenou o el cementerio de Coruña (visita improvisada hace seis años, cuando un día de lluvia me fastidió una mañana de playa) merecen la pena. Bueno, y en Orense, que pese a ser poco conocido, tenemos una preciosa escultura de un ángel.
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