Las películas antológicas siempre han mantenido un hueco en el cine de terror, sin terminar de desaparecer nunca, e incluso contando con un par de producciones bastante conocidas ya a principios de 2010. Desde la época de este formato explotado por la Amicus hasta las entregas de V/H/S después del 2010, siempre ha habido alguna colección de guiones cortos, que no darían para un largometraje pero sí encontraban su sitio como segmento de una película. Y, entre las cuales, seguramente la más recordada sea la versión no oficial, en forma de homenaje, a los comics de terror de la EC, que George Romero dirigió a principios de los 80.
Desde aquella primera entrega de Creepshow (junto a una secuela en la misma década y otra en la del 2000 que ni sabía que existía y de la que todos echan pestes), tendrían que pasar más de 35 años para poder tener una continuidad. Salvo que esta vez, el formato elegido era la televisión, lo que daba para poder ofrecer más historias cortas y centrarse muchísimo más en el estilo del comic: en cada capítulo, el guardián de la cripta, por llamarlo así, hace su aparición y da lugar a los dos relatos que componen cada episodio, sin ninguna conexión entre sí y, como pretendían, de una forma muy parecida a la de los comics de terror a los que emulan.
Esta nueva versión se caracteriza por dos cosas, que la hacen muy reconocible: la primera, es el uso de los efectos especiales artesanos, en los que el que se noten los efectos visuales, los juegos de luces, la mecánica, los maquillajes, y sobre todo, las marionetas monstruosas, parece ser un factor muy importante. Aquí no es importante el despliegue de medios ni lo realista, sino que todo tenga un aspecto más irreal y clásico: a fin de cuentas, el espectador es muy consciente que está viendo una historia de terror y el realismo no es tan importante como el que los monstruos le recuerden, quizá, a alguna imagen de televisión o de comic medio olvidada de su infancia. El trabajo de Tom Savini, en este caso, se combina en los guiones que dependerían más de los efectos monstruosos con iluminaciones muy irreales, donde a menudo se busca que las figuras queden en sombra. Destaca, sobre todo, la figura del Guardián de la cripta (creo que todos debemos referirnos a él de esa forma), un diseño caricacturesco, mucho menos expresivo que la marioneta que presentaba los segmentos de Cuentos de la cripta en la serie de los 90, pero que recuerda mucho más a su homónimo de comic.
La segunda sería, precisamente, el comic: una parte de la serie se combina con el formato de imagen, y a menudo las secuencias intermedias se sustituyen con páginas, viñetas y cuadros de diálogo. Incluso con la animación, de una manera muy similar a la que lo hicieron en la primera Creepshow, aunque el resulta ha sido bastante flojo: seguramente intenten recordar directamente a las secuencias animadas de la película, donde el detalle del dibujo y el movimiento no destacaba por lo elaborado. Aquí, en cambio, la línea, más que a los dibujos originales, acaba pareciéndose demasiado a las animaciones flash de principios del 2.000.
Como en toda antología, la calidad de los guiones varía de un episodio a otro. En este caso, todos se caracterizan por ser relatos breves, muy deudores del terror clásico con mutaciones inesperadas, venganzas sobrenaturales, hombres lobo e incluso algún que otro relato moral sobre los peligros de la ambición. Casi todos, basados en relatos de autores con nombres conocidos desde los ochenta: Stephen King, David J. Schow, John Skipp (estos sonarán mucho de las antologías de relatos más sangrientas de la década) e incluso Joe Hill, con el episodio que, muy en su estilo, sea el menos pensado para producir miedo. Algunas muy buenas, otras clásicas, alguna que otra tirando a normalita, un par de giros a los tópicos del género e incluso alguna historia realmente original con muy pocos medios, como la que cierra el primer episodio. Y es que, historias de casas encantadas hay muchas. De casas de muñecas siniestras, alguna que otra. Ahora, el mezclar ambas todavía da para alguna sorpresa.
Creepshow ha sido una vuelta más que digna de una producción muy querida por el público, donde han aprovechado muy bien la nostalgia e incluso las fechas de estreno. Después de todo, ¿qué otra cosa sería mejor para haber estrenado durante el mes de octubre que una miniserie con seis historias de terror?
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