De algunas ficciones podría decirse que con su título se venden solas. Es algo que jugaba a favor de La semilla del diablo, que hacía preguntarse contra quien conjuraban los necios, o en el caso de comenzar a leer Scaramouche, interesarse por alguien que nació con el don de la risa.
The Blackcoat´s Daughter es uno de esos casos. Aunque su título alternativo era February, el anterior resultaba mucho más sugerente. Este, en realidad, no tiene mucho que ver con la historia que cuenta: si bien aparece un clérigo (el significado peyorativo de Blackcoat), no tiene ninguna hija. En cambio, febrero, o el comienzo de la semana de vacaciones escolares, es el momento donde esta empieza: con dos alumnas que por distintos motivos, deben quedarse solas en un internado hasta que sean recogidas por sus respectivas familias. Una de ellas cree, o intuye, que sus padres han muerto en un accidente durante el camino, y su comportamiento va volviéndose cada vez más extraño. Mientras, una chica que parece haber escapado de un centro psiquiátrico intenta llegar a la escuela donde estas se encuentran.
Planteada como una película de
suspense sobrenatural, esta queda muy lejos de cualquier intención
de ofrecer una sensación de miedo más directa, y todavía más de
cualquier atisbo de sustos: esta se centra en los escenarios, y sobre
todo, de las atmósferas recreadas mediante escenas que transcurren
en silencio, y que enrarecen de forma muy efectiva un entorno que de
otro modo, sería de lo menos amenazador. En este caso, el contar con
un punto de partida como el de dos estudiantes quedándose solas en
su internado resulta muy útil, al reflejar un poco el miedo que todo
escolar pudo tener en algún momento de su vida. Son estos silencios,
y que en realidad, el guión tiene muy poco diálogo, los que también
sirven para desarrollar el trasfondo de los personajes de una manera
muy peculiar. Sin explicaciones, poco más que alguna conversación
ocasional, y sobre todo, con muchos lugares reconocibles y la
expresión corporal de los actores, es posible intuir que una de las
protagonistas teme estar embarazada, o que algo extraño sucede con
el personaje principal. Aunque para esto último tenga que echar mano
de los elementos que el público reconocerá enseguida como aquellos
que sentaron cátedra en El exorcista.
Si esta forma de rodar consigue
funcionar es gracias al reparto, que no son caras demasiado conocidas
pero que, teniendo en cuenta su edad y las características de sus
papeles, cumplen de sobra, especialmente Kiernan Shipka, la más
joven del reparto. También ayuda que sus personajes hayan sido
escritos para una historia más adulta, lejos de los clichés que
suele ofrecer el cine de terror sobre los adolesentes y su
comportamiento.
El depender exclusivamente de lo que el
espectador saque en conclusión, y en la atmósfera del guión, es
también, en cierto modo, uno de los lastres de la película: en este
caso la “atmósfera” no implica nada macabro ni sobrenatural,
sino un lugar normal y corriente donde parece que va a pasar algo
raro. Esto implica que no va a haber escenarios deliberadamente
macabros, pero tampoco nada especialmente creativo: unicamente los
planos de lugares concretos, filmados con la habilidad de la que
dispone el equipo de grabación. Y si bien se trata de una película
donde no se puede esperar una narración dinámica, a veces esa
parsimonia hace que los 90 minutos que dura se hagan un poco eternos,
como si esta hubiera sido montada de forma que se justificara su
calificación de largometraje. De hecho, algunas situaciones, como la
trama del embarazo, no parecen tener demasiado lugar en un guión que
pretende contarse por si solo, o donde lo que quieren es que sea
interpretado por el público. Pero también supone un rasgo
distintivo muy positivo: frente a la dificultad que supone en
determinados momentos el entrar en una historia tan pausada, el
tratamiento de las dos tramas que plantea se resuelve de una forma
muy interesante, convirtiéndose no en un giro sorpresa que sustente
el guión, sino en un rasgo distintivo que lo convierte en algo
diferente.
The Blackcoat´s Daughter es en cierto
modo, una revisión de determinadas situaciones que se pudieron ver
en el personaje principal de El exorcista, aunque tratados aquí de
una forma que queda muy lejos de la espectacularidad de la película
de Friedkin: su protagonista aquí se transforma de una forma mucho
más sutil y menos ruidosa, pero también, mucho más
desesperanzadora. Pese a que su director, Osgood Perkins, había
empezado en el mundo del cine como actor, ha sido en los dos últimos
cuando ha demostrado un interés por la dirección en el cine de
terror. Especialmente, en esos guiones que se alejan mucho de los
estereotipos habituales.
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