Es muy raro que acabe escribiendo sobre mis películas
favoritas. Desde que las veo, tiene que pasar bastante tiempo para que las
considere así, y casi todas las entradas que subo se refieren a lo que he ido
visto o leyendo durante el mes. Pero desde que en los últimos años decido ver
por segunda (o tercera) vez alguna de estas, es una buena ocasión para darles
el reconocimiento que se merecen, como pasó con La sombra del Vampiro, Cabaret,
Legend, y esta vez, a un clásico del terror no tan conocido como otros.
Phantasma es una película de finales de los setenta, que
todavía conserva parte del estilo de aquella época, muy pocos medios y lo que ello implica. Don
Coscarelli, su director, decidió escribir una historia un poco extraña, donde
mezclaba todos los elementos posibles: los arquetipos de la serie B, la ciencia
ficción, el terror pulp clásico e incluso el surrealismo y lo inquietante
propio de los sueños. Es así como tuvo lugar la historia de Mike, un chico
huérfano, que desde el entierro de un amigo de la familia, empieza a investigar
en la funeraria local tras presenciar algunas situaciones extrañas. Unas
siluetas diminutas y unas esferas cromadas se deslizan a toda velocidad entre
los pasillos del tanatorio. El guardián de este parece ser el responsable de lo
que está pasando, y ha decidido acabar con Mike. Su hermano y su amigo Reggie
creen que son todo imaginaciones suyas, pero tras verlo por si mismos, deciden
ponerle fin a lo que pueda haber planeado el hombre del cementerio.
Si en su momento me gustó por su ambientación extraña y muy
básica, donde todo parece suceder por estar decidido de antemano, ahora me dí
cuenta que también es una película que ha envejecido bastante bien. Bueno, y
que alguna que otra remasterización para la edición en dvd también ha ayudado.
Sus personajes son todo lo lógicos que podría ser necesario para la historia, y
al menos los principales, están muy bien caracterizados: los dos hermanos sin
padres, al que al mayor le viene algo grande lo de cuidar del otro, y el
benjamín tiene todas las características de alguien muy nervioso o con
demasiada imaginación. Además, el personaje de Reggie, con detalles tan
anodinos como el tener una heladería o ser aficionado a la música, se convierte
en uno de los más queridos, tanto en la propia película como para los
seguidores de las secuelas.
También se encuentran hoy muchas referencias en los
elementos terroríficos: el más reconocible son los cementerios, los ladrones de
tumbas o los resucitados, y muchos de estos parecen una versión, muy libre, de
El signo amarillo de Robert W. Chambers. Pero también le debe mucho a la
ciencia ficción, pero con más ficción que ciencia y sin complejos, incluyendo
como parte esencial toda una trama de alienígenas o de dimensiones paralelas y
una explicación imposible a lo que sucede en los escenarios. Y lo más importante, el planteamiento final de
toda la historia como una gran pesadilla, cosa que, aunque también se recurrió
a ella en películas anteriores como Los invasores de Marte, aquí es la parte
más conseguida: la falta de presupuesto hace que esos exteriores vacíos de
figurantes resulten fantasmagóricos, y a lo pulp de la historia se le añade un
elemento extraño, sin explicación aparente, que consigue uno de los mejores
momentos de la película: las esferas cromadas, salidas de no se sabe donde,
persiguiendo a los protagonistas. Estas parecen no tener ningún sentido, ni
tampoco el que los protagonistas decidan comportarse de forma heroica e ir por
ahí a un cementerio en plena noche. Ni siquiera el que el tanatorio donde
transcurren parte de las secuencias parezca absurdamente interminable…pero es
eso precisamente lo que le aporta el componente más original e inquietante.
¡Todos juntos! "Booooy..!"
Aunque, para inquietante, el que se encarga de darle vida al
componente amenazador de la historia es el personaje conocido unicamente como
El hombre Alto. Sin apenas diálogo, más que el famoso “Boooy..!” que pronuncia
en más de una ocasión, sin más planes aparentes que perseguir a los
protagonistas, la interpretación de Angus Scrimm, su 1.93 de estatura y con su
traje de empleado de funeraria, se convirtió en uno de los iconos del terror de
los ochenta, como pudieron serlo Freddy o Jason. O más bien, algo menos conocido
y más sutil, como los cenobitas de Hellraiser.
Con todos ustedes...¡La moscarda del terror!
Según sus cualidades se notan por derecho propio, también
resulta una película muy irregular. Precisamente estas ventajas hacen resaltar
muchísimo más las limitaciones con las que cuentan. Porque, si los personajes
principales funcionan perfectamente a nivel de caracterización e
interpretación, muchos de los secundarios no hay por donde cogerlos: la mayoría
parecen ser amigas o familiares del reparto, puestas ahí para cubrir un par de
minutos y recitar maquinalmente unas líneas mirando a cámara. No es que Michael
Baldwin tenga una interpretación de Oscar, pero los otros son tan amateur que
resulta muy chocante. Los efectos, en la mayoría de los casos, son muy
solventes, consiguiendo situaciones muy logradas como el de las esferas
flotando o moviéndose a toda velocidad…pero también hay otros, como un insecto
presuntamente horrible que aparece de la nada, que acaba produciendo risa. No
por notarse que sea un muñeco, ni por mal hecho…es que la moscarda en cuestión
parece un peluche. Y uno bastante feo. Y el que los personajes dediquen el
resto de la secuencia a correr moviendo una chaqueta termina de estropear
bastante la situación.
Como gran parte del cine de terror a partir de la siguiente
década, Phantasma dio lugar a varias secuelas, un desastre en toda regla para
todos los logros que muchas producciones habían conseguido. Por suerte, las
cuatro entregas hasta el momento fueron cosa de su director, que pudo tener
bastante cancha (excepto alguna tontería que le mandó la productora) para poder
seguir la historia como quiso. Si esto hizo que el Hombre alto siguiera
manteniendo un carácter tan amenazador como en la primera entrega, también
supuso que la idea perdiera frescura, al empeñarse en proporcionar una lógica a
la trama inicial que no termina de convencerme. Y de convertir a Reggie
Bannister, uno de los secundarios, en una especie de héroe similar al Ash de
Posesión infernal que se pasa toda la franquicia vestido de heladero. Lo cierto
es que de todas las de entonces, esta es la que menos secuelas ha tenido, con
una quinta a punto de estrenarse…aunque estos efectos de telefilme del canal
Syfy que ofrecen en el trailer echan bastante para atrás.
Al margen de sus secuelas, y aceptando las limitaciones de
la Phantasma original, es una película muy efectiva, especialmente si se
disfruta de esos ambientes un poco pesadillescos conseguidos de forma
involuntaria, de esas referencias tomadas de todo tipo de narraciones y
escenarios anteriores, y especialmente, si los cementerios, por sí solos, se
siguen teniendo en cuenta para poder plantear una historieta de terror de las
auténticas.
2 comentarios:
A mí la primera me gustó, sigo acordándome de la esfera metálica que tanto molaba entonces.
Es uno de los elementos más interesantes de la película, y no me extraña que en las siguientes las favorecieran en lugar de los enanos. claro que en las siguientes, hasta zombies salen.
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