Muchos libros infantiles, y a menudo, los escritos en las
Islas Británicas, suelen resultar un poco más macabros de lo que uno esperaría
a primera vista. A menudo esto se pierde con las adapciones al cine, donde
optan por una versión más blanca y sin
muchos de los matices que sorprenden cuando se vuelve al material
original. Uno de los ejemplos más típicos es el de Peter Pan, de quien muchos
nos quedamos unicamente con la versión de Disney como canon. En cambio, a
principios del 2000, una versión nueva para los cines optaba por presentar una
versión mucho más fiel al libro, pero también modernizando ciertos aspectos.
Esta, en un principio, opta por la misma ambientación, época
y trama: los hijos de la familia Darling, Wendy, Michael y John, son tres niños
llenos de imaginación y a los que les encanta escuchar las historias de piratas
que su hermana les cuenta cada noche. Pero justo cuando ella empieza a darse
cuenta, según sus padres, de que empieza a hacerse mayor, un niño irrumpe en
su habitación. Este se presenta como
Peter Pan, les habla de una isla llamada Nunca Jamás, donde se encuentran todo
lo que los niños quieren: indios, piratas, animales exóticos y todo tipo de
aventuras en un mundo sin padres, donde los Niños perdidos, sus habitantes,
nunca crecen. Poco más hay que decir en este caso, porque el resto de
personajes, como la princesa india Tigre Lily,
el archienemigo de Peter, el capitán Garfio, e incluso el cocodrilo que
se ha propuesto comérselo, son también parte de esta isla y conocidos de todos
los lectores y espectadores.
En un principio, esta versión es bastante fiel, o lo es
mucho, al original: casi todos los sucesos de la novela aparecen recogidos
aquí, sin grandes variaciones. Incluso detalles que podrían resultar un poco
chocantes para esta, pero que teniendo en cuenta el libro son casi
obligatorios: sería imposible pensar en la familia Darling sin que apareciera
Nana, el perro niñera, que aquí también está presente. Para solucionarlo han
optado por plantear un siglo pasado también muy irreal, incluso cercano a como
el que se vio en Mary Poppins, sin que este aspecto tenga que tomarse en serio
o buscarse un referente realista. Esta ha sido una opción bastante hábil, y muy
bien jugada gracias a los colores cálidos y llamativos que procuran utilizar en
todo momento. Aunque por desgracia, en esto último se les ha ido un poco la
mano a la hora de recrear Nunca Jamás: el exceso de brillos y colorines ahí
hace que se note demasiado la intención visual, o más bien, algunos de los
defectos de los efectos digitales posteriores al 2000.
Una de las mayores variaciones que han incluido es la trama
central de Wendy. Su papel original era el de ser la madre de todos los
personajes, algo comprensible teniendo en cuenta la época del libro y la
intención de reflejar los juegos infantiles típicos de las niñas. Este
personaje es bastante distinto, ya que se lo presenta como una niña aficionada
a las historias de aventuras y con mucha imaginación, más una compañera de los
niños que la “madre” que se planteaba originalmente. La idea es interesante y
en la mayor parte del tiempo está bien llevada, aunque en más de una vez se
hace demasiado evidente que no sabían muy bien qué hacer: se hacen un par de
referencias al papel de madre del personaje, pero el resto del tiempo se hace
referencia a su papel como contadora de historias, manteniéndose esta idea
durante el resto de la película. No funciona muy bien porque determinadas
escenas, como su llegada, el cuidar de los niños, o las referencias a tomar
medicina, no tienen mucho sentido cuando su personaje principal es mucho más
aventurero y fascinado por los piratas que el de una niña que quiera jugar a
las casitas. Aunque debo reconocer que este cambio me gustó, o más me hubiera
gustado si lo hubieran planteado de una forma más coherente con el estilo que
querían mantener.
En realidad lo peor de esta es su intención de
superproducción, o más concretamente, de querer atraer público. Porque la relación
entre Peter Pan y Wendy es la de un romance preadolescente con un continuo tira
y afloja hasta su desenlace pasteloso. De nuevo, quieren mantener en un
principio el parecido con el material original, y Peter se presenta con todos
los defectos de este. Es mentiroso, tiene menos memoria que un pez, es egoísta,
y obviamente, inmaduro. Pero de golpe y porrazo acaba siendo el principito azul
de Wendy, convirtiéndose en un personaje completamente opuesto al inicial, y
sin mucha motivación para este cambio. Es como si quisieran que todas las niñas
que empiezan la edad del pavo tuvieran su correspondiente final romántico.
Además, el registro de los actores tampoco es muy efectivo: en más de una
ocasión da la impresión de que no saben muy bien qué cara poner, y que,
exceptuando a algunos secundarios, están puestos ahí porque son unos críos muy monos. Bastante mejor se
defiende el Capitán Garfio, claro que este siempre ha sido un papel bastante
goloso, con el que también han respetado una de las tradiciones de la representación
teatral: tanto el señor Darling como James Garfio son el mismo actor.
Este Peter Pan cuenta con bastantes defectos derivados de
querer hacer una película demasiado superproducción y con menos contenido del
que debería, además de una de las manías propias del cine en los últimos años:
intentar que todo sea más oscuro y con más acción, cosa que en este caso,
funciona a ratos y a otros, no tanto. Pero curiosamente, se queda en una
adapción bastante buena y de las más fieles que se han hecho. Sobre todo,
después de haber visto el trailer de la próxima versión con Hugh Jackman.
2 comentarios:
La historia de Barrie es, probablemente, la más compleja que jamás se haya hecho, o al menos la que más matices turbulentos aporta en cada (re)lectura. A mí la película de Hogan no me gusta mucho, pero es de reconocer que no se limita a adaptar de modo mimético el original, sino que intenta aportar algo nuevo, en este caso, subrayar la sexualidad del mito (aunque sea con esas contradicciones que señalas sobre el personaje de Wendy). Es por ello muy coherente que Jason Isaac cree el Garfio más sexual y menos paródico (todo lo contrario que el de Hoffman para Spielberg) y que sea de lo más oportuno rescatar esa tradición escénica de que el mismo actor también interpreta al señor Darling. La pena es que el mainstream de Hollywood aconsejara no respetar el maravilloso y tristísimo final del libro
Efectivamente, Peter Pan me parece un libro que se va volviendo más perturbador según más adulto es el lector. La idea de esta película parecía interesante, si hubieran sido algo menos erráticos al plantear al personaje de Wendy. Pero cuenta con aciertos como la caracterización del Capitán Garfio.
Lo peor, sin duda, el final edulcorado y ese Peter Pan convertido en romance para preadolescentes.
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