Esta semana no va de libros franceses, sino del país de al lado. Que aunque compartan idioma en algunas zonas, no se toman muy bien esto de las confusiones. En concreto, este señor es también uno de mis escritores favoritos, como H. P. Lovecraft, e igual que este, solo lo he mencionado de pasada.
Es de estos señores que siempre se recuerdan viejitos
Como sobre la historia de Jean Ray se puede consultar cualquier página o wikipedia, y que por cierto, es bastante divertida (incluye desde penas de cárcel hasta trabajos de marino y contrabandista. Encima le daba tiempo de escribir y todo), diré que él mismo no se cortaba en añadir datos un tanto aventureros y que, junto a su forma de escribir, hicieron de él todo un personaje. Bueno, y que la época de sus libros va aproximadamente de los años veinte a los cuarenta, por aquello de dar una idea de la época y ambientación en caso de que no haya ganas de mirar más páginas.
Entre esto, y el Telegato, más que fantástica, debe ser un sitio muy raro
Es más, el género que acabó eligiendo para escribir fue el terror, o más bien el fantástico, o…bueno, esa cosa que los franceses llaman fantastique y que engloba cualquier relato que no sea abiertamente de fantasía épica y que incluya elementos sobrenaturales. También es cierto que, aunque muchos de los escenarios que utilicen sean un tanto góticos, los escritores del continente siempre tuvieron un poco más de humor negro y fueron un pelín más pícaros que sus contrapartidas británicas. Jean Ray no era una excepción, y en sus libros los hay en buenas cantidades.
Llamarlo escritor es más por su profesión que por arte, porque nunca fue una persona que cuidara mucho el estilo de su narración,historias: casi todo iba destinado a revistas o a ser novelitas de a duro, de ahí que la mayoría sean relatos cortos, que los haya a montones, y sobre todo, que lo que le interesase fuera contar una historia que fuera lo más imaginativa y atrayente posible. Eso se le daba francamente bien, y lo que más se recuerda de él es su inventiva y variedad, porque no se cortaba en aprovechar para sus relatos todo lo que había conocido: desde elementos de la mitología clásica hasta monstruos más populares como los vampiros, e incluso se atrevió con cosillas más propias de la ciencia ficción como los teoremas matemáticos y las dimensiones paralelas. Eso sí, tratándose de literatura fantástica, el tratamiento de estas últimas no era precisamente serio y riguroso. Pero era divertido como él solo.
Su forma de escribir lo hace muy distinto de otros escritores de la época como pudieron ser H. P. Lovecraft, no solo por temas y estilo (aunque a este último también le gustaba la mitología en sus primeros tiempos), sino por la forma de desarrollar los horrores que puedan encontrar sus personajes: si los personajes de Lovecraft son estudiosos tirando a apocados, los de Jean Ray son en su mayoría marineros curtidos, detectives o gente del hampa que no dudan en llenar de plomo la barriga de un vampiro o estamparle una barra de hierro en los morros de cualquier monstruo. Aunque no dude en aprovechar el tema de las atmósferas y los escenarios para sus relatos, no hay amenazas imposibles, sino que estas son bastante corpóreas, y como tales, siempre es posible enfrentarse a ellas. Igual es por eso por lo que en ninguno de sus libros falta una escena de cenas o comidas en las que los menús son contundentes y perfectamente descritos. Tampoco sé si esto se debe a que muchos cuentos son narrados por su protagonista en una reunión, o que al escritor le gusta comer.
Seguramente su libro más famoso sea Malpertuis, que hasta tuvo su propia película (que sigo teniendo pendiente), y en el que le da una vuelta de tuerca muy suya a la novela gótica, y sobre todo, al tema de las casas encantadas. En cuanto a relatos, hay de todos los gustos y en cada antología, que también tiene varias, no debe haber menos de quince, aunque seguramente el mejor, y el más variado, sea Los 25 Mejores Relatos Negros y fantásticos. Las novelitas de Harry Dickson son un caso aparte y, como todavía tengo unas cuantas por leer, seguramente les correspondan más párrafos en una entrada.
Fuera de las librerías de segunda mano, y allí no quedan muchos ejemplares, es imposible encontrar nada de Jean Ray en una librería: lleva muchos años sin ser reeditado y aunque en Bélgica sí están publicando algo, no es el caso en España. Por suerte, como en otros casos, mi gata también ha encontrado por ahí casi todos sus libros por lo que todavía podré disfrutar de sus cuentos una buena temporada.
2 comentarios:
Entusiasmado cada vez que descubro un/a conocedor/a y admirador/a de Jean Ray, autor no sé si infravalorado o simplemente desconocido por la mayoría, al que quizá la combinación entre lo serio y lo irónico provoca rechazo o desconcierto entre algunos que se han acercado a él.
"Malpertuis" lo tengo un poco olvidado (creo que lo revisaré en breve) pero ya solo por "La callejuela tenebrosa", probablemente el relato corto más sofisticadamente surrealista que he leído nunca, merece cualquier honor. No sólo ese, recuerdo con maravilla y vividez otros como "La casa de las cigüeñas", "El cementerio de Marlyweck", "La princesa tigre", incluso cosas excéntricas tan aparentemente menores como "Dios, Tú y Yo" o las lovecraftianas "El Uhu" y "El terror rosa". Un grande que vale la pena intentar hacerlo conocer al gran público.
Es verdad que Jean Ray provoca muchas veces rechazo por lo particular de su estilo, especialmente en lo tocante a Harry Dickson. Y es que el nivel de absurdo que podía alcanzar con esas novelitas nada tiene que ver con el cuidado que le dedicaba a otros de sus relatos, solo hace falta revisar Los veinticinco mejores relatos negros y fantásticos por mencionar uno. Grande, pero hoy desconcido...también me pregunto como Valdemar, especialista en autores extraños no le ha echado (o no ha podido) el guante.
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