Hay libros y fechas que hacen pensar en el pasado, o incluso dar un poco de nostalgia. Cualquier relato sobre escolares trae de vuelta la época de las mochilas, las aulas y los recreos, el invierno hace pensar en nieve (aunque la hayamos visto en la ciudad os veces, y sin cuajar) y en todo lo que puede traer el año que empieza…la nostalgia es inevitable, aunque en este caso, también lo es pensar “ah, pues tampoco estábamos tan bien antes”.
Geoffrey Willans ¡Abajo el colejio! Esta es la guía para sobrevivir al colegio de san Custodio (St Custard en el original) que Nigel Molesworth ha legado a las generaciones venideras. Una exhaustiva descripción del tipo de profesor que puede encontrarse según la asignatura que imparten, como sacarlos de quicio y las actividades que se llevan a cabo periódicamente en el centro educativo. Que, a juzgar por la ortografía de Molesworth, no debe ser de los mejores de Inglaterra.
El libro de Willans es el primero de una serie donde se parodia la educación británica de los años cincuenta especialmente los internados en las áreas rurales. Aunque el estilo en primera persona, y el trabajo de traducción llevado a cabo para reflejar la escritura del que a todas luces es un alumno pésimo, refleja de forma muy ácida a un profesorado anclado en una educación arcaica, donde los intentos por renovar el sistema se toman muy poco en serio, y para ser sinceros, estos tampoco parecen útiles. La descripción de los profesores y alumnos de San Custodio, done impera la ley de la selva y donde no dudan en burlarse de los estudiantes más remilgados o estudiosos se queda a día de hoy en una pieza muy marcada por su época. Por comparación, las novelas del pequeño Nicolás, con sus vivencias en la Francia de los 60, o las aventuras en la Inglaterra rural de Guillermo, tienen una cualidad más intemporal que el internado de Nigel Molesworth y su Inglaterra recuperada de la posguerra, donde padres y profesores todavía cuentan hazañas (en su mayoría, exageradas) de la pasada guerra.
La narración, acompañada por unas ilustraciones caricaturescas muy divertidas, se queda más en una historia vintage que podrá hacer más gracia a un lector adulto que a un niño. Que, además, será mucho más consciente de todas aquellas cosas que hoy hacen fruncir el ceño. Es probable que muchos acaben sintiendo más simpatía por el “barbilindo” de Fotherington-Thomas, que según su protagonista “lee rebistas y va al teatro”, que por el energúmeno de Molesworth.
Selma Lagerlöf. El carretero de la muerte. Cuentan que la última persona que fallece la noche de san Silvestre es condenado a tomar el lugar del carretero del a muerte y conducir las almas de todos los que mueren durante el año, hasta que otro desafortunado ocupe su lugar. Dos personas agonizan poco antes de la medianoche. Sor Edith, una de las hermanas del Ejército de Salvación, gravemente enferma de tisis, y David Holm, un conocido borracho y pendenciero que exhala su último aliento tras la puñalada de dos compañeros de juerga. Durante las siguientes horas tendrán lugar los últimos momentos de la hermana Edith, obsesionada hasta su último aliento en salvar el alma de Holm, aún a coste del bienestar de la mujer e hijos de este, y el recorrido que él realiza acompañado por el carretero, donde aún puede haber un resquicio de esperanza incluso para alguien tan irredimible como él.
Lagerlöf es conocida por ser una de los premios Nobel y autora de El maravilloso viaje de Nils Holgersson (que solo lei en las versiones del libro de texto de Lecturas. En cuanto pueda lo soluciono, ¡lo juro!). Y que en El carretero desarrolla una fábula fantástica acerca de la redención y las segundas oportunidades. A veces excesivas, ya que Holm es uno de esos personajes imposibles de redimir y con un extraño carisma capaz de arrastrar a todos consigo: la hermana Edith acaba anteponiendo la seguridad de la familia de este en favor del perdón y la unidad del matrimonio con un sujeto que…bueno, digamos que a todo el mundo le habría ido mejor si se lo hubiera llevado una cirrosis. Y que, pese a lo desconcertante en una lectura actual, no deja de ser un reflejo de una sociedad más propiciada por la moral y las convenciones que por el bienestar de sus miembros.
A lo largo de esa noche, se recorren momentos del pasado de Holm, así como lo que puede suponer un cambio en sus acciones, acompañados de la descripción, irreal pero vívida, de la carreta que lo acompaña y la naturaleza sobrenatural de sus destino. Hasta un desenlace que apunta, desde un principio, al concepto de redención y enmendar los fallos de un personaje que, por lo irredimible, queda lejos de la figura de Ebenezer Scrooge. Y es que este carretero no es una fábula navideña, ni tampoco para Halloween. Ni siquiera un relato esperanzador. Pero sí una narración fantástica a tener en cuenta.
4 comentarios:
No conocía ninguno de los libros, me llama especialmente la atención el segundo, 'El carretero de la muerte' (pedazo de título, por cierto). Creo que se va a la pila de lectura xD. También desconocía que Jon Bilbao se dedicara a la traducción. El argumento de 'Abajo el colejio' me recuerda, sin haber leído el libro, a la peli de Lindsay Anderson 'If....', una sátira sobre el sistema educativo inglés bastante terrorífica.
El Carretero lo encontré por pura casualidad (creo que en algún comentario a Valdemar les decían que no estaría mal em su catálogo) y si que puede ser muy polarizado por el enfoque redentor. A veces acabé pensando que la buena mujer debería haberse buscado un descarriado algo más manso xD.
Y Abajo el colegio, creo que fue ver la portada y decidí que había que leerlo. Sigo pensando que más que Sátira, debe ser un retrato bastante acertado del sistema educativo inglés.
El primer libro lo he leído, pero no recuerdo nada de él salvo esa redacción de la que das algún ejemplo. Sé que lo leí con agrado, pero tendría que revisarlo de nuevo. El libro de Lagerlof no lo conozco (¡pero el de Nils Holgersson sí que lo he leído, y es delicioso!), pero sí la magnífica versión muda del año 1921, conocida en nuestro país como "La carreta fantasma", del director Victor Sjostrom, que es genial. Una maravilla que combina el romanticismo más exaltado con el fantástico más delicado; búscala y verás.
Del primero hay más, aunque me parece que la serie no se continuó en España. Me hace pensar, con años de diferencia, en el diario de Adrián Mole y que las visitas a la infancia en la literatura británica tienen mucha sorna.
Nils Holgersson lo había leído en la versión adaptada, por entregas (bastante fiel) de la colección Cuenta Cuentos...no sabia que este carretero tuviera su versión cinematográfica, pero me pongo a buscarla.
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