El verdadero horror no es el primigenio, es la aspiradora del fondo
Los Mitos de Cthulhu es una de las invenciones literarias a las que más cariño le guardo. Después de las obras completas de Lovecraft, vinieron unas cuantas recopilaciones y pastiches. Que también disfruté, pero con el tiempo fui perdiendo interés al encontrar otras lecturas y porque estas solían quedar bastante limitadas a una estructura que H. P. L. había explotado bastante. Pero de vez en cuando todavía me da la morriña y me animo a leer algo que se haya escrito recientemente. En parte por esto, y en parte para comprobar si el esquema narrativo de los pastiches, que había visto hasta la saciedad, ha variado un poco. Lo que sí supone una novedad es que en lugar de libro, fuera un comic el que me llamara la atención con una portada llena de tentáculos y viandantes amenazados por la locura.
(Advertencia: esta entrada contiene un 50% más de lo habitual en referencias específicas y gaticos)
Fall of Cthulhu es una serie relativamente larga.
Relativamente, porque en realidad está dividida en varios arcos de cuatro o
cinco números, y no llega a la extensión que puede tener, comparándola con
otros comics que también compro, Los muertos vivientes. Pero para lo que suele
ser una historia lovecraftiana sí que es bastante extensa. Esta no se limita a
historietas breves sino que cuenta una historia competa, dividida en distintos
personajes, que comienza en Nueva Inglaterra. Tras presenciar el suicidio de su
tío, un hombre normal y corriente descubre que el mundo que conocía es mucho
más inquietante: en sus sueños conoce a una figura grotesca llamada La Ramera,
guardiana de todos los secretos de la humanidad. Rodeado de muertes grotescas y
sucesos extraños, solo el propietario de un destartalado hotel parece dispuesto
a ayudarlo. Pero esto es solo el principio: un tiempo después, un detective y
una ladrona se enfrentarán a varios asesinatos sobrenaturales relacionados con
un enfrentamiento entre dioses que
podría acabar con la vida en la Tierra. O al menos, con la de dos patas.
Porque uno de los compañeros del antagonista principal es un gato que parece
bastante indiferente a esto del fin del mundo. Y sí, esto también ha hecho que
mi simpatía por alguien que quiere llevar el caos y la devastación al planeta
suba varios enteros.
Un poco de nightmare Fuel, que llevaba tiempo sin poner nada
Aunque hay varias novelas de esta temática, para mí un arco
tan extenso es una novedad, al estar más acostumbrada a recopilaciones. Una
novedad interesante, en este caso, porque da para una historia con bastantes
giros, como corresponde a un comic de acción, y para que los personajes vayan
presentando un carácter y un desarrollo más allá de volverse locos ante la
primera abominación que se les plante delante…Algo, por otro lado, que es de
recibo en cualquier narración de los Mitos de Cthulhu. Además, consiguen evitar
uno de los clichés habituales en este tipo de ficción, que es la de
caracterizar a las criaturas según bando. Desde que Augusth Derleth retomó los
Mitos, los primigenios como entidades negativas y Nodens como un dios bondadoso
que ayuda a los protagonistas se había convertido en canon. En cambio, el mundo
que se plantea en Fall of Cthulhu es mucho más desesperanzador: estas
criaturas, o bien pasan de la humanidad, o bien pretender verla aniquilada, y
tanto los seguidores de unas u otras son igual de sanguinarios y peligrosos
para los protagonistas.
Este ambiente opresivo es bastante efectivo en los primeros
números. Estos son los más cercanos al terror lovecraftiano que podía
plantearse, haciendo que la propia ciudad sea parte de la historia y otra
amenaza para el protagonista. Porque según avanza la trama, esta se plantea
como un sitio lleno de secretos que muchos prefieren olvidar o ignorar. Como
curiosidad, estos no se limitan a los lugares imaginarios, sino a los
escenarios realistas ideados por Lovecraft, como Arkham o la Universidad
Miskatonic. De este modo, la historia se plantea todavía más como una ficción,
evitando algo habitual también en este género: las referencias. Con esto de que
Lovecraft acabó volviéndose casi un personaje, no era raro que siempre hiciera
algún cameo o mención en muchos casos. Esta vez también se ha evitado, cosa que
se agradece porque es preferible disfrutar de la historia de terror como tal,
en vez de tener que hacer el guiño. Además, hay otros comics bastante
interesantes que ya lo han incluido, sin necesidad de que esto se convierta en
una norma.
El planteamiento, y la adapción que ha hecho de muchas
convenciones, es interesante. Pero el comic también cuenta con bastantes
fallos. De entrada, no consigo acostumbrarme a que cada dibujante sea de su
padre y de su madre, porque esto hace que la diferencia entre cada volumen sea
abismal, y en muchos casos, irregular.
En las viñetas hay un poco de todo: desde un estilo con muchas sombras y
manchas, muy adecuado para una historia de terror, a otro que, entre el tipo de
dibujo y el color con volumen y degradados aplicado por photoshop parece sacado
de cualquier Ultimates de Marvel. Otros suben el nivel de nuevo con un trazo
similar al de Mignola, pero con más
detalle, y otros lo vuelven a echar por los suelos con unos dibujitos que
parecen hechos por un aficionado.
Por desgracia, el guión también sufre estos cambios de
estilo tan bruscos: Fall of Cthulhu empieza con un planteamiento de horror
puramente lovecraftiano, donde la única salida que pueden tener sus víctimas es
la locura. Progresivamente va convirtiéndose más en una aventura de horror con
toques de acción, para terminar con un despliegue de primigenios peleándose
delante de los personajes, cosa que acaba contradiciendo lo que se empeñaron en
construir los diez números anteriores. No tiene mucho sentido intentar mantener
presente la idea de locura y de cosas que no deben ser vistas por el hombre,
cuando acaban saliendo por ahí un montón de cosas con tentáculos y nadie se
inmuta demasiado. O peor, se lían a tiros como en una partida de La llamada de
Cthulhu.
¡Se lo leeré a Sabela y Narnia antes de dormir!
Quizá me esté poniendo demasiado exigente con este cómic,
porque lo cierto es que con todos estos fallos, y esa progresión hacia un
estilo más de superhéroes, me divirtió un montón. Muchísimo más que otras
historias de los Mitos de Cthulhu que leí antes, aunque esto implicara pasar
por viñetas un tanto desconcertantes y peleas a las que mejor era no buscarles
el sentido. Además, acabé siguiendo también con los spin off que dio la serie
principal. Hexed, que sigue las aventuras de una de los protagonistas, es más
cercano a la fantasía urbana que a los Mitos. Y Némesis..bueno, todavía no lo
he empezado. Pero el que este esté dedicado al gato que aparecía en los
primeros números y sus intenciones de dominar el mundo, demuestra que los
guionistas, además de Lovecraft, también saben un rato de mininos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario