Los nazis han sido los grandes villanos de los últimos
sesenta años. Sea guerreando, que buscando reliquias, o invocando primigenios,
gracias a ellos puede existir una película sin más justificación que su sola
presencia. Ahora faltaba juntarlos con los monstruos de moda del ultimo
quinquenio y conseguir una producción que con semejante mezcla, tuviera todas
las papeletas para ofrecer un tipo de entretenimiento muy concreto: horror, una
idea un tanto disparatada, algo de tripas y humor negro. Bueno, en realidad en 1977 Shock Waves intentaba lo mismo con nazis subacuáticos y Peter Cushing, pero era de terror serio, no comedia (aunque por el argumento quedaran dudas).
Zombies nazis presenta esto mismo, con un planteamiento muy
simple en el que un grupo de amigos van a pasar sus vacaciones a la montaña.
Durante la primera noche, un tipo bastante siniestro les cuenta cómo hace
décadas un sanguinario destacamento nazi fue asesinado por los lugareños, y
cómo el oro que estos habían robado había desaparecido. El tesoro (bastante
escasito, por cierto), resulta estar
escondido en la cabaña. Pero tras encontrarlo, son atacados por los
cadáveres de los soldados.
Lo primero que echa para atrás de la película es el
currísimo título que le han dado en España. Dead Snow se convierte en Zombies
nazis, por aquello de que a la gente le quede bien clarito lo que se va a
encontrar en el cine. Por desgracia, esto no se trata de una traducción cutre
sino de una advertencia: es lo único que hay en todo el guión. Porque en
realidad no hay personajes, ni motivos, ni desarrollo, más allá de sacar a unos
tipos renegridos en uniforme de las SS. Por lo visto, a alguien se le ocurrió
que esto era suficiente para hacer funcionar una película, sin que tuviera que
haber nada más.
El planteamiento es el típico de miles de series B de los
ochenta: protagonistas descerebrados, señor siniestro aleatorio, e historieta
de fondo para justificar la aparición de los monstruos correspondientes.
Seguramente se trata de una referencia simpática al cine de terror y su falta
de prejuicios, pero en realidad se queda en un remedo bastante pobre. Y ese
mismo año, Cabin in the Woods le daba una vuelta completa mucho más original a
los clichés y arquetipos de los que aquí abusan. Podría salvarse al contarse
desde una perspectiva bastante humorística y absurda, donde muchas de las
situaciones están povocadas por la propia tontería y actitud de sus
protagonistas. Pero tampoco me ha convencido: esta es tan simplona, y tan
basada en los huecos de guión, que se queda en patochada en la mayoría de los
casos. O eso, o es que estoy demasiado mayor como para que me hagan gracia los
chistes de retretes.
En realidad, la aparición de los zombies se explica gracias a
otro recurso bastante manido: el tipo que les cuenta la historia no tiene más
objetivos en toda la película que aparecerse, crear mal rollo, y ser asesinado
cinco minutos después. Y el mcguffin que los mantiene en marcha, pasa por ser
el más cutre que he visto en mucho tiempo: una cosa es meter de por medio el oro
nazi…y otra muy distinta, es que este quepa en una caja con cuatro monedas y
unos pendientes, por las que en un compro oro no daban ni 50 €.
Aunque su título me espantaba, con el anuncio de Dead Snow 2
decidí a darle una oportunidad y ver si era tan divertida y sin complicaciones
como decían. Y complicaciones tiene pocas. Pero diversión, tampoco mucha. Se ve
que entre los zombies y los nazis se olvidaron de meter un guión de por medio.
2 comentarios:
No tan guay como la vendían, eso de ver la segunda ni de coña.
Muy floja, cosa que tiene delito en una película como esa...No se puede filmar si no hay guión.
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