Narrativa: la segunda mejor cama posible para un gatoUna semana más he estado disfrutando de la sección de préstamo de la biblioteca, que como pude comprobar desde hace algún tiempo, cada día es más geek y desconcertante en cuanto a catálogo. Y aunque no sean recientes, he podido encontrar varios ejemplares de la colección Última Thule, de Anaya, una propuesta que presuntamente estaba destinada a un público más joven, pero que en la práctica, eran todo novelas y relatos
pulp que disfrutamos las personas más talluditas y demás gentes de mal vivir. Eso sí, las ediciones, en tapa dura, sobrecubierta, y letra con algunos arabescos, eran una delicia.
Catherine L. Moore. Jirel de Joiry. Aunque el susodicho pulp sea un género que me guste muchísimo (tengo hasta un par de libros con las novelas de Fu-Manchú. Vergüenza debería darme), este ha sido posiblemente el que menos me ha gustado. La tal Jirel es una castellana francesa, en una época indeterminada de la Edad Media, que se enfrenta a todo tipo de mercenarios y hechiceros. Como era de esperar, es una belleza pelirroja de interminables curvas y mal carácter. Aunque al género fantástico se le perdone todo, y más hoy, que sabemos que una guerrera estaría más cercana a Brienne de Tarth que a Sonia la Roja, los relatos se me hicieron muy repetitivos, ya que basicamente, consiste en que la protagonista empieza persiguiendo al mago de turno y acaba perdida por algún mundo raro. Además, una cosa es tener carácter, y otra, ser una insoportable, como es el caso de la moza esta. Lo mejor del libro acabó siendo una autobiografía de la propia autora, en la que cuenta con bastante gracia, cómo estudió empresariales (o su equivalente americano en los años veinte) y trabajó en un banco durante la crisis del 29.
Todos los que conocen ya al personaje se estarán preguntando qué pinta en un paisaje castellanoRobert E. Howard. Las aventuras de Solomon Kane. Howard ya es mucho más conocido, especialmente gracias a Conan el Bárbaro y la infinidad de comics que se hicieron sobre el personaje (además de la próxima película, que, antes de estar protagonizada por Khal Drogo, estuvieron a punto de fichar a Sam Winchester. Así anda el mundo). Sin embargo, creó muchos otros personajes, todos ellos un poco parecidos entre sí, para qué negarlo, y que cubren practicamente todas las épocas posibles de la historia, desde las reales hasta las inventadas. En este caso, Solomon Kane es un espadachín inglés del siglo XVI, que, para variar, también se enfrenta a forajidos, hechiceros y otras hierbas. En este caso, también peca un poco de repetitivo, con muchas persecuciones, magia negra y sabiendo que pase lo que pase, Kane va a salir ganando, pero no se puede pedir mucho sabiendo el tipo de formato al que tenían que ceñirse los escritores de la época. Además, como suele pasar con la mayoría de historias de Howard, acción y entretenimiento no les falta, no.
Por el momento, he tenido suficiente de préstamos extraños, y ya estoy planteándome volver a la literatura un poco más seria (o lo que pueda entender por "seria") por aquello de variar un poco. Y que las bibliotecarias dejen de mirarme raro.
3 comentarios:
A pesar de tener a James Purefoy que mala es la película de Solomon Kane.
¡Yo me compré el de Jirel! Recuerdo que el último cuento no estaba mal del todo, pero en conjunto el libro no era gran cosa. Eso sí, hay que tener en cuenta que los relatos no se escribieron para publicarse en "formato libro", sino en revistas especializadas, y eso cambia un poco las cosas, porque al no leértelos todos "de golpe" no cantaba tanto que eran todos iguales.
De Howard yo me leí "El reino de las sombras", una colección de cuentos editado por Obelisco, que incluye "Sonya la roja". Curiosamente, es un relato de aventuras ambientado en el sitio de Viena en el siglo XVI, no sé cómo terminó Sonya en el mundo de Conan... De todas formas, de la pandilla de amigos de Lovecraft, el que más me gusta es Clark Ashton Smith. Si encuentras "Zothique" en la frikoteca, leételo.
Satrian: la película, excepto para sacar vestuarios bonicos, no va muy allá.
Condesadedía: de esa colección tengo Carnacki el Cazafantasmas (cuando todavía se editaba) y Sangre dorada de Williamson (en un saldo). El pulp me pierde, pese a sus limitaciones en la narración que efectivamente, se notan mucho cuando se recopilan en formato libro. A Clark Ashton Smith también lo leí, y tengo la suerte de tener la edición de Los mundos perdidos, de Edaf, donde incluye practicamente todos los relatos de Averoigne y alguno de Zothique.
Lo que hicieron con muchos personajes de Howard es un caso: con el éxito de Conan, se lanzaron a reconvertir a la era Hiboria todo lo que pudieron, y el caso más famoso fue el de Sonia la Roja: de mercenaria en el sitio de Viena, acabó protagonizando un montón más de pastiches.
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