El gatico ya se ha leído ese unas cuatro veces.
Aunque el fin de la pila que había anunciado hace algunas entradas era una falsa alarma (ha debido de hacer algún tipo de mitosis porque cuando me di cuenta, ya había cinco o seis libros más ahí delante), esta temporada me dediqué a leer de nuevo algunos libros, bien por haberme gustado o por haber corrido demasiado para terminarlos y no enterame de mucho. Algunos de ellos también los mencioné en una entrada sobre posibles relecturas y otros, se me fueron ocurriendo sobre la marcha.
Phillip Pullman. Materia oscura. A este paso, va a convertirse en la estrella de Barrilete por la cantidad de veces que lo he mencionado. La primera lectura fue un poco apresurada e incluso el último libro se quedó colgado, cosa que solucioné en la segunda vuelta. Y fue una suerte, porque en ese último volumen fue cuando pude comprobar la cantidad de mala baba que el sr Pullman emite a todo lo que huela a religión institucionalizada.
John Wyndham. El día de los trífidos. Un trífido, además de ser una planta particularmente hortera, es algo que no puede faltar en la biblioteca de alguien aficionado al género fantástico. La última miniserie de la BBC me hizo volver a mirarlo de reojo en la estantería, y un poco después, estaba leyéndolo. Es muy corto, y el parecido con esa miniserie no es el más grande que podía haber...Claro que a día de hoy era de esperar que tuvieran que actualizar un poco algunas cosas. A modo de spoiler, diré que en la novela, la idea de Torrence era desarrollar un sistema feudal y que todo quisque comiera puré de trífido.
Michael Moorcock. Elric de Melniboné. Algo pasa con Elric. Me leí sus ocho novelas y me encantaron, se las dejé a Hewl y se acordó de mis ascendientes hasta tercer grado. A muchos le sonará Elric y Stormbringer por el juego de rol que se publicó en los ochenta, y a algunos, por el personaje creado por Michael Moorcock en plenos años sesenta modernos y plagados de LSD (la referencia al LSD no es un chiste, por desgracia). Este entorno social se nota mucho en las historias del personaje, porque Elric nace sobre todo como un antihéroe frente a los que existían hasta la fecha (principalmente, el modelo de Conan y el Señor de los Anillos), y especialmente, huir de la fantasía tradicional mediante un mundo compuesto de distintos planos y encarnaciones de un mismo héroe. Bueno, entre otras cosas, esto servía para ahorrarle al autor un montón de trabajo en cuanto a coherencia, pero queda mejor la primera explicación. Aunque uno de mis favoritos, las novelas de Elric son muy irregulares: frente a una fantástica Portadora de Tormentas, que cierra la saga, hay situaciones tan absurdas como las que aparecen en el primer volumen, que a veces hacen pensar en qué se había tomado el autor, y otras veces, que Elric, más que un antihéroe, era tonto.
Por el momento, a estos libros me he estado dedicando. Seguramente empiece alguno de los nuevos en breve, porque si no, al paso que voy, me veo releyendo las novelas de Fu Manchú.
2 comentarios:
Vaya tres libros, a cual me gusta más, a Elric tengo que releerlo que hace mucho que lo hice, y puede que ahora no le pille tanto el gustillo, pero las de Philip Pullman son increibles, ahora y antes, y sobre todo esa última parte.
A mi me pasó lo mismo: El día de los trífidos me lo había leído hace 9 años y Elric, unos diez, y me dije "Con lo que me han gustado..¿por qué no le hago una segunda vuelta?" Encima tenía la edición de Círculo de lectores de dos volúmenes, considerada hoy en día como material digno de presumir.
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