Hubo un tiempo en el que yo era una frikaza de narices. O al menos, lo intentaba…y es que, retrocediendo diez años en el tiempo, cuando intenneee… era una cosa desconocida sobre la que giraban tramas de thrillers, y los chavales de 15 años disponíamos de una renta muy limitada, por no decir que en las ciudades pequeñas era una tarea titánica el encontrar material (no digamos ya merchandising), el intentar estar al tanto de cine fantástico, literatura, comics o lo que fuera, era una actividad a la que había que echarle, mucha, muchísima voluntad. Ya me gustaría ver a mí a una superotaku de 16 años, al gotiquillo de turno o a un par de emos intentando moverse por las procelosas redes de la (ausencia de) información…a ver si había narices de ser tan friki marginal y resabiado…
Ejem, ejem. Perdón por el desvarío. Sin duda se debe a un exceso de estudios combinada con una dieta pobre en proteínas. Lo que pretendía decir con el sermón de la montaña anterior era que, precisamente, la falta de información acerca del género fantástico era una lacra para cualquier interesado. No ya a nivel informático, sino que directamente, apenas había publicaciones del estilo: hace todavía más años, Fangoria disfrutó de una vida muy efímera, Fantastic Magazine fue evolucionando en una cosa muy rara que no se ni yo de qué iba, SfX cerró a los seis o siete números...Solo Gigamesh fue aguantando estoicamente el tirón, y eso que nacía con una tremenda desventaja: una publicación no profesional de dificilísimo acceso fuera de tiendas especializadas…precisamente lo que en Payasolandia NO había. De fanzines menores ni hablamos, ya que el objetivo de esta entrada es hablar de revistas.
Los años posteriores tampoco fueron a mejor: Fangoria apareció de nuevo con la misma suerte, aunque el hecho de que en sus artículos las peores series Z aparecieran como glorias benditas tampoco ayudó. Gigamesh se profesionalizó y vio nacer su revista hermana, Stalker, dedicada al cine, pero el lastre de los problemas de distribución hacía que quedara completamente desfasada en cuanto a reseñas de los estrenos…lo que hizo que, con el tiempo, estas también fueran desapareciendo, o cambiando su formato (en el caso de Gigamesh), y por mi parte, que servidora abandonara la lectura de revistas de género para que, con el tiempo, Internet fuera cubriendo cualquier necesidad de lectura e información.
Y es precisamente hoy, cuando el género fantástico está (parece) plenamente aceptado, hay una verdadera revolución de la ficción televisiva, los clásicos de esta y hay restauraciones de películas clásicas que merecen el nombre de obra de artesanía, me encuentro en los kioscos, con…¡una revista de ciencia ficción! ¿Será posible? ¿Dónde demonios estaba una publicación así, mayoritaria, de acceso a distribuidores de prensa minoristas, cuando las pasaba negras para enterarme sobre estrenos de cine? Y lo más importante ¿será viable la edición de una revista de un género que, a pesar de todo, sigue siendo minoritario y cuyos seguidores se caracterizan por pasar más tiempo ante la pantalla del ordenador que en la calle?
La revista en cuestión es Scifi World, que, pese a que su título, trata también de fantasía y terror. Obviamente, no vamos a encontrar los sesudos artículos (a los que siempre achaqué el exceso de atención que daban a la ciencia ficción en concreto) de Gigamesh o Stalker…ni los buscamos. Scifi World es aproximadamente el análogo en cine fantástico a Fotogramas o Cinemanía, aunque sin la mastodóntica cantidad de anuncios que doblan el tamaño de estas dos, convirtiéndolas casi en un catálogo con fotos de películas por medio, y con una mayor especialización en los artículos como se esperaría.
Los contenidos, al menos los de este mes, variados: estrenos del mes, monográfico de Stan Winston, reportaje de Farscape, monstruos gigantes, pelis de los cincuenta y sección de estrenos de dvd, videojuegos y libros, esta última, en mi opinión, bastante pobre. Un número bastante interesante al que le he sacado más jugo del que esperaba.
¿Durará? Esa era la pregunta que me hice cuando vi su portada en el kiosco, pero las señales parecen indicar que sí: el público interesado en este género se ha doblado en estos últimos diez años a los que me refería, llevan ya 11 números en el mercado (lo que hace sospechar de mi incipiente empanamiento si no me he dado cuenta hasta ahora) y aprovechan, igual que la mayoría de publicaciones, vamos, una herramienta que podría parecer que les quitaría lectores: internet. Su página web, además de vídeos, concursos y similares, se actualiza bastante rápido con miniartículos y noticias, por lo que tampoco está mal visitarla a ratos muertos. Además, pasa la prueba de fuego: supongamos que estamos en una estación de tren, el libro que llevamos tiene pinta de durar solo hasta mitad de trayecto y en el kiosco podemos ver, además de
3 comentarios:
yo las tengo todas las estoy coleccionando.XD
me encanta.
A mi me gustó bastante lo que leí..aunque de coleccionarlas, imposible ¡mis libros y comics demandan más espacio del que existe en mi casa!
También me llamó la atención cuando la vi en el kiosco y me gustó. Pero aún así, me da pereza pillarme este tipo de revistas, ya que casi todo lo que viene, ya lo he leído antes en la red.
Pero como alternativa está muy bien.
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