Cuando el pasado año se anunció la cancelación de Z Nation, la noticia vino acompañada poco después por el anuncio de su precuela en Netflix, que a ratos parece especializada en recuperar series canceladas por el resto de televisiones pero que cuentan con una base de seguidores amplia. La historia esta vez giraría entorno al “verano negro”, del que hablaban los protagonistas de Z Nation durante la última temporada, con el inicio de la epidemia y del fin del mundo tal y como lo conocían. También se avisaba que tampoco aparecerían Doc, Murphy, 10k, Addie ni el resto de secundarios que aparecían, desaparecían o resucitaban según necesitaran los guionistas. Pero, al menos, sería una forma de poder continuar con la comedia de zombies por excelencia, ahora que Ash vs Evil Dead se había despedido para siempre.
Si y no. Black Summer sigue los pasos de un grupo de personajes durante las que parecen ser las primeras semanas de una epidemia que tres años después, se convertiría en el entorno postapocalíptico en el que los protagonistas de Z Nation viven y sobreviven. Pero ahora la situación es muy distinta, apenas hay información sobre un virus que, una vez contagiado, convierte a sus víctimas en series agresivos, muy veloces, y a los que únicamente una bala en el cerebro puede detenerlos. El ejército evacúa diariamente las zonas donde la población civil se aloja, revisando cuidadosamente a aquellos que puedan presentar mordeduras o síntomas de la enfermedad y muchos civiles intentan, como pueden, llegar a las áreas seguras. Una mujer que intenta encontrar a su hija, un hombre que quiere hacer lo correcto en un mundo que se ha desmoronado, una joven coreana, incapaz de comunicarse en inglés y un delincuente común, que asume la personalidad de uno de los soldados, son algunas de esas personas que intentan mantenerse a salvo de los infectados, pero también de otros supervivientes que están dispuestos a hacer lo que sea para conseguir gasolina, víveres o seguir vivos.
De Z Nation se heredó un decorado muy particular, seguramente motivado por la falta de medios de la producción: el apocalipsis vacío. Esta quedaba muy lejos de las hordas de zombies que se tambaleaban en las secuencias de Walking Dead, para ser sustituidos por unos escenarios de descampados, desguaces y vertederos donde aparecían de vez en cuando unos zombies a los que se los veía venir desde muy lejos. El escenario, con Netflix, es muy parecido, aunque los desguaces y todo lo que intentaba aparentar un entorno postapocalíptico es sustituido por una serie de urbanizaciones y carreteras locales de aspecto desolado que, en realidad, quedan muy lejos de lo atestado que podían tener los primeros episodios de Fear the Walking Dead, para recordar más a las calles vacías que se veían en Channel Zero: Dream Door (donde tampoco se gastaban ni un duro en figurantes y la despoblación acabó convirtiéndose en marca de la casa). Pero, si Z Nation desde el principio supo que estaba muy lejos de Walking Dead, Black Summer también lo está de Fear, y en realidad ese aspecto vacío de los exteriores, muy parco, es solo una parte más del estilo que había acabado por establecer la serie original: figurantes escasos, escenarios amplios, y una caracterización de los zombies muy parca, limitándose a untarlos un poco con sangre de color negro y a utilizar a la versión corredora de estos: si se mueven rápido, ¡no tenemos que fijarnos en si están bien maquillados o no!
A su favor también tiene el conservar un ritmo muy rápido, que funciona muy bien a la hora de mantener tensión en las persecuciones y en las huidas de los protagonistas. Han conseguido una serie de zombies al uso, si lo que se busca es acción y tensión. No es lenta ni va a hacerse aburrida en ningún momento, pero tampoco va a dar tiempo para desarrollar a los personajes y estos, lejos de unos cuantos rasgos característicos, son un poco el superviviente intercambiable estándar: si uno se va, saldrá otro con distintas motivaciones y habilidades. Quedan muy lejos de aquellos, un tanto estrafalarios, de los que al final de cada temporada el público acababa diciendo “si Doc se muere, abandono la serie”.
También queda muy lejos el tono de la Z Nation original. Esto es lo más chocante, ya que si bien esta empezó como la versión Asylum (esto es, eminentemente cutre y con la impresión de estar copiando otro material) de una producción de zombies, se convirtió, ante todo, en una comedia. Donde el apocalipsis parecía una cosa muy poco seria, y que tanto protagonistas como secundarios llevaban muy bien, atreviéndose a bromear y utilizar esa palabra de forma habitual. Donde a menudo los guiones eran conscientes de sus limitaciones, de la falta de medios, y que suplían teniendo muy en cuenta esta situación y sin tomarse nunca demasiado en serio unos guiones que, a veces contaban con un humor muy bien traido, y otras veces parecían haber sido escritos en medio de un colocón. Y que, en algún momento, eran capaces de provocar un disgusto al público matando a algún personaje de la forma más dramática posible, y también inesperada después de un tono tan ligero. Porque en el fondo, era imposible no encontrarle la gracia a aquel grupo de personajes desquiciados.
Black Summer, salvo el anunciarse como precuela de Z Nation, nada tiene que ver con esto: no hay sitio para un tono cómico, y el guión lo evita en todo momento. Tanto, que la serie en realidad recuerda más a 28 días después, a Dawn of the Dead o a Dead Set que a la que continúa. No es una mala serie, sin embargo: da lo que promete, que es acción, tensión y zombies. Pero en el fondo, no tiene mucho sentido ampararse en el título de la original y ofrecer una producción de zombies genérica, donde no existe ni el más mínimo ápice de comicidad y poca seriedad del material cuyos derechos han adquirido.
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