Una de las peores cosas de haberse
mudado es la falta de pelitos de gato en los muebles de la casa
(aunque por el momento, Sabela y Narnia siguen muy felices
repartiendo pelusa y felicidad felina en su hogar temporal). Una de
las mejores es que además de muebles, venía con libros. En
concreto, con bastantes ejemplares de las colecciones de novelas de
aventuras y policíacas que El País había sacado hace varios años.
Una parte de los que publicaron son todavía muy populares. Otros
suenan, pero más por las adapciones cinematográficas de los años
cuarenta y cincuenta. . En toco caso, en conjunto siguen
considerándose verdaderos clásicos, aunque muchos de ellos no se
me hubiera ocurrido empezarlos. Estando disponibles en un estante,
era un buen momento.
L. Frank Baum. El mago de Oz. Judy
Garland haría famosa la versión musical de un libro muy cortito
que, al igual que Alicia o Peter Pan, daría lugar a multitud de
aproximaciones, y de lo más variopinto. Pero que, como estos,
acabaría muchas veces siendo eclipsado por el cine. No hace falta
resumir la historia de Dorothy, que perdida tras un tornado en un
país extraño, intenta encontrar al mago que la devolverá a casa,
acompañada por un león cobarde, un hombre de lata y un
espantapájaros.
En el texto se reconocen los rasgos típicos de la narración de un viaje iniciático para sus protagonistas, que posteriormente se retomaría en muchos otros libros: la búsqueda del hogar, de cualidades como la valentía, o la inteligencia que todos tenían desde el primer momento se refleja de una forma muy sencilla. El lenguaje no es complejo, sino el necesario para un cuento destinado a ser leído por niños. Pero no impide que la historia desborde fantasía e incluso juegue a veces con escenarios muy poéticos: el hogar de Dorothy, la protagonista, es gris. Un gris que lo inunda todo, frente a la viveza de los lugares que visitará posteriormente, detalle que la película capta perfectamente.
Además, la edición conserva el postfacio escrito por Baum, donde explica que su intención era entretener a los niños, ofreciéndoles fantasía sin tener que incluir ninguna enseñanza moral. Hay que reconocerle que, al menos en el primer viaje de Dorothy a Oz, lo consiguió.
Agatha Christie. Asesinato en el Orient
Express. Junto a Diez negritos, el caso resuelto por Hercule Poirot a
bordo del popular ferrocarril es la obra más famosa de Christie y al
menos, dos de las más recomendables de la autora.
El escenario de la habitación cerrada
y los múltiples sospechosos se traslada aquí a un lugar que
entonces supuso una novedad: un viajero del Orient Express es
asesinado, no hay más potenciales asesinos que los demás pasajeros
y ninguno de ellos tiene en apariencia motivo para haber cometido el
crimen.
La novela no está pensada para ofrecer
pistas al lector sino para que estas sean descubiertas y analizadas
por su protagonista. Cada capítulo plantea un nuevo enlace entre
los sospechosos y más información sobre el motivo del asesinato.
Que en realidad parece un poco arbitrario que la explicación
desemboque en un lugar tan exótico como improbable. Y, al igual que
la mayoría de crímenes planteados en la narrativa de esa década,
esta se queda bastante nimia para unos lectores acostumbrados a
policiacos más duros y desengañados. Pero es precisamente esta
ambientación tan clásica, casi nostálgica, y cómo se orquesta su
planteamiento, lo que convierte el Asesinato en el Orient Express en
un referente para las siguientes décadas.
3 comentarios:
De todos los clásicos "para niños" que se escribieron en el ámbito anglosajón entre las últimas décadas del XIX y las primeras del XX, "El mago de Oz" quizá sea de la que menos impresión me han dejado, o al menos en la última relectura (pese a todo, lo he leído más de una vez) así me lo pareció. Creo que, para ser un libro lleno de elementos fantásticos, le falta precisamente atmósfera de fantasía, aunque desde luego es una lectura de lo más entretenido. Eso sí, Baum escribió al menos una docena de libros sobre el país de Oz, a los que nunca me he asomado. Lo mismo encierran más de una sorpresa agradable: es lógico pensar que el autor adquiriera soltura en el dibujo de ese mundo que en la primera novela resulta más gris de la cuenta.
En cuanto a "Asesinato en el Orient Express" es una de las grandes novelas de Agatha Christie, y su solución final, desde luego, impactó a este niño que se la leyó un verano mágico con unas cuantas más de la autora, a veces a la media de dos novelas por día. Por cierto: no me gusta nada la traducción de nombres propios que fuera tan típica de la edición española hasta no hace tanto, pero en el caso de Hercule Poirot me parece fundamental traducir por "Hércules", porque es evidente el simbolismo con que su autora otorgó tal nombre a ese personaje de aspecto chocante pero anodino que encierra a uno de los mayores genios de la deducción que ha conocido el mundo.
La colección de novela negra de El País me enganchó al género. Me leí todos los libros varias veces xD. Mi padre, que por aquella época era sucriptor del periódico, se hizo con la colección. De la de aventuras sólo leí unos pocos. Muchos títulos coincidían con los de otra colección de Orbis.
"Asesinato en el Orient Express" me sigue pareciendo uno de los mejores libros de Christie. La fama la tiene bien merecida. Es casi imposible empezar a leerlo y soltar el libro. De "El mago de Oz" no puedo decir nada. Nunca llamó excesivamente mi atención como para plantearme leerlo. Vaya suerte encontrar un piso con biblioteca incluida xD.
José Miguel García de Fórmica-Corsi: de Oz conocía la historia a grandes rasgos, la que abarcaba el resto de libros, gracias a la colección de Cuenta Cuentos, donde debían adaptar la serie completa. Una opción muy útil para primeros lectores pero en el que no podíamos apreciar el estilo del autor...Bueno, entonces no era algo que impidiera disfrutar la lectura. En este caso, el libro de Baum me ha parecido muy entrañable.
El caso de Poirot es en los que se echa de menos el conservar la traducción de los nombres, mucho más adecuado. Es curioso como los clásicos de Agatha Christie siempre despiertan nostalgia de un tipo de narración distinta, de otras épocas, e incluso de veranos de hace años..aunque en mi caso, sea la primera lectura de este libro, me produce esa sensación.
Anacrusa: Si además de libros el piso viniera con gaticos, estaría feliz XD.
De la colección de aventuras del País leí unos cuantos y me guardé la lista de publicados para tener ideas sobre lecturas posteriores. La de policiaca cuenta al menos con publicaciones más recientes (la anterior aprovechaba todos los textos libres de derechos), pero desde luego, si no lo hubiera visto en una estantería, no se me habría ocurrido leer El mago de Oz.
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