De todas las criaturas míticas que pueblan las leyendas del hombre, la más famosa es quizá el ornitorrinco. Pocos son los testimonios y fotos que se tienen de este fascinante animal que supuestamente vive en Australia. Pero como todos sabemos, los australianos beben mucho y no deberían tomarse como una fuente de confianza. Es más, se han dado casos en los que hasta sus cámaras fotográficas habían bebido más de la cuenta:
El ornitorrinco, que no solo pone leche y da huevos sino que tiene un espolón venenoso, ha aparecido a menudo en la literatura universal, especialmente a la hora de detallar su gusto en el vestir y sus opiniones morales:
Posteriormente, el cómic también se hizo eco de este animal que roza la perfección.
Donde podemos ver que Paulo Coelho tenía razón y que, con empeño, esfuerzo y colaboración, hasta los ornitorrincos podrán volar. Pero también debemos tener en cuenta que se trata de un comic belga, y los belgas beben mucho. Como los australianos.
Con la llegada de los medios audiovisuales, descubrimos más de este fascinante animal. Sí, amigos, Stephenie Meyer no se inventó nada: la primera historia de amor prohibido fue entre un ornitorrinco y un pato.
Hemos visto que los rinocerontes son unos animales inquietantes y amenazadores para la sociedad humana, pero afortunadamente, no estamos solos: los ornitorrincos han probado ser, además, unos excelentes policías.
Llegando al viaje por la historia del único marsupial monotrema (bueno, el otro es el equidna, pero no es más que un erizo con el morro largo y muy aburrido), solo nos queda comprobar que, pase lo que pase, siempre tendremos al ornitorrinco de nuestro lado. Y con una pegadiza banda sonora:
The Seeding (2024)
Hace 5 horas
1 comentario:
El ornitorrinco es el mejor exponente del humor perverso de Dios (junto con tu extraño gusto por las series y las corbatas).
Además, tengo pruebas fehacientes de que es el socio oculto en la urbanización de Seseña, junto al rinoceronte y Paco el Pocero.
Si es que un bicho tan raro no podía traer nada bueno... Algo huele a podrido en la Australia.
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