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lunes, 1 de agosto de 2016

La bruja (2016). Haberlas, haylas


Aunque las brujas hayan sido uno de los monstruos más tradicionales, a la altura de los vampiros o los fantasmas, han sido también las más complejas en los últimos años. Quizá debido a contar con un trasfondo real que podría resumirse en una pandilla de fanáticos acusando de brujería a todo lo que fuera diferente..¡Por no hablar de su inquina con los gatos! Muchas películas han tenido este enfoque muy presente, donde ya no eran un personaje negativo si no algo distinto, no necesariamente positivo, pero tampoco diabólico. En cambio, sigue siendo interesante recuperar la idea de la bruja como algo amenazador, tal y como se la retrataba en la tradición popular. Y el combinar este enfoque con una aproximación más realista, y muy ligada a lo psicológico, una idea muy ambiciosa, pero también con mucho potencial si se desarrolla bien.

 


Al optar por esto último, La bruja se convierte en una producción de terror muy distinta a las estrenadas recientemente (de las que tampoco me quejo: en los últimos años he visto cosas realmente buenas). Mitad terror, mitad narración de carácter histórico, presenta a una familia de puritanos, exiliados de su comunidad, que establecen su hogar cerca de un bosque. Muy pronto el entorno y el aislamiento empezará a hacer mella en sus miembros: los cultivos mueren, el padre, quien decidió llevar a su familia con él por orgullo, se ve abrumado por su incapacidad de sacarla adelante. Y tanto él como su mujer están desolados por la desaparición de su hijo más pequeño, apenas un bebé, cuando Thomasin, la mayor, estaba a cargo de este. Además de la culpabilidad que pesa sobre ella, sus hermanos menores se comportan de forma extraña: aseguran que su cabra, a quien llaman Black Philip, habla con ellos, y no paran de contar historias sobre brujas que viven en el bosque. Todos han asumido que fue un lobo el que se llevó al más pequeño, pero sus miedos no tardan en encontrar una explicación más irracional para lo que sucede.

 



Concebida como una producción de terror, o al menos, de corte fantástico, esta no presenta ninguna ambigüedad a la hora de mostrar lo sobrenatural: las brujas existen, al igual que las maldiciones y el diablo, y a estas se las muestra desde el primer momento, al igual que el destino del más pequeño de la familia. Pese a tratarse en este caso de criaturas negativas, su planteamiento se realiza de una forma menos personal: son una amenaza más del bosque, como podrían serlo el entorno o los animales salvajes, y al igual que estos, es raro que se aventuren lejos de su espacio, aunque se da la posibilidad. Son, simplemente, una amenaza más de un entorno hostil, donde sus pobladores aceptan lo sobrenatural, sea la brujería, o sea la magia india, como comentan en un momento dado, un problema más del que deben protegerse. La impresión de aislamiento, y en parte, de la idea que se tiene de los puritanos, se transmite a través de los colores de la película: el gris predomina ante todo, sea la ropa de estos, las cosechas enfermas, el agua del río o el propio bosque en penumbra. Donde solo, en un momento dado, se rompe esa uniformidad con la aparición, en un momento clave, de una prenda de color rojo que destaca en el escenario.

 


Este planteamiento de lo fantástico se debe a que el componente psicológico tiene un peso mucho mayor: el mayor enemigo de los personajes son ellos mismos y la paranoia que se va desarrollando a su alrededor. En este caso, el trabajo que han hecho a la hora de caracterizarlos es inmejorable, siendo el más destacable el del padre: un hombre al que su papel de cabeza de familia le viene demasiado grande, pero al que le puede el orgullo y el miedo. A lo largo de la película puede vérsele mintiendo por miedo a su mujer, abrumado ante la situación o sin más lecciones que trasmitir a su familia que pedazos de la Biblia aprendidos de memoria. La madre, aparentemente más fuerte, está devastada por la pérdida de su hijo y termina creyendo las acusaciones de brujería. Thomasin y su hermano menor parecen los más equilibrados, una, marcada por la culpa, el otro, tomando el papel de responsabilidad necesario frente a un padre desbordado. Los gemelos, los más pequeños, sirven de enlace entre el ambiente enrarecido de la familia y el sobrenatural, donde el llamar bruja a su hermana se convierte en un argumento válido para sus familiares pero también donde sus juegos y su amigo imaginario parecen mostrar que ellos saben más de lo que parece.

 


La caracterización de los personajes y su actitud está muy apoyada por el trasfondo de la película, al que se le dedicó una importante cantidad de trabajo debido a la intención de la historia: reflejar de una forma fiel no ya la brujería, sino la actitud y la visión popular que tenía sobre esta y hacia esta. Las escasas apariciones que las brujas tienen vienen apoyadas por textos donde se recoge la tradición oral, o los medios para reconocer a una de ellas. Incluso el inglés que se emplea en los diálogos es arcaico (es muy interesante verla en versión original por esto) e incluso llegan a rescatar tradiciones o frases que hoy resultarían chocantes: el ofrecer mantequilla o un vestido nuevo como algo tentador puede parecerlo, pero el ritmo de la película y la información que aportan sobre las condiciones de vida de sus protagonistas, hace que se acepte con mucha más facilidad y sea una parte igual de coherente de la historia que narran.

La bruja no es una película de terror enfocada a divertirse pasando miedo como puede serlo un Expediente Warren, sino una pensada para captar la atención del público de una manera distinta, en este caso, recurriendo al horror más realista. Quizá la mezcla entre fantástico y drama psicológico no sea todo lo complementario que debería, quedando a veces la impresión de que la historia podría haberse contado unicamente desde la perspectiva real, pero su conjunto de personajes, ambiente enrarecido y el rigor que intentan trasmitir en la narración, lo compensa.

 

 

5 comentarios:

Anacrusa dijo...

Muy buena película. Destacar lo que dices al final: NO es una película de terror, o al menos no una al uso, que mucha gente la vio pensando que sí y salió descolocada o decepcionada.

Renaissance dijo...

Puede considerarse de terror si se tiene en cuenta que acepta lo sobrenatural como algo real en la vida de los personajes, o que se trate de una historia sobre como la paranoia destruye a una familia aislada. Pero es muy distinta de lo que ofrece, por ejemplo, Insidious (siendo lo que hace James Wan muy bueno también), y es cierto que a mucha gente la descolocó: es difícil encontrarle algo macabro o inquietante a un diálogo como el del final si no se tienen en cuenta las circustancias que han vivido los personajes.

Anacrusa dijo...

Creo que al final es hábito, hábito a considerar que una peli de terror consiste en un par de sustos con subida de volumen incluida, y claro, todo lo que se salga de ese paradigma, es otra cosa. A lo mejor puede tirar más por el drama y por crear atmósfera amenazante en base a diálogos, paisajes, apelaciones a miedos colectivos... Esta peli tiene momentos muy inquietantes.

test dijo...

Excelente pelicula, me hubiera gustado mas suspenso, pero cumplio la espectativa que tenia en esta pelìcula, es una de mis favoritas en estos moemtnso sobre las Peliculas de Terror , junto con el conjuro uno y dos =).

Renaissance dijo...

Había oído decir de ella que era muy distinta a lo que se había estrenado, por lo que no esperaba suspense. Me gustó todo: el drama ,la ambientación..Y la verdad es que esta y las de El conjuro son muy distintas, pero de lo mejor que hemos podido ver en cine de terror estos años.

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