jueves, 21 de agosto de 2025
Lecturas de la semana. Señores de entreguerras
jueves, 14 de agosto de 2025
28 años después (2025). Broken England
Hace 23 años se estrenaba una película que supuso un antes y un después en el cine de zombies. La producción de Danny Boyle no solo se convertía en una pieza clave como lo fue La noche de los muertos vivientes, sino en la discusión acerca de las capacidades de los zombies que tuvo lugar durante los primeros años de la década del 2000: ¿estos pueden correr, sí o no? En realidad estos, sí pueden. Porque por mucho que su comportamiento carente de racionalidad nos recuerde a los cadáveres reanimados, lo que provocaba los hechos narrados en la película de Boyle no eran zombies, sino infectados por un tipo de rabia que se propagaba rápidamente como una epidemia. La película tuvo una secuela pocos años después, que dejaba un final abierto en el que sugería que la enfermedad, convertida en pandemia, se había extendido más allá de Gran Bretaña. Y ahora, unos pocos menos que los 28 años del título, la historia continúa, décadas después de que los esfuerzos por contener una pandemia global fueran inútiles.
Estos cambios son también una constante del guion: el Brexit es el suceso que parece esta detrás de toda la trama, un ante s un después en la historia, tanto real como ficticia, y que aparece de forma bastante evidente en esa separación entre Inglaterra y el continente, narrado al principio. Pero también en l a comunidad de supervivientes que permanecen unidos a la isla principal por esa ruta que se queda sumergida por las mareadas gran parte del día. Una Inglaterra rota, estancada en la cultura de hace veinte años por los sucesos de la primera película y que ahora sobrevive gracias a una comunidad pequeña, que vive de los conocimientos y recuerdos que conservan, o han decidido conservar (como el Boots de Kipling que marca los entrenamientos y la caminata del protagonista). Referencias a la cultura popular, como los teletubbies o los Power Rangers, hoy muy lejanas, son las que se encuentran en ese escenario congelado en un momento del tiempo. Junto a una muy concreta y muy vinculada a la historia reciente del Reino Unido, que refleja bien lo que habría sucedido de no haberse conocido la verdad relativa a cierto personaje allá por 2011.
No fueron 28 sino 23 años los que ha tardado en estrenarse una secuela más que digna a esa primera película de pandemias y supervivencia. Dos décadas en las que varias crisis , una pandemia global y un par de guerras más han pasado a formar parte de un guion cuyo tono, muy distinto a su primera entrega precede, de forma sólida a las secuelas que Boyle ha anunciado para los dos próximos años.
jueves, 7 de agosto de 2025
Lecturas de la semana. Empezando series
Lo mejor de empezar un libro es saber que podremos conocer el final de la historia. Al menos, por lo que al autor y editorial se refieren, cuando este termina de escribir y consigue que se publique fuera de sus fronteras…Que no podamos terminarlo por pereza, porque el enésimo conflicto mundial sea el de verdad, serán ya factores ajenos a la voluntad de los interesados. En este caso, han sido dos libros de fantasía, un género en el que es habitual encontrarse esta tendencia a la continuidad. Uno es de una autora con una carrera amplia, y una trilogía muy conocida. E. otro es un relativo recién llegado a la narrativa pero con trayectoria previa en el diseño y creación de juegos de rol.
Robin Hobb. El aprendiz de asesino (Trilogía de Vatidico). La historia de Traspié Hidalgo, conocido durante años simplemente como Chico, por su entorno cercano, o como Bastardo por otros, quien siendo un niño es abandonado en el castillo y criado por el encargado de las perreras. Traspié crecerá entre ambos mundos, educado Burrich, un hombre tosco, pero leal al príncipe Hidalgo. Consciente de no pertenecer a ningún lugar pero a la vez dotado de un poder insólito que lee permite establecer conexión con los animales, este será designado para ejercer la profesión más adecuada para un bastardo: la de asesino al servicio del rey, aunque esa posición a menudo requiere de más diplomacia que la del simple asesinato. Mientras Traspié continúa su formación, rodeado por luchas internas y alianzas políticas las noticias de las incursiones piratas comienzan a llegar a las cortes. Los supervivientes de sus incursiones parecen cambiados por ellas, como si hubieran perdido la humanidad. Una anomalía que no solo detecta Traspié, sino Verídico, hermano de su padre, con quien comparte un don similar que utiliza para detenerlos.
El primero tomo de la trilogía del Vatídico narra, una vez más, el tema del viaje del héroe. Este, narrado en primera persona por el propio Traspié, recorre los primeros años de la vida del protagonista, de forma paralela a la historia reciente del reino y las normas de la magia existente en el mundo de la autora. Este, muy estático,, describe estamentos sociales marcados y donde cada uno tendrá su lugar. En el caso del protagonista, será ese limbo entre la familia real y los siervos, sin pertenecer a ninguno, y en el que su condición de bastardo es reconocida. Aunque él asume su situación y su vida con la capacidad de adaptación que a menudo muestran los niños. Los capítulos sobre sus primeros años la reflejan bien, donde el protagonista describe su vida en la primera infancia con una sencillez que resultará chocante al lector. Una situación que cambia a medida que crece y recibe un nuevo lugar y aprendizaje en el castillo. Al tratarse de una historia introductoria, nada de lo que de momento haga su protagonista (que termina esta primer tomo con unos quince años) tendrá especial relevancia en los asuntos importantes de su entorno, sino que lo que pueda hacer jugará solo un papel muy pequeño en un mundo de cortesanos, intriga s y amenazas externas.
En este sentido, Hobb aprovecha muy bien estos elementos para ir dando forma al mundo e Vatídico: el lector va conociendo más de este a medida que su protagonista crece. En un mundo donde no hay un espacio determinado para los niños y estos dejan de serlo muy pronto, este descubre su habilidad innata para una forma de magia que se considera algo negativo…todo ello , de forma muy similar a la del descubrimiento del mundo y de sí mismo mientras va creciendo. Un lugar donde los personajes que acompañan a Traspié irán también desarrollado su personalidad: Burrich, el tutor y padre adoptivo, tosco, práctico que parece incapaz de manifestar nada pero que quiere de verdad al niño que ha criado. Chade, el asesino real y mentor de Traspié, Molly, su amiga de la infancia u otros tan enigma-ticos como el Bufón. Y el propio Traspié, quien irá formándose a lo largo de este primer libro y cuya personalidad dista mucho del cliché de elegido o héroe con destino manifiesto.
Aunque no tenga un ritmo muy rápido, sino que se toma su tiempo para reflejar esa cotidianeidad y los cambios que se van sucediendo en la vida del protagonista, el mundo y los personajes de Hobb (hoy aquejada de Covid persistente y con la salud un poco tocada) resulta mi real y genera afinidad con el lector.
Seguramente la estructura narrativa en la que se desarrolla la formación del héroe puede recordar a El l nombre del viento: no es de extrañar porque la trilogía de Hobb fue escrita con anterioridad a la serie de Rothfuss. La diferencia es que Hobb ha terminado la suya, Traspié es más humano que el marisabidilla de Kovthe…y no tenemos que enfrentarnos a una historia inacabada tras un tocho de novecientas páginas donde hay ninjas.
Gareth Hanrahan. La plegaria de la calle (El legado del hierro negro). Cuando Cari, una de las últimas descendientes de una casa noble misteriosamente asesinada, Spar, un joven infectado por una enfermedad que poco a poco petrificará su cuerpo y Rata, un ghoul que todavía no ha sido transformada por la naturaleza propia de su raza, son capturados después de un robo que sale mal (Pero estrepitosamente mal. Nivel “ha saltado una catedral por los aires” de mal) sus caminos se separan. Carillon Thay es liberada por un estudioso que asegura que esta tiene un papel importante en el futuro de la ciudad. Spar esa aislado en una prisión, as la espera de una confesión o que la enfermedad termine con él, y Rata, huyendo por los subterráneos, encuentra a una mujer que exige ser guiada y presentada ante los ghouls ancianos, pues hay una información importante que estos deben conocer. Mientras, a las puertos de Guerdon siguen llegando refugiados de la guerra entre dioses que tiene lugar al otro lado del mar. A una ciudad donde la tecnología mecánica convive con las criaturas creadas mediante alquimia, en cuyas calle acechan seres peores que los ghouls y muchos temen que los antiguos dioses no han sido destruidos, sino que esperan su regreso.
Esta es la primera novela de Hanrahan, concebida como una historia autoconclusiva pero que posteriormente se convertiría convenientemente en trilogía…el desenlace, en realidad, tiene bastantes cabos sueltos como para que hubiera una puerta abierta a continuar si el primer libro funcionaba. Y lo hace, pero no del todo. El autor venía de los juegos de rol y se nota, porque el punto fuerte de la historia es el trasfondo. Este, en lugar de escenarios de fantasía más trillados y elfos, presenta una suerte de revolución industrial en la que ferrocarriles y herramientas conviven con experimentos alquímicos utilizados como fuerza de trabajo, cuya materia prima es obtenida mediante…no lo quieras saber. Pero si hay criaturas llamadas Hombres de sebo o Cabezas de gaviota, ni su aspecto ni el proceso de fabricación va a ser agradable. Un escenario muy propio de la fantasía oscura, en el que describe un sistema de magia muy cercano al horror corporal, unos ghouls muy deudores de los creados por Lovecraft o seres hechos por colonias de gusanos )reconozco que cuando describió a los reptadores me acordé de Oogie Boogie), este desarrolla como tema secundario esa guerra de dioses, que si bien parece algo lejano, acabará siendo un tema clave en los siguientes libros. Se establecen también una serie de características y normas para esas divinidades que puede, pero no pueden, existir en el mismo plano que los humanos y a la vez, deben valerse de heraldos o santos tocados por ellos, para cumplir sus misiones. Un mundo más grimdark, como lo fue la trilogía de la marca del Cuervo de Ed McDonald, que de fantasía, y al igual que este, muy marcado por ese desarrollo de cosas siniestras que hacen que el escenario tenga un punto un tanto loco, y alejado de cualquier pretensión de realismo y seriedad. Una tarea que es la que mejor lleva a cabo del autor por su capacidad de base a la hora de formular escenarios y que estos funcionen bien, y cuánto antes.
No pasa lo mismo con la narración y los personajes principales, que resultan bastante irregulares. Aunque es interesante que la trama funcione como ultima gran aventura de estos, y se pasen gran parte del libro protagonizando su parte de forma separada, estos parecen funcionar a ratos: el papel de parte de ellos es lo que he han sido y no lo que hacen, en el caso del ghoul, acaba resultando más interesante uno de los miembros de su raza, quien aparece poco pero su caracterización es más llamativa. Y Aleena la santa, enviada de los dioses, malhablada, resolutiva y de vuelta de todo, tiene mil veces más carácter que Carillón, la protagonista, en su papel de heroína con pasado misterioso. Incluso Eladora, un personaje empollón con bastantes visos de ser insufrible, acaba resultando más compleja y generando más simpatía.
Algo parecido loe pasa al a narración: ya resulta raro el uso del presente, pero esta varía mucho entre capítulos haciendo que algunas partes resulten un tanto tediosas mientras otras captan el interés mucho mejor.
Con todo, y gracias precisamente a la creación de un mundo muy interesante y oscuro, aunque exagerado a más no poder, es por lo que el libro funciona. El desenlace es suficiente para que pique tocía más la curiosidad y su segunda parte merezca una oportunidad. Además, ¿A quien no le va a gustar un ghoul como los de Lovecraft?
jueves, 31 de julio de 2025
Robocop (1987). All cops are bionic
Lo mas parecido que te encuentras a gatos y robot en 2025 y que no sean imágenes IA
Deformar la realidad para convertirla en una sátira es muchas veces, una forma de reflejar la manera más fiel. Una vía de entender el entorno, y de interpretarlo, muy útil teniendo en cuenta que el mundo parece regirse desde hace bastante por la Ley de Poe. Las sátira, ese espejo deformante que devuelve una imagen demasiado nítida, sirve también de filtro para tratar temas cuya dureza sería mayor sin ese filtro de la exageración: la violencia, si no se convirtiera en caricatura, sería algo más duro de mostrar. Quizá por ello una de las películas de acción más recordadas de los ochenta es precisamente una sátira de todo lo que narra: el estilo de vida al que se aspira, la desaparición de este, los encargados de mantener el orden establecido desde una óptica poco halagadora y como todo, absolutamente todo, puede convertirse en una propiedad empresarial.
Es complicado referirse a las interpretaciones cuando su personaje principal se pasa parte del metraje recurriendo a las expresión de solo una parte de su cara, pero Peter Weller Como Murphy encarna a ese androide de movimientos estáticos que solo, en los últimos minutos, recupera esa parte de expresividad de un rostro humano. Destaca, sobre todo, Kurtwood Smith como delincuente, con un caracterización totalmente sádica y cierto punto psicopático,así como , en la parte más paródica, Miguel Ferrer como ejecutivos agresivo y farlopero que, más que parodia, parece un yuppie cualquiera, en cualquier momento de los ochenta.
En su realización, marcada no solo por ese enfoque de la violencia sino por lo artesanal, destaca precisamente los efectos especiales de Rob Bottin: su policía robótica, las explosiones de escenarios y miembros amputados….o señores que se derriten en uno de los momentos más enloquecidos del desenlace. La banda sonora de Basil Poledouris, una composición que, si no es de las que más se recuerdan, si que se reconoce. E incluso la animación, mediante Stop Motion, de uno de los prototipos de policía robotizado, en la que participó Phil Tippett (me pregunto s i ya entonces estaba recogiendo trastos para ir rodando Mad God a ratos muertos), pausada, fotograma a fotograma, pero tan real como permitía esa técnica. Un equipo, una filmación y unos efectos que no se cortan a la hora de reflejar una estética muy extrema que hoy puede parecer normalita, pero que en 1987 supuso más de un problema en cuanto a distribución.
jueves, 24 de julio de 2025
Lecturas de la semana ¿Qué está pasando?
Pocas cosas llaman más la atención a un lector con preferencia por lo insólito que un comienzo inesperado. Bien porque Gregorio Samsa se despertó tras un sueño agitado convertido en un horrible insecto, porque están tomando la casa, o porque, (en muchos casos, en novelas a las que les cuesta mantener un desarrollo a la altura), los protagonistas no saben como han llegado allí ni qué hacen en ese lugar. Una situación suficiente para poner en marcha una historia que después podrá defenderse bien, caer en lo absurdo o tirar de Deus ex Machina, pero que han dado los primeros pasos para que el lector avance la página.
En este caso, es un recuro empleado tanto en un policiaco francés de los años treinta como en una novela de terror de hace muy pocos años. Y tanto un señor francés del siglo pasado como uno de la Irlanda contemporánea aplican a un escenario que en ambos casos, es muy cercano al misterio de la habitación cerrada.
Pierre Vèry. El testamento de Basil Crookes. Durante la parada de un tren que recorre los pueblos de Inglaterra, un extraño personaje lanza, sin miramientos, un libro y una carta al interior de los vagones, un poco antes de quitarse de en medio...tanto de su propia existencia como de la historia. Una llena de lugares que poco tienen que ver con ese incidente del tren, donde un matrimonio a punto de separarse, el capitán de un barco permanentemente atracado en puerto, un médico y el dueño de una casa de empeños se verán implicados en un misterio inexplicable, donde cada sospecha provocará un nuevo asesinato y donde, para disgusto de las desconcertadas fuerzas del orden, un personaje, detective por aburrimiento, parece tener la clave de todo lo que sucede.
Véry, además de vivir por las librerías de segunda mano en la sección de ejemplares a un euro o en las estanterías de policiaco, se caracteriza por su preferencia por los crímenes en apariencia imposibles de resolver, las situaciones extrañas y las resoluciones enrevesadas donde la máxima de Holmes, sobre quedarse con lo que reste, una vez descartada toda solución imposible, se retuerce hasta lo insospechado. Una forma de tratar el género policiaco que mantuvo a lo largo de los casi treinta años de su carrera literaria, y de la que este Testamento de Basil Crookes es una de las primeras obras.
Esta, escrita en 1930, recurre a un escenario del país que inventó un subgénero policiaco propio: una aldea en la costa británica, aislado y rodeado de bosque y pueblos pequeños, donde la sensación de inmovilidad supone que un asesinato sacuda a toda la comunidad donde los personajes residen. Este evolucionaría con los años al cozy crime (el equivalente literario de hacernos bolita bajo una manta y esperar a que todo pase de una vez), pero que en manos de Véry toma un matiz casi irreal, donde los personajes, más que peculiares, son extraños, sus decisiones más anodinas pueden conducir a la complicación del misterio y donde ese detective protagonista con sus deducciones y conocimientos surgidos de la nada, es tanto o más sospechoso que el resto.
Este escenario, lejos de los entornos rurales y urbanos de la Francia natal de Véry, recuerda hoy por su extrañeza a esa Inglaterra deliberadamente irreal y de decorados que acompañaba los guiones de John Steed y Emma Peel en Los Vengadores: sabemos que la solución va a ser tan simple como enrevesado va a ser el camino hasta ella. Un recurso habitual en el autor, ( y que, o te gusta este tipo de misterio surrealista, o lo odias), en el que esa complicación artificiosa para llegar a un desenlace solucionado a base de deducciones razonadas en el último momento responde, seguramente, a la necesidad de mantener al lector en vilo en una lectura muy sencilla, de la de kiosko, pero que también utilizará a menudo, y superaría con creces a Pierre Véry, Jean Ray en sus novelitas de Harry Dickson: lo que importa en este caso no es la complicada trama ni la lectura psicológica de los personajes, sino ese microcosmos que el autor desarrolla, donde el crimen más extraño y la solución más inesperada, pueden ser posibles.
A. M. Shine. Los vigilantes. Cuando una noche Mina conduce su coche, una avería lo detiene en medio de algún lugar perdido de Irlanda. esta, sin más orientación que una luz que brilla entre los árboles, se dirige hacia una construcción donde tres figuras la apremian para entrar en su refugio poco antes de que este sea asediado por unas criaturas de aspecto humano que parecen, en todo momento, mantenerse alejadas de la luz que cada anochecer, se enciende en el interior de ese bunker convertido en hogar y prisión de sus habitantes. Esa será la primera de muchas noches en las que Mina, Danny, Ciara y Madeleine, quien ha tomado el mando del lugar, se refugian de unos series que se ocultan bajo tierra durante el día e incansablemente, cada oscurecer, atacan esa extraña construcción, en medio del bosque, que oculta las respuesta a lo que sucede. Una respuesta que Mina y sus compañeros deberán encontrar antes de que el hambre, o el cristal que los separa de sus perseguidores, ceda y acabe con ellos.
Con este punto de partida Shine presenta en su primera novela una historia de terror con elementos tan simples como un escenario fuera de lugar, el enigma que lo rodea, y la supervivencia de sus protagonista en peligro por fuerzas desconocidas La novela, aprovecha su brevedad (no llega a novela corta pero es escasa para los estándares actuales) para establecer la rutina de sus protagonistas, haciendo avanzar el tiempo de forma que esta no se haga tediosa, y reflejando así otra de las amenazas que supone un problema a largo plazo: sin medios para sobrevivir al invierno en Irlanda, ni conocimientos para cazar o conseguir agua, la desnutrición se convierte en un factor tan peligroso como la progresiva fragilidad del refugio. Este se mantendrá el tiempo necesario de la trama para que puedan descubrir el origen de lo que sucede y llegar, al menos, los que puedan, a un desenlace que no solo supone la salvación y relativa seguridad, sino la puerta abierta a una continuación que de momento no ha sido publicada en España.
Estos vigilantes no es una novela demasiado compleja: aprovechando el golpe inicial del misterio planteado, y recurriendo a la tradición de las criaturas feericas en Irlanda (de las chungas, de las de preguntarse "¿pero donde estaban cuando Oliver Cromwell hacía de las suyas?"), desarrolla una narración que adecua bien los tiempos: no se explaya en las partes más monótonas, mantendrá un ritmo acelerado en la última parte, y se centra lo necesario en su epílogo. La sencillez de la idea, además del número limitado de personajes, hace que recuerde mucho a las producciones de terror británicas de principios del 2000, desde El bunker, Deathwatch o Dog Soldiers que narraban historias un poco claustrofobicas, la acción estaba dosificada e iban al grano. Algo que no se si habrá conseguido Shyamalan en su adaptación cinematográfica, pero al menos, esta novela ha sido lo bastante interesante como para continuar leyendo su segunda parte.
jueves, 10 de julio de 2025
Lecturas de la semana. Futuros inciertos
Albert Einstein
La planificación, a muy largo plazo, es una herramienta inútil. En los ochenta creíamos que en el año 2000 iríamos todos vestidos de papel albal
Mi profesor de Dirección estratégica I, circa 2004
jueves, 3 de julio de 2025
Autopista al infierno (1991). Orfeo en cuatro latas
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