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jueves, 2 de junio de 2022

Veneciafrenia (2021). Turista, vete a casa

 


Uno de los momentos más satisfactorios en las historias de error es ver como alguien es puesto en el lugar que le corresponde. Seguramente porque en la realidad  es lo contrario, pero la codicia, la mezquindad o  el egoísmo no solían tener un buen final. Algo similar a los cientos de adolescentes  descerebrados que fueron troceados por diversos asesinos con vistosas máscaras y pocas palabras. La estupidez no es una virtud, parece. Y ay algo perversamente satisfactorio en sentir mayor empatía  por el asesino que por sus víctimas. Sean adolescentes, ejecutivos o incluso turistas, el arquetipo  al que recientemente se le ha achacado el deterioro de las zonas históricas, la reducción de la oferta de vivienda y hasta la especialización en un solo sector económico. Una serie de males demasiado  centrados en un único culpable (aunque, si la afición de un porcentaje de estos es tirarse por las ventanas, lo mismo algo tienen) que, unido a su actitud despreocupada, sirve para caracterizarlos como la víctima carente de simpatía perfecta. Unas víctimas con las que Eli Roth se despachó a gusto en Hostel y a las que Alex de la Iglesia atormenta de una forma más elegante en los canales de Venecia.


2019. Los habitantes de Venecia, los que todavía quedan en una ciudad convertida en un reclamo turístico, se manifiestan ante la entrada del puerto contra la llegada masiva de los gigantescos cruceros. Bajo gritos de “sois la verdadera plaga”, un grupo de jóvenes españoles desembarca en la ciudad de los canales con la intención de celebrar una despedida de soltero a lo grande. Tras un susto inicial poco después de subirse a una de las lanchas que actúan como taxi, estos olvidan  pronto el encuentro con un grotesco personaje que  los molesta en un trayecto. La fiesta continúa, y tras una extraña rave en una de los palacios de la ciudad, y la desaparición de uno de los miembros del grupo, empiezan a darse cuenta  de que no todos los habitantes de la ciudad están satisfechos con la afluencia de turismo. Algunos, hartos, no dudarán en comenzar su particular vendetta contra los responsables del progresivo deterioro de su  hogar. Aunque esto suponga recurrir a lo que  es capaz de espantar a todo turista: el propio miedo.



La película es la primera entrega de la Fear Collection, una serie de producciones de terror españolas en la que se estrena con muy poca diferencia de tiempo en cine y en plataforma streaming, y cuya idea recuerda a la intención de la Fantastic Factory. Aunque  en el caso actual, el resultado, aun irregular, es mucho más prometedor que la iniciativa de Filmax en el 2000 (pese a todas mis simpatías con los profundos gallegos de Dagon). Alex de la Iglesia opta por un guion que se acerca más al giallo que  al torture porn que podía esperarse con la primisa inicial. Los escenarios y la estética del carnaval veneciano son mucho más cercanos a este, y se aprovechan o solo en los créditos iniciales, sino en los exteriores donde se combinan el aspecto decrépito de las mansiones con una aproximación más exagerada a las figuras del carnaval de la ciudad: uno rave imposible en unos sótanos que no pueden existir en una ciudad construida sobre pilares, un teatro  semi inundado en cuyo decorado pueden encontrarse referencias desde Böcklin hasta Metropolis, y una serie de asesinatos, más escasos de los que se esperaba, estilizados y en algún momento, sorprendentemente creativos.


La influencia de este género está presenta tanto en lo estético como en muchos de sus recursos narrativos: la posibilidad de que cualquiera puede  ser sospechoso, los giros de guion, a veces imposibles, a veces retorcidos, y sacrificar un poco la coherencia en favor del aporte visual,. Lo que también hace que no sea una de las películas más logradas del director: un desenlace que no consigue estar a la altura y suponga un resultado visualmente interesante, fácil de seguir, pero no de los mejores.



En esto se nota también la intención principal del guion:_ que ni uno de los personajes despierten la menor simpatía. Algo habitual en el cine de terror cuando se busca su aproximación más lúdica, pero también un recurso bastante perezoso: el logro es que uno se preocupe por ellos, no por querer tirarlos a un canal a los cinco minutos de película. La presentación de los protagonistas consigue este efecto, que era el que admiten estar buscando desde el principio: la protagonista mandona, el novio nefasto, el hermano porrero, la pareja insufrible y la amiga guapa que en realidad no son otra cosa que turistas ruidosos buscando divertirse en el viaje, pero en los que ese refleja todos los comportamientos despreocupados y a veces irritantes que todos hemos tenido en alguna ocasión. Llevados hasta el extremo, de forma esperpéntica y buscando que el interés esté más de parte de los paisanos  que los miran con desprecio, del policía que hace su trabajo, y sobre todo, del personaje de Giacomo, el taxista convertido involuntariamente en su aliado y que se mueve entre el mundo de estos y el de  unos vecinos que lo consideran un traidor. Y que, por resultar menos excesivo que los personajes principales, es más fácil seguir la trama a través de este.

Veneciafrenia no es el estreno más brillante d ela iniciativa de Fear Collection. Demasiados recursos sacados del slasher trillado, trucos bastante pobres en el guion (por lo visto en Venecia se puede matar a alguien y decir que es parte del espectáculo, y la gente se lo cree. Varias veces). Busca demasiados escenarios comunes, intentando parecerse al giallo, desde las investigaciones sacadas de la manga hasta los hospitales psiquiátricos abandonados, y acaba teniendo que depender de sus escenarios así como esa relación entre dependencia y rechazo a la figura del turista moderno. Pese a ello, esta última parte cumple lo que se propone, resultando una producción llamativa y con buenos momentos de humor negro. No lo bastante como  para verla en el cine, pero sí como para dedicarle una tarde en la plataforma del señor Bezos mientras se espera el largometraje de Balagueró.


2 comentarios:

Anacrusa dijo...

Creo que la última película de Álex de la Iglesia que he visto fue La habitación del niño. Me parece un director dueño de un universo muy particular y que si no entras en él, se hace cuesta arriba ver sus películas. Me hace gracia que "El día de la bestia", desde hace unos años recuperada para los catálogos de las plataformas de VOD, se haya convertido en una película popular entre los aficionados al género anglosajones. No sé, es como el humor de los Monty Python, es muy british pero consigue trascender. Algo de eso tiene de la Iglesia.

A la película, después de leerte, le daré una oportunidad. La veré con la mente abierta para que Álex de la Iglesia me cuente sus movidas xD. Que lo de matar turistas está feo, pero igual organizar un concurso de balconing y que sean ellos los que se maten tampoco lo veo mal xD. Ya en los setenta "Trampa para los turistas" utilizó un argumento parecido. El extranjero, turista o no, casi nunca está bien visto. Además de que las menciones a la obra de Böcklin y a "Metropolis" hace que la película sume puntos.

Desconocía este proyecto de Fear Collection. Y aunque guarde cariño a los profundos gallegos, espero que no se parezca en nada a la Fantastic Factory.

Renaissance dijo...

De lo más reciente de Alex de la Iglesia que he visto ha sido 30 monedas, que más que gustarme, me ha dejado con ganas de ver como encaran la segunda temporada. Aunque Veneciafrenia ha tenido las críticas más irregulares, la que me sigue pareciendo más floja es Las brujas de Zugarramurdi, por ese tufo a pataleta de divorciado que emana XD.

A mi en general me ha parecido muy divertida, y el punto este de hacer desagradables a los personajes, sin llegar al extremo paródico de Hostel, me ha parecido de lo más divertido..vamos, que disfrutas mucho odiándolos. No me imagino una película de este palo ambientada en Magaluf o Ibiza porque entonces al asesino sí que iba a tener unas cuantas legiones de fans (o lo mismo las víctimas se le caían de un balcón, que no se que pasa en Inglaterra con ese complejo de lemming que les ha entrado XD).

He recuperado alguna de Fantastic Factory hace poco y la verdad es que es un proyecto al que se le tiene más cariño por lo que supuso que por la calidad. Casi salvaría Dagon y Darkness, porque el cierre de Reanimator, con Santiago Segura por ahí y la Pataki enseñando pierna, no es que fuera muy memorable.

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