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jueves, 9 de junio de 2022

Terrifier (2016). El asesino cansino

 


De como la figura del payaso se ha convertido  de algo cómico y cercano a  os niños a uno de los monstruos recurrentes, hay tantas teorías como versiones de esta. Desde su reconocimiento como fobia, pasando a su aparición más conocida como Pennywise, otras aproximaciones más centradas en el humor, como Payasos asesinos del espacio, i incluso la figura real de John Wayne Gacy o la mutación memética cuando, en 2016, hubo una ola de avistamientos de payasos siniestros (podemos decir lo que queramos de 2020, pero la década anterior también fue muy loca). Su rostro pintado con una sonrisa, sus bromas simples, pueden darse la vuelta y convertirse en algo perturbador. Tanto, que lo más sencillo a la hora de empezar una historia de terror sería situar un payaso en un entorno que no le corresponde, y el resto, prácticamente se hace solo. Ocurrencia que tuvo Damien Leone cuando, a partir de un corto, decidió recurrir a  esta figura como eje central de dos largometrajes, y probablemente, de más de tres.


Terrifier comienza con una entrevista a una joven terriblemente desfigurada, superviviente de na serie de violentos asesinatos que tuvieron lugar el pasado Halloween. Su testimonio da paso  a lo sucedido hace meses, cuando dos chicas volviendo de una fiesta se encuentran con un hombre vestido de payaso que comienza a seguirlas hasta una pizzería, donde una de ellas no duda en encararlo, y al que pierden la pista cuando este es expulsado del local. Entre una considerable borrachera, y tras descubrir que las ruedas de su coche han sido pinchadas, no tienen más remedio que esperar a que la hermana de una de ellas acuda a recogerlas. Unas pocas horas que supondrán quedar atrapadas en un edificio ruinoso donde el payaso que habían encontrado previamente las ha elegido, a ellas y a todos los que se cruzan en su camino, como víctimas a las que no dudará en torturar antes de dar muerte.


Pese a tratarse de una secuela de All Hallow´s Eve, el film antológico donde el personaje, bautizado como Art el payaso, aparecía por primera vez,  la película es independiente de esta, sin que haya un hilo conductor sobre la presencia y motivos de este. Y que supone un paso más respecto de figuras clásicas como Michael Myers, Jason o incluso Jigsaw, ya que parece convertirse en la encarnación definitiva del monstruo, el asesino enmascarado que acecha a la víctima. Sin un atisbo de moral, pero tampoco sin n trasfondo más allá de ser el villano, y en este caso, de serlo de manera absoluta: capaz de recurrir a armas tan grotescas como un látigo hecho con escalpelos y jeringuillas, de mutilar a sus víctimas  de forma que roza el torture porn, pero también de sacar un arma de fuego y recurrir a un disparo cuando el juego está a punto de terminar en su contra. Un personaje que oscila entre lo grotesco, con números propios de un payaso, y lo sobrenatural, opción un tanto arbitraria por la que su creador decide optar  con tan pocas explicaciones como la aparición del monstruo.

Como decía Lars Von Trier: si todo se va a ir a la mierda, es mejor empezar las cosas bien

A este hay que reconocerle el convertirse en  el principal pilar de una película que no deja de ser un slasher, y que es lo que pretendía desde un principio. Los personajes están ahí  para ser masacrados uno tras otro, si bien niega el aspecto más lúdico de este género: tras los primeros minutos, el público sabe que estos están condenados a  una situación  de la que será imposible salir, y lo único que  se puede hacer es ver como, por un momento, creen que pueden escapar.


El tratamiento se vuelve de este modo muy oscuro y muy inspirado en el grindhouse de los setenta, al que no dudan en referenciar usando en muchas ocasiones una textura de grano en el metraje…que, aunque quieren emular a esas películas gastadas, el presupuesto juega en su contra y acaba pareciendo un filtro de Instagram puesto a posteriori. Con una estética, intenciones, y sobre todo, un personaje antagonista tan pensado para ser los principal, a la película le sucede lo que podría esperarse: este acaba cayendo en la segunda mitad en lo repetitivo, consistiendo  en un payaso siniestro desapareciendo, unos personajes que “parece” que van a escapar, con la aparición súbita de este (con el carácter sobrenatural sacado de la manga, justificamos hasta el teletransporte) y la posterior escabechina. Poco importa que  lo aturdan, lo pateen o le sacudan  con una bombona, como hace en un momento dado, uno de los secundarios (un exterminador de plagas, víctima involuntaria, del que no habría estado mal verlo ofreciendo más guerra), porque el monstruo va a volver, y de los muertos si hace falta…hasta el punto en que la hora y 26 minutos de metraje llega a convertirse en algo bastante largo.

Terrifier puede resumirse en la frase hecha de “es lo que hay”. Un slasher donde hay bastantes referencias al grindhouse, y donde deciden llevar al límite las convenciones del género, y del que, o te gusta, o no. Aunque parece que Leone ha triunfado con su personaje y se estrenará un Terrifier 2 donde Art, si sigue en su línea, no va a dejar a nadie vivo.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

A mí de pequeño, entre otras muchas cosas, me daban miedo Freddy Kruegger, los zombis devora cerebros, la radioactividad y el puto payaso de IT. Y eso que la película no la llegué a ver hasta bastante tiempo después, pero el recuerdo de verla anunciada en Tele 5 me aterrorizaba. Aunque para miedo, la parrilla de Tele 5 unos años después xD. Me pasó lo mismo con Stargate, una película que me fascinaba y de la que en su momento sólo llegué a ver los anuncios de la tele.

La verdad es que la película no me llama mucho. Quizá lo único bueno que comentas en su duración, que no llega a la hora y media. Si ya encima se hace larga... La última que recuerdo haber visto sobre payasos asesinos es The Jack in the Box: Awakening, y no me hizo mucha gracia. El payaso malrrollero para mí sigue siendo el de Tim Curry xD.

Renaissance dijo...

Creo que estamos todos de acuerdo en que Pennywise Curry le gana sin despeinarse al Pennywise bizco de la versión nueva, aunque tenga de su parte todos los efectos especiales del mundo y ninguna restricción por edad XD. En cambio, los payasos nunca me han dado miedo, me pasa como los muñecos abandonados: me dan más pena que otra cosa y creo que tienen una mala fama no justificada.

Más allá de ver a un personaje haciendo todo tipo de barrabasadas sin más motivación que arrasar con todo, y el disfrute un poco culpable de ver cómo termina esto, no es una película que destacaría por su originalidad o que recomendaría. Aunque lo mismo me acabo viendo la siguiente parte solo por ver como hacen evolucionar a este personaje para no agotar el formato. Además, hay que reconocer que el actor realmente lo hace bien sin una línea de diálogo: al parecer tiene formacion como mimo y le saca mucho partido a todo el tema de la expresión corporal. Aunque en cuanto a capacidad para dar mal rollo, me sigo reafirmando en la opinión sobre Tim Curry de antes.

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