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jueves, 26 de mayo de 2022

Doctor Strange en el Multiverso de la Locura (2022). De la tele al cine, y de ahí ya veremos

 


Si las dos partes de La guerra del Infinito supusieron el final de una etapa en el Marvel cinematográfico, el comienzo de la siguiente también trajo una mayor expansión en el medio audiovisual y un nivel de complejidad que empieza a acercarse a los comics: a las escenas post crédito, adelantando algún que otro evento, se les suma un entramado de series en Disney + como producción previa a lo que se verá en el estreno de cine. Algo accesorio, en el mejor de los casos, o necesario en el peor (si empieza a aparecer el factor “no voy a estar todo el día viendo series para enterarme de algo”), y que en el caso de la vuelta a los cines del Hechicero Supremo tras Infinity War, no lo hace tanto como continuación de esta sino como secuela de una de las series más valoradas en la plataforma del ratón.


Tras lo sucedido con la llegada de Thanos y ese lapso de cinco años que cambió la vida de la humanidad, Stephen Strange continúa con su labor de combatir las amenazas místicas: este, perdido en una dimensión extraña junto a una joven, son perseguidos por una criatura monstruosa a cuyo enfrentamiento no sobrevive. Pero  es solo uno de tantos Stranges que hay en un multiverso de infinitas posibilidades, y America Chavez, la muchacha que lo acompañada, aparece tras atravesar un portal, en un Nueva York distinto donde otro Stephen  asiste como invitado a la boda de su amiga Christine. La aparición de America viene acompañada de otro ser gigantesco cuyo objetivo parece ser capturar a esa chica  capaz de saltar entre universos, y que para Wanda Maximoff, ahora la Bruja Escarlata, supone conseguir lo que sus poderes de alteración de la realidad no han conseguido devolverle: desplazarse a uno de los universo donde sus hijos sean reales, aunque  para ello tenga que recurrir a la magia prohibida. Y enfrentarse a un Stephen Strange que, si quiere salvar a America y al multiverso, tal vez tenga que recurrir también a hechizos muy peligrosos.



Para los que nos alejamos un poco de la línea argumental posterior a Infinity,  esta entrega resultaba una de las más atractivas: no solo por acercase un poco más a la fantasía, más que a los superhéroes, y especialmente, por estar dirigida por Sam Raimi, responsable hace ya veinte años de que Spiderman supusiera un éxito y un nuevo comienzo para los superhéroes en la pantalla. Además,, no hay película de Raimi sin cameo de Bruce Campbell, que aparece con un guiño a su personaje en Evil Dead. Un reclamo para una película con una estética mucho más enloquecida que las anteriores, donde parecen no tener miedo a mostrar todo tipo de excesos  visuales a la hora de reflejar ese mundo que se rige por normas distintas, como es el de los hechiceros, los espacios entre los distintos universos, donde las leyes de la física y la perspectiva no se aplican y aprovechan para mostrar situaciones donde los efectos digitales se utilizan, en este caso, para  reflejar lo imposible. Aunque hoy sea difícil sorprenderse con lo que  pueden conseguir (hasta el punto en que  se puede distinguir con nitidez cada ventosa  del monstruo que se pasea por el comienzo de la película), si puede hacerlo a la hora de reflejar lo que el público no había imaginado, como  un viaje entre universos atisbado por un breve periodo de tiempo o un planeta cuya realidad parece replegarse de una manera muy parecida a cómo lo hacía el mundo onírico en Inception.


Si el apartado técnico  es impecable 8incluso para los que seguimos echando en falta los efectos artesanales), es el desarrollo de la trama lo que supone un cambio más difícil de aceptar. Si anteriormente las escenas añadidas, otras películas o alguna de las series tenían un carácter accesorio, un conocimiento extra a la hora de ver la siguiente, cuyo argumento seguía siendo independiente al resto, esta es una continuación directa de Wandavision, donde se conoce lo sucedido a este personaje y su evolución hasta convertirse en antagonista. Se nota, en este caso, su carácter de secuela, donde la aparición de Bruja Escarlata y su establecimiento como villana se despacha en un par de minutos, y donde es más o menos  posible enterarse de lo que ha pasado, pero da la sensación de haber perdido un paso importante s i no se han visto previamente los episodios de la serie. La sensación de desconcierto, o de faltar algo, queda muy lejos  de aquellas ocasiones en las que se hacían referencias cruzadas en los comics, pero en la que si  se nota el sobredimensionamiento de la franquicia y el ser necesario dedicar mucho más tiempo a estar al día con cada una de las fases.



Conociendo esto de antemano, es más fácil entrar dentro del multiverso de la locura: como un guion con personajes que se conocen de antemano, en los que destacan el trabajo de Benedict Cumberbath y Elizabeth Olsen. Especialmente  esta última, planteada como una antiheroina que  termina el desarrollo comenzado en Wandavisión, y que ante estos, el personaje de Xochitl Gomez se queda como un macguffin, la herramienta necesaria para poder cerrar el arco que y que, hasta que  la heroína America Chavez no cuente con el desarrollo necesario (seguramente, en su correspondiente spin off), da la impresión que podría haber sido sustituida por un artefacto con las mismas capacidades.

Es difícil pedir nada más a una película que, además de tener la prudencia necesaria para quedarse en la franja de las dos horas, le corresponde defender en pantalla grande un universo narrativo cada vez más amplio y al que, como  se puede ver en una de las dimensiones que visitan, se le han sumado la titularidad de los personajes  que por cuestiones de derecho, todavía faltaban por incorporarse.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

A pesar de ser poco de superhéroes he acabado viendo todas las pelis de Marvel hasta el final de Infinity War. O bien por "película evento" que ves en el cine o por "sofá y manta" de fin de semana, me he tragado todo el universo de Marvel y parte del de DC. Sin embargo, con esta nueva fase del universo Marvel ando más desconectado. Vi una peli, Black Widow, y una serie, Wanda Vision, más por el cartel que se veía desde el salón de mi casa que por otra cosa (ahora el cartel anuncia un banco xD). Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es de lo poco que me llama la atención de Marvel últimamente, y que esté dirigida por Sam Raimi le da un plus. Y si hay cameo Bruce Campbell el visionado es casi obligatorio xD.

De lo poco que me ha llegado de la peli es que le cuelgan la etiqueta de terror, y no sé si será para tanto o no. Y también tengo curiosidad por ver si se nota la mano de Raimi o no, porque al final todas estas películas, aunque entretenidas, también están muy estandarizadas. Que no dure dos horas y media como la última de Batman hace que gane puntos xD.

Renaissance dijo...

A las dos horas y pico de Batman le sumas una parada de 20 minutos por un corte de luz cuando fui a verla, y en esa sesión el público casi nos quedamos a hacer fiesta de pijamas XD.

Sin parecerme extraordinaria, Doctor Strange me había gustado por ser un personaje menos conocido y más cercano a la fantasía. Bueno, y por contar con Benedict Cumberbatch. Esta entrega sí que me pareció que se separaba mucho de los formatos anteriores, supongo que al haber terminado Infinity War y tener un catálogo de personajes tan amplio como Marvel Comics, pueden innovar mucho y ofrecer películas más distintas entre sí. Aunque no sea terror, sí que la estética es algo más oscura y tiene gracia que justo sea Raimi el encargado de dirigir una película donde podríamos decir que tiene zombies, e incluso un libro malvado.

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