Los ochenta fueron una buena época
para el fantástico y la serie B, y gran parte de ello se debe al
trabajo que desempeñó entonces John Carpenter. Durante esa década
su producción fue de lo más variada, desde el terror gracias a La
cosa y La niebla, la ciencia ficción y el cine de acción...e
incluso a las películas “de chinos” de toda la vida. O más
bien, a las de Fu Manchú y las de artes marciales con los mismos
medios, pero más ingenio, de las que estas disponían.
Golpe en la Pequeña China transcurre
en la Chinatown de San Francisco (me quedo con el nombre en inglés
porque en castellano barrio chino es otra cosa, y no es plan de que
me de la risa floja mientras escribo), donde Jack Burton, un
camionero deslenguado, chuleta y de buen corazón, como todo héroe
de acción que se precie, acompaña a su amigo a recoger a su
prometida al aeropuerto. A partir de ese momento, con la irrupción
de una de las muchas bandas que controlan la zona, y el secuestro de
la joven, comienza una sucesión de situaciones enloquecidas: guerras
de mafias a golpe de machete y artes marciales, magia negra y un
malvado hechicero que ansía cumplir una profecía según la cual,
casarse con una chica de ojos verdes lo librará de una maldición
milenaria y le permitirá alcanzar el poder necesario para dominar el
mundo.
Pese a no ser una comedia, la película
no se toma en serio en ningún momento. El guión casi sirve para
hilar secuencias de acción entre una explicación y otra, que sirvan
al menos para saber quien es cada personaje o qué planes tiene el
villano. Y tampoco es que dediquen demasiado tiempo a explicar las
motivaciones de cada uno, ni cómo funciona la sociedad en Chinatown,
sino que son las imágenes que hablan por si solas, a través de
luchas de las tríadas en plena calle, burdeles, y magos que surgen
de la nada, sorprendiendo tanto a un protagonista que se pasa la
primera mitad del guión igual de desconcertado que espectador.
Tampoco es que se eche demasiado en falta el trasfondo porque ese
ritmo tan acelerado es muy adecuado para una historia que
precisamente funciona por esa sensación de situaciones atropelladas,
que no dan tiempo a pensar. Pero esa consciencia de lo alocado de
cada una de las situaciones también proporciona una sensación muy
marcada de ser un homenaje a la nostalgia que despertaba un género
también marcado a menudo por la falta de coherencia, de ser un humor
en realidad muy matizado por este factor, y no de tratarse de una
verdadera falta de seriedad.
Es también la nostalgia la que hace
que hoy, lo que más se recuerde de la historia sean también los
personajes y algunos de sus diálogos. En especial, el Jack Burton
interpretado por Kurt Russell, quien en esa época apareció en gran
parte de la filmografía de Carpenter y que aquí encaja a la
perfección el papel de caradura no muy brillante, pero también
entrañable. Y también el que aporta la visión más pragmática a
una historia donde mientras el resto de personajes hablan de magia,
demonios y profecías, él se preocupa de los aspectos más mundanos,
como el repartir estopa y sobre todo, recuperar su camión, un
elemento muy secundario al principio de la película pero que también
es un rasgo que define al personaje. Este contrasta con el de Lo Pan,
quien reúne las características y manías propias de un villano
desde los tiempos del Emperador Ming: ante todo, casarse con la
chica. Y un poco sacado de la manga, dominar el mundo. Así, sin que
quede muy claro, y porque lo dice un secundario. Lo que no supone un
punto de coherencia en el guión pero sí irónico y referencial
sobre este tipo de antagonistas. Haya sido intencionado o no.
Acostumbrado a trabajar con muy pocos
medios, los escenarios pasan de ser unos planos generales en
exteriores y en Chinatown a unos decorados aprovechados al máximo:
casi toda la acción transcurre en restaurantes, almacenes, sótanos
y una cámara donde abundan la decoración propia de un restaurante
chino e incluso una enorme calavera de corchopán que se derrumba
entre un despliegue de rayos y efectos de sonido de lo más simples.
Tampoco faltan los maquillajes y los monstruos manejados de forma
mecánica, de los que precisamente su carácter artesanal hace que
estos efectos envejezcan mucho mejor que los CGI empleados en la
década del 2000. Aunque, en este caso, tratándose de Carpenter y
de esa década, es un poco difícil ser imparcial respecto a estos y
cualquier monstruo hecho de plástico resulta memorable.
Golpe en la Pequeña China está lejos
en cuanto a calidad de 1997 Rescate en Nueva York, por no hablar de
La Cosa o La niebla. Pero es imposible no sentir simpatía por un
héroe como el Jack Burton de Russell, por lo disparado y disparatado
de sus situaciones, y por un guión que, sin nacer con vocación de
comedia de las de soltar carcajadas, hace un homenaje al género muy
particular.
4 comentarios:
Hace mucho tiempo de mi único visionado de "Golpe en la Pequeña China", que recuerdo como un entretenido monumento al desmadre. El Carpenter de los 80 dio, en cualquier caso, obras tan estupendas como "1997: rescate en Nueva York" (donde Russell hace justo el papel opuesto al de Jack Burton), "La cosa" o la no sé por qué menospreciada "El príncipe de las tinieblas", y en ellas demostró capacidad para manejar registros muy diversos y factores de producción también muy diferentes. Sus pelis de los años 90 tampoco están mal, y ahí se incluye la que, ahora mismo, me parece su obra maestra, "Vampiros". En cualquier caso, tu entrada me ha provocado muchas ganas de revisar este Carpenter pulpero y entrañable.
Yo la vi de nuevo hace muy poco, y sigue conservando el mismo nivel de humor y desmadre que el primer día. Es uno de esos casos en la que la película ha envejecido muy bien y puede verse sin temer que la nostalgia haya hecho que se recuerde de otra forma.
La verdad es que durante los ochenta Carpenter tocó prácticamente todos los palos, desde la acción, hasta la comedia desmadrada pasando por el terror clásico y el más lovecraftiano. El príncipe de las tinieblas tal vez parezca la hermana pobre de esa década, pero sigue siendo de lo más rescatable.
Aunque de los noventa En la boca del miedo siga siendo la mejor pieza, tengo muy buen recuerdo de Vampiros: salió en una época en la que estábamos rodeados por los vampiros melancólicos de Anne Rice como diez años después lo estaríamos por los de Stephenie Meyer, y él fue capaz de descolgarse con una especie de western muy extraño y poblado por vampiros muy predatorios y nada góticos.
No es de mis preferidas de Carpenter (para alguna o mucha gente sí lo es), pero es un despiporre simpático. Parece que coincidimos en tener especial aprecio por "La cosa" y "La niebla" (siempre me alegro mucho de ver citada esta última, porque por alguna razón, hay muchos a los que no les convence, incluido el propio director). En cuanto a la vertiente "gamberrada", tengo mi guilty pleasure, que es "Escape from L.A.", que ya sé que es muy odiada, pero en fin, raras inclinaciones personales, supongo je je. Y no, no la pretendo comparar con la estupenda "Rescate en N.Y."
Escape de L. A. También está muy bien, aunque se empeñen en ponerla con las "malas" de Carpenter. Esta podrán decir que es de las menores, pero es todo un locurón.
De la década del 2000 en adelante, además de estar casi retirado, dicen que es su etapa más floja. En cambio, el mediometraje de Cigarrette Burns que hizo para Masters of Horror me pareció muy bueno...no al nivel de un En la boca del miedo, pero bien.
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