Nunca he sido muy aficionada a los audiolibros, o al menos, desde que me acostumbré a leer yo misma sin que me fueran contando nada. Alguna vez he probado con alguno, en inglés, por aquello del idioma, y porque me es imposible coger un libro en un vehículo en movimiento sin marearme como un pato. Pero no había forma: ni escogiendo el más sencillo, ni aunque el narrador fuera algún actor conocido, conseguía terminar de gustarme esta forma de lectura…quizá porque esto de tener a la misma persona recitando un texto, al pie de la letra, al lado de las orejas, me parecía bastante soso.
Había en cambio, un programa de radio, extinto a estas alturas, del que mucha gente hablaba con cariño y que técnicamente, se dedicaba lo mismo que los audiolibros: reproducir narraciones, pero lejos de limitarse a una simple lectura, este lo representaba con todos los recursos que da de si la radio: había tantos actores declamando su papel como personajes en la obra, un narrador, y distintos efectos de sonido que acompañaban a la acción.
Historias, de Radio Nacional, se emitió por primera vez en 1997, y hoy se considera uno de los últimos radioteatros realizados. En él, Juan José Plans, su presentador, además de anunciar el relato que iba a dramatizarse, y que, según la extensión del texto, podía ocupar solo una emisión o hasta cuatro programas. La temática del programa estaba orientada principalmente a la narrativa clásica y el género de evasión. Y aunque en la cabecera anunciaban el programa como “historias de aventuras, misterio, suspense”, se notaba que la preferencia era por el género terrorífico. Cosa que venía muy bien para la hora en la que se emitía, nada menos que los domingos de una a dos de la madrugada.
La estructura del programa era unicamente la de radioteatro: exceptuando el comienzo de algún relato nuevo, cuando Plans presentaba un poco al autor y hacía referencia al cuento o novela en cuestión, empezaba la dramatización. Tratándose de un medio sin imagen como es la radio, y con la dificultad de tener a parte del público habiéndose criado ya en una cultura audiovisual, no quedaba otra que recurrir a la voz de los actores, los efectos de sonido y cuando hiciera falta, a la presencia de un narrador que describiera lo que los protagonistas veían o hacían en un determinado momento. El registro de los actores tenía que ser necesariamente teatral para poder transmitir correctamente lo que sucedía en la narración, lo que, para muchos de sus oyentes, de los de entonces, y de los que lo descubrimos después, acabó siendo parte del encanto de un programa y de un formato que algunos teníamos asociados con los años anteriores a la tele y especialmente a los capítulos de Ama Rosa. También contó con unos cuantos programas especiales, como el 150 aniversario de Poe, en el que se retransmitieron un par de relatos del autor desde un teatro.
Casi todos los autores que tuvieron su versión en Historias son de la época clásica, y me da la impresión, de estar también libres de derechos de autor: empezaron con La calavera que gritaba, de Francis Marion Crawford, a la que le siguieron adapciones de M. R. James, Sheridan Le Fanu, e incluso versiones de cuentos tradicionales como La Cenicienta o La Bella y la Bestia. También hubo un par de piezas escritas por Juan José Plans, como el relato El velador o la serie Los misterios del castillo, que me divirtieron muchísimo por su mezcla, bastante entrañable, de elementos típicos del género como pueden ser los castillos, los mad doctors…y sobre todo, el protagonista de turno que se acaba metiendo en un sitio muy complicado. En una época anterior a las redes sociales, también hubo sitio para la participación de los oyentes, ofreciéndoles la posibilidad de escribir finales para determinados relatos inconclusos, emitiéndose los dos o tres finales premiados en los programas especiales.
Tardé bastante en enterarme de la existencia de Historias, o al menos, de prestarle la suficiente atención. Cuando se emitía, pensaba que las emisoras de radio no musicales solo hacían programas de fútbol, y a las horas en las que empezaba, yo estaba durmiendo o al menos intentándolo, que ya tenía bastantes horrores con la idea de tener que ir a clase el día siguiente. Y aunque después tuve más referencias, buenas todas ellas, la narrativa la tenía completamente asociada al papel impreso y no a algo que pudiera ir escuchando. Pero todo es cuestión de adaptarse, y tras haber escuchado unos cuantos programas, creo que pocas formas mejores hay de descansar que quedarse traspuesta escuchando la estupenda versión que Historias hizo de Los Embrujadores, de Bulwer Lytton, o cualquier otra.
¡Me encantaba este programa! No solo me quedaba despierta todo lo que podía cuando lo daban por la radio, sino que fue una de las primeras cosas que me bajé de la mula cuando tuve internet en casa. Y también tengo la página en favoritos.
Yo los relatos propios de Plans los encontraba algo flojitos en comparación con los de Poe y compañía, pero supongo que es natural.
Nadie sabrá dónde se puede encontrar su maravillosa adaptación de "Frankenstein", ¿verdad? No hay forma de encontrarla por ninguna parte :(
Qué interesante!! Yo creía que los programas de radioteatros eran muy anteriores a 1997. Me parece imperdonable habérmelos perdido, trataré de encontrarlos. Debía ser fantástico estar tapadita en la cama escuchando esas historias de terror. Mi marido y yo vemos a menudo HISTORIAS PARA NO DORMIR de Narciso Ibáñez Serrador, pero nunca pensamos en un programa como el que describes de la radio. Gracias por hablarnos de ellos, ha sido una entrada estupenda!!
Y el gatico se ve tan lindo sobre el aparato de radio antigua!!
Condesadedia: que yo sepa, repartirse los archivos de Historias, no es ilegal...de hecho los podcast de cualquiera de las Radio Nacional te los puedes bajar de páginas oficiales sin problemas. Desde que lo descubrí, me hice con todas las temporadas (de buena gana habría conseguido también el programa anterior, Sobrenatural, pero debe estar en el limbo junto a la adopción de Frankenstein), y por tener a mano cosillas como estas sí que me gustaría tener un iPod de esos de 160 gb. Los relatos que escuché de Plans si me divirtieron, porque me recordaban mucho a algunas películas de terror setenteras que intentaban imitar el estilo gótico.
La Minomalice: hasta donde sé, los radioteatros fueron el equivalente a las series de la tele, por lo que programas como Historias, o Cuando Juan y Tula fueron a Siritinga, son una rareza para la época en la que surgieron. También pude ver varios programas de Historias para No Dormir en el canal Nostalgia de RTVE (que no se si sigue funcionando), pero este de Historias me ha sorprendido especialmente por el cariño que le tienen sus antiguos oyentes.
4 comentarios:
¡Me encantaba este programa! No solo me quedaba despierta todo lo que podía cuando lo daban por la radio, sino que fue una de las primeras cosas que me bajé de la mula cuando tuve internet en casa. Y también tengo la página en favoritos.
Yo los relatos propios de Plans los encontraba algo flojitos en comparación con los de Poe y compañía, pero supongo que es natural.
Nadie sabrá dónde se puede encontrar su maravillosa adaptación de "Frankenstein", ¿verdad? No hay forma de encontrarla por ninguna parte :(
Qué interesante!! Yo creía que los programas de radioteatros eran muy anteriores a 1997. Me parece imperdonable habérmelos perdido, trataré de encontrarlos. Debía ser fantástico estar tapadita en la cama escuchando esas historias de terror. Mi marido y yo vemos a menudo HISTORIAS PARA NO DORMIR de Narciso Ibáñez Serrador, pero nunca pensamos en un programa como el que describes de la radio. Gracias por hablarnos de ellos, ha sido una entrada estupenda!!
Y el gatico se ve tan lindo sobre el aparato de radio antigua!!
Un besazo!
La Minomalice: ¡Aquí los tienes! Aún es legal enlazar a ivoox, ¿verdad?: http://www.ivoox.com/escuchar-miedoteca_nq_6786_1.html
Condesadedia: que yo sepa, repartirse los archivos de Historias, no es ilegal...de hecho los podcast de cualquiera de las Radio Nacional te los puedes bajar de páginas oficiales sin problemas.
Desde que lo descubrí, me hice con todas las temporadas (de buena gana habría conseguido también el programa anterior, Sobrenatural, pero debe estar en el limbo junto a la adopción de Frankenstein), y por tener a mano cosillas como estas sí que me gustaría tener un iPod de esos de 160 gb.
Los relatos que escuché de Plans si me divirtieron, porque me recordaban mucho a algunas películas de terror setenteras que intentaban imitar el estilo gótico.
La Minomalice: hasta donde sé, los radioteatros fueron el equivalente a las series de la tele, por lo que programas como Historias, o Cuando Juan y Tula fueron a Siritinga, son una rareza para la época en la que surgieron. También pude ver varios programas de Historias para No Dormir en el canal Nostalgia de RTVE (que no se si sigue funcionando), pero este de Historias me ha sorprendido especialmente por el cariño que le tienen sus antiguos oyentes.
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