Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna

sábado, 10 de marzo de 2012

Las películas de los Oscars III. Hugo (2011). Tuercas, relojes…y sin ser steampunk



Si el sombrero le para quieto en la cabeza, el gatico también se apunta a esta moda

Con bastante más éxito que El arbol de la vida, la versión en cine de La invención de Hugo Cabret también pasó por los Oscars, que desde El señor de los anillos, prácticamente no hay un año sin que se nomine una película con grandes efectos especiales. Del nivel de fidelidad al libro de Brian Selznick no puedo contar nada porque no lo he leído, y de momento me da bastante corte sacar novelas de la sección infantil de la frikoteca municipal, pero de la película, sí.



Dirigida por uno de los grandes, como es Martin Scorsese, cuenta la historia de Hugo Cabret, un niño huérfano, hábil con los mecanismos de relojería, que vive escondido en una estación de París a final de los años veinte. La obsesión del protagonista parece ser arreglar un autómata (un muñeco mecánico capaz de hacer determinadas monerías) en el que había empezado a trabajar su padre. Allí conocerá a un juguetero algo malencarado, a su familia, y descubrirá la relación que existe entre ese personaje y el autómata que intenta reconstruir. Un poco en segundo plano, irán apareciendo los personajes que trabajan en la estación y que están de una forma u otra, relacionadas con el protagonista: panaderas, floristas, libreros, o el secundario más importante, el policía de la estación interpretado por Sacha Baron Cohen, que, pese a presentarse en un principio como un antagonista, resulta ser un personaje mucho menos negativo y más entrañable de lo que anunciaba el registro un tanto absurdo del actor que lo interpreta.



De hecho, lo más sorprendente de Hugo es que es una historia sin villanos, y sobre todo, mucho más intimista de lo que anunciaba su escenografía y efectos especiales. La trama del autómata y sus misterios es un mcguffin en toda regla, porque de poco más sirve que para que los personajes se encuentren, y en el desarrollo de la historia, no hay más contratiempo que los secretos y trabas que imponen los propios personajes: la mayoría pueden parecer amenazadores o incluso huraños, pero solo hasta que el protagonista descubre lo que estos esconden. Lo más sorprendente es encontrar, tras un envoltorio tan cuidado, un relato muy sencillo y emotivo, en el que tiene cabida desde la ambientación un poco de cuento, a las referencias a la Primera Guerra Mundial como fin de una época y sobre todo, el homenaje a los primeros pasos del cine fantástico con Méliès. Desde luego, no me imaginaba esto en una novela destinada a los chavales de hoy.



Sacha Baron Cohen y una prótesis echándose una carrera por la estación de París

Como buen homenaje, no faltan algunas de las secuencias que más disfruté, como Harold Lloyd colgando del reloj en una de sus películas, y sobre todo, el metraje de la llegada a la luna, coloreado a mano, en las películas de Méliès que los personajes consiguen recuperar en un momento de la película. Y, aunque el estreno de Hugo también de la opción a verla en tres dimensiones, la película se disfruta igualmente en una pantalla, sin necesidad de pagar cuatro euros más por las gafas y la perspectiva cantosa.

3 comentarios:

satrian dijo...

Aun tengo que verla, con las ganas que tengo de hacerlo y aun no he podido.

Ana. dijo...

Este fin de semana fui a verla con mi hija!! Maravillosa, mágica, emotiva. Seguramente no es la mejor película de este extraordinario director, pero yo digo sin ningún rubor que a mí es la que más me ha gustado. Es un magnífico y acertadísimo homenaje al cine por parte de uno de sus maestros. Ay, y qué me dices de Christopher Lee como librero??? Tanto a mi hija como a mí nos pareció deliciosa. Ah, y estoy de acuerdo contigo de que es mejor verla sin las gafitas dichosas.

Me encanta el sombrero del gatico con esa llavecita antigua. Está monísimo!! La única queja que tengo con la película de la que hablamos es que sólo una vez sale un hermoso gato sobre los libros y no vuelve a aparecer. Aunque la historia de amor con la señora del perrito gruñón es muy linda. Y el actor me encanta!!


Besos!
Ana.

Renaissance dijo...

Satrian: la recomiendo, y sorprende un montón ver a un director de los "serios" haciendo una película de este estilo.

La Minomalice: ver a Christopher Lee en el cine (y más ahora que escoge un poco los papeles que le da la gana, y no los que necesita para comer) es una gozada..lástima que el gato no tuviera más metraje.
Y sorprendentemente, hay más de una trama secundaria romántica, la de la señora y el perrito era más cómica, pero la de la florista y el policía era bastante más triste por el transfondo.

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