Este mes llevamos sobredosis de Conan Doyle: no solo se estrena la serie de la BBC, que se llevó la palma en cuanto a adaptar al personaje, sino que está en cartelera Juego de Sombras, la segunda parte del Holmes de Guy Ritchie. Aún sin ser fan absoluta del personaje, me ha costado mucho ser objetiva con la película, porque el de Moffat ha sido muy sonado y es difícil olvidarse del psicopatilla de Benedict Cumberbatch.
El primer Sherlock Holmes de Guy Ritchie presentaba a un detective muy distinto a cómo lo conocíamos: más cercano al cine de acción, pero con una excentricidad menos marciana y algo más humano que el personaje clásico: vacilaba a Watson y tenía un interés bastante claro por Irene Adler (que aquí no era una actriz, sino una espía o algo por el estilo). La ambientación, aún con todas las fantasmadas que permitía el argumento, era bastante realista, y Londres aparece metido en plena Revolución Industrial, con todo tipo de maquinarias a vapor que aunque un poco fantasmas, no llegan a entrar en el terreno del steampunk.
Y, si en la primera película optaba por un argumento y un enemigo inventado por los guionistas, Juego de Sombras incluye al archienemigo de toda la vida: James Moriarty, y el enfrentamiento en Reichenbach. El resto, de nuevo, aportación propia: Holmes empieza a investigar una serie de atentados, encuentra a una gitana (Noomi Rapace) que busca a su hermano, y sospecha que quien esté detrás de las bombas está bastante interesado en que los países europeos entren en un conflicto armado. Obviamente, por países europeos se entiende “Francia y Alemania”. Se ve que Alfonso XIII no impone mucho…
El estilo va un poco más allá de la primera parte: si en un principio había tenido alguna crítica por su montaje de película de acción, y algunas escenas tipo matrix, ahora van un poco más lejos, y no dudan en recurrir mucho más a las secuencias “bullet time” para reflejar las capacidades deductivas de Holmes, que en este caso, más que deducir es para saber cómo romperle la crisma al contrincante. La intriga y el misterio se reducen bastante más a favor de las persecuciones y los combates…Con Moriarty apareciendo desde un principio, cuesta muy poco adivinar quien está detrás de todo.
Incluso este Holmes es un poco más extraño de lo que esperaba: me había gustado el de la primera película, que se atrevía a rehacer el personaje, olvidándose del investigador cerebral, y haciendo una historia muy divertida con misterio y una buena cantidad de peleas. Este, es bastante más estrafalario, hasta el extremo de tener un par de salidas que quedan bastante fuera de lugar en el estilo de toda la película, y los disfraces que utiliza en más de una ocasión resultan más mortadelescos que otra cosa. Es una pena que no aprovecharan más la particular relación con Irene Adler, a la que sacan de escena en los primeros quince minutos.
Tras ver Juego de Sombras, he sacado dos conclusiones:
Que aunque sigue siendo una buena película de acción, queda bastante floja en comparación a la primera.
Que no hay nada que hacer en varios años: Steve Moffat y Mark Gatiss le han dado una vuelta al personaje para las próximas dos generacioines.
Tu gatico Sherlock queda muy inglés y tras su mirada penetrante se adivina un sagaz detective.
La primera película a mí me gustó. La sorpresa de un personaje tan diferente al de Conan Doyle y el carisma de Robert Downey J.R., me hicieron pasar un buen rato. Esta segunda todavía no la he visto, espero verla este fin de semana, pero ya imaginaba que sería más flojilla, es lo que suele ocurrir con las segundas partes, salvo honrosísimas excepciones. De todos modos me apetece verla, pues el actor protagonista me gusta mucho.
Aun tengo que verla que la primera me gustó, aunque nada que ver con lo muchisisísimo que me gusta la versión de Moffat, me ha encantado lo de psicopatilla Cumberbatch.
La Minomalice: la primera me gustó muchísimo, no solo se separaban del Sherlock típico, dándole más caña, sino que el guión tenía su aquel, hablando del enfrentamiento entre la "magia" como creencia irracional y los métodos deductivos. A esta le falta un punto, aunque lo del tema de los anarquistas, las tensiones europeas, e incluso la tecnología bélica que se empezaba a desarrollar, es una ventaja a su favor.
Satrian: cada día estoy más convencida que Benedict Cumberbatch es al siglo XXI lo que Basil Ratbhone fue a Sherlock en su día.
3 comentarios:
Tu gatico Sherlock queda muy inglés y tras su mirada penetrante se adivina un sagaz detective.
La primera película a mí me gustó. La sorpresa de un personaje tan diferente al de Conan Doyle y el carisma de Robert Downey J.R., me hicieron pasar un buen rato. Esta segunda todavía no la he visto, espero verla este fin de semana, pero ya imaginaba que sería más flojilla, es lo que suele ocurrir con las segundas partes, salvo honrosísimas excepciones. De todos modos me apetece verla, pues el actor protagonista me gusta mucho.
Besos!
Ana.
Aun tengo que verla que la primera me gustó, aunque nada que ver con lo muchisisísimo que me gusta la versión de Moffat, me ha encantado lo de psicopatilla Cumberbatch.
La Minomalice: la primera me gustó muchísimo, no solo se separaban del Sherlock típico, dándole más caña, sino que el guión tenía su aquel, hablando del enfrentamiento entre la "magia" como creencia irracional y los métodos deductivos. A esta le falta un punto, aunque lo del tema de los anarquistas, las tensiones europeas, e incluso la tecnología bélica que se empezaba a desarrollar, es una ventaja a su favor.
Satrian: cada día estoy más convencida que Benedict Cumberbatch es al siglo XXI lo que Basil Ratbhone fue a Sherlock en su día.
Publicar un comentario