Este año me he retrasado bastante con la entrada sobre la navidad, y eso que en el blog somos bastante fans suyos. O al menos, lo era Hewl. Yo me limito a aprobar el desfile de paquetes envueltos y postres con alto contenido calórico. Como suele pasar, este año las fiestas han tenido algunas cosas interesantes:
Empiezo a aficionarme al turrón artesano. Aunque mi postre tradicional favorito seguirán siendo los Huesos de Santo, este año encontré una barra de turrón de mazapán con fruta, que no era especialmente seco, y que estaba muy bueno. Además, lo regalaban de muestra en la tienda, y no me costó nada. Poco después me enteré que se llamaba pan de Cádiz, y que para nochevieja, en el local no quedaba ni la bandeja. Otro año será.
Parafraseando al Replicante: He visto cosas que vosotros no creeríais...
El especial de nochevieja zombie. Que los zombies están de moda lo sabíamos desde el año pasado. Pero de ahí a que acabaran dando las campanadas ….La expresión “quedarse a cuadros” sí se quedó corta cuando en la tele empezaron a salir unos zombies en un programa especial sobre la nochevieja. Obviamente, me refiero al programa de la Sexta, no al de Telecinco: con el tipo de personal que pulula por esa cadena, es fácil confundirse. Aunque estoy segura que los muertos vivientes morirían de inanición en el plató de Sálvame.
¡¡Eh, que falta la muñeca-engendro lovecraftiano!!
Las Muñecas Monstruo, el juguete de moda. Desde que abandoné las Barbies (también he sido niña y no nací con el gato y el libro de Lovecraft pegado al brazo), y los Pokemon empezaron a perder tirón, no ando muy enterada de lo que les gusta, más allá de Bob Esponja y Ben 10. Al parecer, este ha sido el año de las Monster High, unas muñecas similares a las Barbies o las Bratz, aunque menos cabezonas, cuya gracia es ser un monstruo cada una: la vampiro, la licántropo, la zombie y hasta la criatura de la Laguna Negra, que debe ser el monstruo menos conocido por estos lares.... Al margen de esta particularidad, la serie de dibujos que las acompaña no pasa de ser una de institutos como pudo ser Crepúsculo, pero el éxito que han tenido en España ha sido sorprendente e incluso han tenido que pedir stock a otros países. Visto esto, estoy planteándome en proponer a alguna juguetera una línea de muñecos inspectores de Hacienda. Dan el mismo miedo, y con que los pongas viviendo aventuras frívolas en un instituto americano, venden.
…Y los regalos…Que tampoco falten. Aunque este año he debido ser algo más mala, porque me han regalado dos paraguas. Claro que, a la velocidad que los rompo, es más un recambio que otra cosa. Y aunque no hubo la cantidad habitual de libros (ahora el ebook se los queda todos), El arte de los Mitos de Cthulhu se escapó a esta sequía gracias a sus ilustraciones de color. Además, me ha servido para confirmar mi teoría: mi gata le puede al Gran Cthulhu. O al menos, muestra más interés por él que por sus juguetes.
2 comentarios:
A mí me gusta el Pan de Cádiz pero sin fruta.
El que venía en este estaba bastante bueno.
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