Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna

martes, 1 de febrero de 2011

Crónicas de Narnia. La travesía del Viajero del Alba (2010). Menos mal que los barcos no me marean..



Qué difícil es encontrar fotos de gaticos para una película con animales parlantes

Cuando se estrenó la primera película de Crónicas de Narnia, no pensé que el resto de libros fueran a convertirse en una saga cinematográfica. La primera, El león, la bruja y el armario, era una película bastante divertida que adaptaba muy bien (especialmente en el tema de efectos especiales) ese libro. El príncipe Caspian me pareció un poco confusa por su intento de filmarla como si fuera un nuevo Señor de los Anillos, cosa que nunca podría porque, por mucho que se empeñen, son libros para niños. Un chico y su caballo habría sido una entretenida película de aventuras, pero el resto de libros…digamos que no han envejecido muy bien, especialmente cuando a C. S. Lewis le daba por colar sus opiniones en las últimas novelas.

Este es el caso de La travesía del Viajero del Alba, el libro de la serie en el que los problemas anteriores empiezan a notarse. Y es que C. S. Lewis no se corta un pelo en describir a Eustace, primo de los protagonistas y arquetipo de niño malcriado, como el fruto de la educación laica: es racional, hasta el extremo de leer solamente libros científicos. Trata a sus padres por el nombre, y se le supone vegetariano. Durante la novela, se traslada a Narnia (en la que no cree) junto a sus primos, se convierte en dragón, y a partir de ese cambio, se irá transformando también en mejor persona. A día de hoy, la forma un tanto alarmada con la que describe esa forma de pensar, es especialmente cómica, y lo será mucho más cuando en La silla de plata relata, con el mismo tono crítico, que Eustace, el protagonista, “va a uno de esos colegios modernos donde niños y niñas estudian juntos”. El colmo de la depravación, oigan. Por suerte, el resto de la historia transcurre en el reino de Narnia y tira más por un argumento de aventuras para niños y por la moraleja de corregir los defectos, que por seguir criticando a esos padres modernos.



Menos mal que Aslan pone firmes a la chavalada

Con ese punto de partida, no me parecía una buena idea que se continuaran adaptando los libros, aunque La travesía del Viajero del Alba ha solucionado bastante bien el problema: se borra de un plumazo cualquier mención a la particular educación del personaje, convirtiendo a los padres de este en una gente bastante pasota para con lo que haga su retoño, y a Eustace, en el prototipo de niño repelente y resabiado que ha habido en todas las épocas. A partir de aquí, la historia transcurre como en el libro, siguiendo las aventuras de los protagonistas (los dos hermanos menores, el príncipe Caspian, el petardo de Eustace y un ratón parlante) en busca de las siete espadas del Reino, en un estilo bastante habitual dentro del cine de fantasía y aventuras.



Animal mitológico: mitad señor, mitad cosa peluda

Lo más llamativo dentro de la realización, ha sido la bajada dentro de los efectos especiales: en El león, la bruja y el armario, había toda una variedad de bicherío, desde animalicos parlantes hasta criaturas míticas. En El príncipe Caspian, el número de efectos especiales de ese estilo se reducía a favor de reproducir batallas multitudinarias. Y en La travesía del viajero del Alba, no es que se reduzcan, sino que algunas apariciones llegan a resultar irrisorias: el par de minotauros que aparecen entre la tripulación del barco cantan excesivamente a señor disfrazado. Esto no supone una especial cutredad en los efectos, sino que canta demasiado al lado del resto de efectos especiales, que no son grandes, pero sí bien empleados, en casos como las apariciones del ratón espadachín, el propio Aslan, y especialmente, en el enfrentamiento con una serpiente marina, mitad Alien, mitad Cthulhu, que me recordó bastante a la frase esa de “combustible para pesadillas”.

En conjunto, esta Travesía del Viajero del Alba no es una de esas películas del año que baten taquilla, pero sí una historia de fantasía muy bien filmada y que, si las próximas entregas siguen por el mismo camino, confirmarán que la versión en cine de esta saga es incluso mejor que los libros.

3 comentarios:

satrian dijo...

Yo me leí el primero y no continué, eso sí me ví las dos primeras películas, pero esta tercera la tengo en el desván acumulando telarañas, me parece que irá para una tarde de domingo.

Atticus dijo...

Cómo se nota que no me va el género, que me regalaron el primer libro hace años y aún no lo he leído.
¿Algún argumento para convecerme? Que salieran gatos sería bueno...

Renaissance dijo...

Satrian: yo me los leí todos en un recopilatorio inglés, pero no son de mis series preferidas, incluso viéndola desde la perspectiva de ser un libro para niños.

Martinyfelix: sale mucho bicho hablando, especialmente castores (un gran fallo de C. S. Lewis fue no incluir en Narnia ornitorrincos ni perezosos, los mejores animales después del gato). De todas formas recomiendo mucho más las Crónicas de Pridayn, aunque son difíciles de encontrar hoy. Para más señas, son las de Taron y el caldero mágico, donde sale un cochinillo con poderes, o algo por el estilo.

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