Gatico, preparándose el master en pesca internacional
En los últimos meses, los libros no han tenido muchas entradas. Ni he dejado este vicio, ni lo he reducido en favor de series, películas o gaticos, nada más lejos de la realidad. La culpa es del derecho tributario, que es una materia muy falsa, además de aburrida y aficionada a consumir tiempos ajenos.
Finalmente he podido retomar el ritmo habitual de lectura, sin que esto se notara por haber empezado con material un poco extenso, aunque a este también se le podía aplicar el dicho de Sarna con gusto, no pica.
En cuanto lo termine, vive dios que se va a calzar mesas
El tío que hizo la portada, ganó el dinero más fácil de su vida.
Peter Cheyney está vivo, bien, y vive en las contraportadas de los libros viejos
Y esto es todo lo que puedo reseñar a la velocidad que leo. En los próximos meses, más libros y más fotos de gaticos rodeados de papel.
The Wordsworth Book of Horror Stories. Este libro lo mencioné en una época de crisis, en la que la pila de lecturas pendientes se había reducido a material mínimo. De los que mencionaba, solo quedan el de Frankenstein y este Wordsworth milpaginario, que incluye todo lo que siempre quiso saber sobre el género terrorífico y nunca se atrevió a preguntar. Para su aspecto mamotretil, es bastante más ligero (ventajas del papel reciclado), y aproximándome al final de este, el balance de la antología es muy bueno, ya que recoge todos los autores significativos de la época, más alguna rareza: no falta Conan Doyle, Sheridan Le Fanu, y especialmente, M. R. James, junto con autores que no se daban mucho al terror como Balzac o Rudiyard Kipling. De la selección, los tres primeros son los que llevan la voz cantante, teniendo cada uno a su disposición unas doscientas o trescientas páginas con sus cuentos más conocidos. La única desventaja es que, al centrarse en una época muy determinada, puede llegar a cansar, y de momento lo he aparcado en Le Fanu para poder empezar alguna otra cosa. Y es que empezaba a aburrirme de paisajes fantasmagóricos y siluetas recortadas en cottages ingleses.
El tío que hizo la portada, ganó el dinero más fácil de su vida.
Thomas Ligotti. My work is not yet done. Thomas Ligotti es un autor muy poco conocido, con una única antología publicada en España, La fábrica de pesadillas, y que tampoco se prodiga mucho a la hora de escribir. Su estilo es bastante particular, algo así como si H. P. Lovecraft viviera en los noventa y estuviera obsesionado con los edificios abandonados y los maniquíes. My work is not yet done es su única novela corta hasta la fecha, y posiblemente la más lineal. Cuenta la historia de un ejecutivo medio, despedido de su trabajo, que decide vengarse, primero pensando en irrumpir armado en su oficina, y después, de una forma que recuerda bastante al pacto fáustico. Su estilo un tanto angustioso se nota también a la hora de describir la empresa en la que el protagonista trabaja, de la que no sabemos a qué se dedica ni qué demonios vende, y los jefes de este, presentados como si conspiraran contra él. Es muy breve, y se completa con dos relatos más: I Have a Special Plan for this World, y The Nightmare Network. El conjunto suele venir descrito como "Tres relatos de terror corporativo", a lo que yo solo puedo decir: a ver cuando se anima y escribe una historia de terror con funcionarios u opositores.
Peter Cheyney está vivo, bien, y vive en las contraportadas de los libros viejos
Peter Cheyney. Doble coartada. A Peter Cheyney no lo conocía, ni me hizo falta buscar información, porque en la contraportada del libro (una edición Plaza y Janés de los años cincuenta), venía la suficiente información como para saber que era un señor de verdad, y no el seudónimo de un escritor español. Esta Doble Coartada es una selección de relatos, muy cortitos todos, protagonizados por distintos personajes: un detective privado, un comisario, un poco típico, una contraespía, que está bastante entretenida por los piques con su socio, y mi favorito, el ladrón de guante blanco Alonzo Mac Tavish, afincado en Francia y que incluso tiene sus piques con otros chorizos del ramo. Debe ser porque siempre fui más de Arsenio Lupin que de Sherlock Holmes.
Y esto es todo lo que puedo reseñar a la velocidad que leo. En los próximos meses, más libros y más fotos de gaticos rodeados de papel.
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