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jueves, 8 de diciembre de 2016

The Day (2012). El hombre es un lobo para el hombre. O por lo menos, alguien poco fiable




Aunque en muchas películas de corte postapocalíptico se intente dar un trasfondo más o menos explicado, la trama central suele reducirse a una situación muy parecida en todos los casos: un rupo de personas intentando sobrevivir en un entorno hostil. La mayoría tienen tantas similitudes que acaba siendo indiferente la causa de dicha situación, y lo importante, en este caso, es la pericia con la que se narre, o las características de sus personajes.



The Day optó por saltarse el paso previo y presentar directamente a un grupo, del que se sabe que han perdido ya a algunos miembros, que avanza sin rumbo aparente por un pasaje desolado. Sin que se sepa qué ha sucedido, estos se limitan a buscar provisiones, cada vez más escasas, y un lugar seguro del que esconderse de algo que los persigue. Y que no tardará mucho en encontrarlos. A partir de entonces su refugio, convertido en una trampa, será el único lugar donde, con un poco de suerte, puedan permanecer vivos. Y quizá descubrir algo desolador sobre ellos mismos y su condición de supervivientes.




Tras haber visto como la civilización se caía de madura por los motivos más variopintos (desde zombies hasta virus pasando por vampiros) el desconocimiento o el obviar lo que lo ha provocado se convierte en una premisa muy interesante a la hora de sugerir conceptos como la fragilidad de la sociedad, sus valores o...bueno, directamente rodar una serie b de terror, ciencia ficción y algo de acción. En este caso han optado por lo último, al haber pensado el guión como una narración en la que prima la supervivencia y algo de paranoia, aunque con cierta carga moral que empieza a plantearse en la segunda parte. El concepto de lo diferente, de lo que hace a uno humano, y sobre todo, de la venganza como parte de esta condición se desarrolla de forma paralela a la aparición de los antagonistas. Que, de una manera muy ingeniosa, se hacen esperar.



Este recurso ha sido muy efectivo: por un lado, supone un ahorro de medios de los que no se disponían, limitándose a filmar en espacios abiertos, y por otro supone reducir el guión a un mínimo de sencillez, evitando tener que devanarse los sesos inventándose un trasfondo, darle lógica o incluso una referencia temporal. Pero también sirve para hacerlo más interesante: las primeras secuencias, apenas sin diálogos, el laconismo de estas, donde no se aporta información, y la atmósfera de miedo en la que se mueven los personajes resulta enigmática y capta enseguida la atención,aunque solo sea para poder encontrar en alguna escena un punto de orientación sobre lo que sucede o sucederá.



Lo básico del guión se apoya mucho en la estética del la filmación: lo más llamativo son los colores del metraje, que se mantienen en una escala de grises muy fríos que, o bien pueden servir como un indicio a la historia previa (quedando a discrección del público), o para jugar con determinadas escenas donde esta monocromía se rompe con la aparición de algún personaje vestido con un color más vivo.



Si la primera parte la dedican a crear atmósfera y plantear enigmas no resueltos, es en la segunda donde la trama toma un caríz más movido, presentando a los antagonistas que, además de suponer una sorpresa, están muy relacionados con las ideas que los personajes formulan previamente. La aparición de estos, aunque muy marcada por las secuencias violentas (apenas da tiempo de identificarlos), es muy interesante. En concreto, un personaje que con un par de escenas desborda carísma, especialmente comparado con los protagonistas, y del que se echa de menos una mayor presencia.



Al haberse centrado en la concesión la simpleza del guión, la falta de explicaciones, de diálogo, e incluso de trasfondo no supondría ningún problema. Pero una vez planteada la trama principal, esta empieza a acelerarse demasiado con una secuencia final en la que optan directamente por acabar con todo lo que se mueve, de una forma bastante apresurada, y finalizar de una manera que, en principio quiere conservar el laconismo del principio, pero que resulta un poco insatisfactoria.



The Day es una de esas películas que hacen que el público se quede pensando “Jesús...horas y media para que no quede ni el apuntador”, pero que durante ese tiempo mantiene muy bien al atreverse a contar una historia empezada por la mitad: salvando las distancias, podría ser una versión de La carretera de Cormac McArthy con más tiros.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

Me parece una de esas películas que sin ser una obra maestra es muy consciente de sí misma y juega muy bien sus cartas. Otras se pasan de pretenciosas o de cutres (y también son disfrutables). En ese sentido me recordó, un poquito, a The Rezort.

Renaissance dijo...

La película es muy consciente de sus limitaciones, y por eso funciona muy bien se centra en contar la historia que puede permitirse. Es de esas producciones que acaba siendo una sorpresa agradable encontrarlas.

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